Opinión

Berlín, navidades muy difíciles

Salvador Burguet. CEO de AICS, Compañía de Inteligencia/lainformacion.com

Pie de foto: La Policía de Berlín analiza un objeto sospechoso cerca del mercado atacado por el camión

Ni hubo dos terroristas, ni nadie murió saltando del camión, ni por ahora (aunque lo parezca, una vez más) se puede hablar de atentado terrorista. Las Navidades de este año pueden ser difíciles, eso se sabe, pero lo importante es poner las medidas adecuadas para que eso no ocurra.

Este domingo por la noche, Europa se volvió a estremecer con una nueva acción que, por ahora, apunta a un atentado terrorista similar al de Niza del verano pasado. Otro camión, otra zona de acumulación de gente, otro fallo de seguridad (por muchas excusas que ahora se intenten dar) y, otra vez, muertos por doquier.

Por ahora, por lo menos a la hora de escribir estas líneas, nadie puede confirmar que sea un atentado (aunque eso parece), y nadie puede decir que Estado Islámico este detrás como inductor del mismo (aunque también parezca probable). Todo lo que se diga más allá de estas altas probabilidades es divagar, faltar a la realidad del momento y, sobretodo, favorecer la acción propagandística de los islamistas.

También desde anoche, en diversos medios muchos “analistas”, eruditos en la materia del terrorismo islamista, y visionarios de las mentes de los seguidores de al-Baghdadi, apuntaban a un atentado terrorista, incluso llegaban más allá cuando hablaban de las causas de la muerte de uno de los calificados terroristas como algo casual al intentar bajar del camión. Esto no es serio.

Ni hubo dos terroristas, ni nadie murió saltando del camión, ni por ahora (aunque lo parezca, una vez más) se puede hablar de atentado terrorista. Los hechos, hasta este momento, son los que son, y nada más que eso.

Cierto es que hay indicios que dejan entrever la acción criminal. Por un lado, el procedimiento empleado, similar al de Niza; por otro, las “protestas” de numerosos simpatizantes de Estado Islámico que en redes sociales “pedían” el comunicado de A´maq; tercero, que desde las nueve de la noche, aproximadamente, se produjo un silencio casi total en todos los canales de comunicaciones directos o próximos a Estado Islámico, algo que dura hasta las primeras horas del día de hoy. Ellos, como nosotros, están esperando el “comunicado”. La pregunta ahora es ¿por qué aún no hay declaración de Estado Islámico?

Si realmente ha sido un atentado, y repito todo apunta a que sí, hay un detalle que se debe tener en cuenta, no va a haber comunicado oficial de la organización terrorista hasta que el propio Gobierno alemán comunique de forma oficial que ha sido una acción terrorista y que el conductor está relacionado directa o indirectamente, con Estado Islámico. Los motivos son obvios para quien, con seriedad no con bolas de cristal, conoce la operativa islamista. Estado Islámico no puede permitirse hacer el ridículo emitiendo un comunicado que, posteriormente, pueda ser refutado por las autoridades germanas. Ahora menos que antes, y entonces tampoco, la organización de al-Baghdadi puede “quedar mal” ante sus simpatizantes y seguidores, su crítica situación en Siria no se lo permite. Esto es lo importante en este momento y eso, más allá de copilotos saltimbanquis, es análisis de Inteligencia.

Por otro lado, la policía alemana, tristemente, debe apuntarse una cruz en su columna del “debe”. Como ejemplo, desde hace más de un mes, desde AICS se vienen emitiendo Alertas de Seguridad en las que, de manera reiterada, se alertaba de un atentado en Alemania. Este periódico se ha hecho eco de más de una. La propaganda islamista, los mensajes entre elementos próximos a la organización terrorista y la situación en Siria, marcaban claramente que una acción en Europa era inminente. Estado Islámico necesitaba, y aún lo sigue necesitando, un ataque cargado de la parafernalia mediática habitual, para demostrar que aún sigue fuerte. La respuesta a este análisis se llama Berlín. Parece ser, como hemos podido ver, que nadie hizo caso.

Ahora, como en otras ocasiones anteriores, se buscarán los errores, las faltas de previsión, se pondrán innumerables excusas para justificar la falta de seguridad en un lugar tan tradicionalmente concurrido en estas fechas, pero lo cierto es que los muertos ya no revivirán, y los heridos, esperemos se recuperen sin secuelas.

Ante todo esto, no podemos, aquellos que de alguna manera nos dedicamos de manera pública o privada a trabajar la información que rodea al mundo del terrorismo, especular ni fantasear sobre el cómo, cuándo y por qué, porque eso no hace sino provocar confusión y, en su último estadio, miedo. Es necesario, si realmente queremos ser útiles, ser serios, dar opiniones basadas en información contrastada, real y ajustada a los hechos, y sobretodo buscar siempre favorecer el trabajo de quienes tienen la responsabilidad de proteger a la población.

Si en la mañana de ayer desde AICS dijimos, en un informe Confidencial, que se iba a producir un atentado contra una Embajada rusa (y su personal), y horas más tarde el Embajador en Turquía era asesinado, era porque lo sabíamos, porque teníamos las pruebas de que así iba a ser y de esta manera fue transmitido a quien debe saberlo. En el caso de Berlín, aunque por ahora todo parezca que es lo que seguramente será, no se puede dar por cierto lo que no se sabe, ni especular con lo que no es cierto.

Esto es muy serio, más de lo que muchos piensan, expertos o no, y lo que se debe hacer es trabajar, cada uno con sus medios y recursos, en que no ocurra otra vez.

Las Navidades de este año pueden ser difíciles, eso se sabe, pero lo importante es poner las medidas adecuadas para que eso no ocurra. Más vale causar incomodidades y asumir las protestas de quienes no entienden los motivos, que lamentar desgracias personales. Yo, sinceramente, prefiero esperar a que me identifiquen para entrar a la Puerta del Sol a que un loco pueda acabar con la vida de otros. Policía y Guardia Civil, Policías Autonómicas y Policías Locales lo tienen muy difícil, ayudémosles y dejémonos de aventuras más propias de Superman con saltos increíbles.