Opinión

El ‘Macronismo’ a la conquista de la UE

Antonio Gutiérrez/Debate21.es 

En mitad de una (Des)Unión Europea que avanza imperceptiblemente, sin entusiasmo alguno y con más miedo que ilusión en cada medida que adopta, el discurso de Emmanuel Macron en Estrasburgo cayó como un jarro de agua fría. Aún no conocemos si llegó a calar a los eurodiputados y eurodiputadas presentes, pero sin duda, lo indiscutible es que el Presidente de La República entonó la convicción más profunda del europeísmo que flaquea en los Estados Miembro.

Las palabras de Macron, ávidas de esperanza y fortaleza para el proyecto europeísta desembarcan en Estrasburgo para reclamar una democracia fuerte, consecuente con el Estado de Derecho y ejemplar. Macron quiso recordar a los 751 eurodiputados los retos que mantienen a la UE en standby. Los aún existentes ‘coletazos’ de la crisis económica, el Brexit, la política imprevisible de Donald Trump al otro lado del Atlántico, la controversia de Hungría y Polonia y el populismo que previéndose sepultado, arañó de un zarpazo la plaza italiana hace escasos meses.

Más allá de las inexistentes propuestas que Macron ha traído a la Eurocámara, las palabras del presidente deben entenderse en clave electoral. Un discurso cargado de ánimo y corporalidad de la ‘soberanía europea’ ha generado numerosas respuestas al presidente francés por parte de las distintas familias europeas y que, sobre todo, ha venido a fijar posibles alianzas para el cónclave del próximo año.

Sin embargo, la gran retórica del presidente no ha estado exenta de estoques después de que su popularidad nacional haya descendido en Francia, tras la adopción de distintas medidas que han generado numerosas manifestaciones. Desde la familia socialdemócrata europea, aunque coincidan con grandes retos de reforma, no asumen el paquete social que Macron propone, alejados (los socialdemócratas) de los planteamientos de Estado de Bienestar ‘recortado’ que el líder francés defiende. En el seno de la familia conservadora europea tampoco ha logrado un júbilo expectante; a lo que hay que adicionar el relajado entusiasmo que proyecta Alemania. Tras alcanzar el pacto de coalición, Angela Merkel parece haber dejado de pedalear. El tándem europeo del eje franco-alemán ha reducido velocidad debido a la reticencia de la canciller alemana a poner en marcha la reforma del Euro y la creación de un superministro de Finanzas.

El apoyo más claro procede del liberal de Guy Verhofstadt quien comparte gran parte del entusiasmo europeísta del presidente. En los Estados Miembro, Macron parece tener en Ciudadanos un fiel paladín. El partido naranja español –últimamente al alza en las encuestas tras su victoria en Cataluña- y, sobre todo, su líder, ven en Macron un producto de marketing que puede ayudarle a materializar parte del porcentaje de votos que las encuestas les otorgan, tanto en clave nacional como para la cita europea.

El ‘macronismo’ pretende conquistar la UE aplicando la misma estrategia que le permitió alcanzar el Elíseo, con la transversalidad frente a las posturas de progresistas y democristianos. Su discurso fue claro, quiere reunir a los proeuropeístas en un nuevo grupo para las elecciones de 2019; y si el PPE y el S&D no logran asentar su discurso, es probable que pierdan una significativa parte de sus parlamentarios. El Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas tiene una labor por delante muy importante. Tras varios años donde la socialdemocracia ha protagonizado una pérdida paulatina de votos –y gobiernos- en los Estados Miembro, necesitan abandonar los ambages e ideas descabelladas para retomar el impulso que antaño construyó la Unión Europea.

En este escenario, parece que al grupo liberal ALDE se le presenta un nuevo competidor en el nicho de voto liberal. O bien negocia con La République En Marche y acepta las condiciones de Macron para converger o les espera un duro rival en 2019.

Desde que empezase su campaña electoral, Macron se ha constituido en el líder europeo más influyente (y quizás el más conocido). La oratoria del inquilino del Elíseo ha encontrado en el presidente de la Comisión Europea, su principal valedor. Y, si en las elecciones al Parlamento consigue su objetivo estaremos ante la antítesis de esos sonámbulos de sus discursos. ¿Conseguirá entonces convencer a sus homólogos europeos para emprender las medidas necesarias? La cuenta atrás ya ha empezado y el marcador de las elecciones no es claro.