Opinión

El acuerdo nuclear de Irán, sus luces y sombras

F. J. Blasco. Coronel retirado

Mucho se ha escrito y hablado del famoso acuerdo nuclear con Irán, al que casi todos prefieren referirse como tal y no empleando su ampuloso, casi incomprensible, pero verdadero nombre; The Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA por sus siglas en inglés) que viene a traducirse en algo así como El Plan Integral de Acción Común. Acuerdo, que fue gestado durante muchos meses de tiras y aflojas, que vio la luz en Viena el 14 de julio de 2015, fue adoptado el 18 de octubre del mismo año e implementado el 16 de enero de 2016. Los signatarios del mismo son los cinco países nucleares, reconocidos oficialmente por el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y a la vez miembros permanentes del CSNU, más Irán y Alemania.

Un acuerdo al que muchos vieron como uno de los grandes logros del anterior Presidente de EEUU, pero que para bastantes analistas, sobre todo los más críticos entre los que me encuentro, fue el resultado de un apaño o tarea de aliño, según los términos que se quieran emplear entre Obama y los principales dirigentes iraníes con el seguidismo silencioso y borreguil del resto del mundo implicado directamente o como espectador de primera fila por entender que todos saldrían ampliamente beneficiados a corto plazo y con él podrían salvar sus cabezas antes los respectivos electorados que venían ejerciendo demasiada presión sobre ellos, sus partidos y/o facilitarles el camino a sus sucesores. Algunos de aquellos que callaron miserablemente, lo hicieron a sabiendas por entender que su silencio era muy beneficioso para Irán y aliados, sus dirigentes y las veladas y siniestras intenciones correspondientes.  

Las fuertes y graves tensiones, declaraciones, amenazas y actos soterrados de espionaje o ataques de diverso tipo durante muchos años sobre Irán y sus programas de misiles y nuclear –desde la provocada caída del Shah Mohammad Reza Pahleví en 1979 y la subsiguiente toma de rehenes norteamericanos en su propia Embajada en Teherán- se dejaron de pronto a un lado y en tan solo dos años de negociaciones abiertas y algún tiempo más de algunas otras bastante soterradas, se alcanzó el JCPOA que, contrariamente a lo que se ha venido intentando vender al mundo occidental desde 2015, no es más que un aplazamiento a corto plazo de un programa nuclear ya en marcha. Un programa, muy bien desarrollado y perfectamente estructurado por los iraníes con determinados apoyos externos, que tal y como estaba previsto no tardaría en ser recuperado en su plena eficacia como lo demuestra el gráfico de recuperaciones de capacidades incluido en el artículo publicado por el diario Clarín hace pocos días y del que recomiendo su estudio y análisis [1]

Las claves, a brocha gorda, para entender por qué se llegó a alcanzar tal tipo de acuerdo pueden estar entre otras en los siguientes puntos: en EEUU estaban exhaustos de sus constantes, costosos y muy sangrientos esfuerzos en Oriente Medio que, en los últimos tiempos, no le reportaban grandes beneficios a sus necesidades de importaciones petrolíferas ya que a raíz de diversos factores, entre los que destaca el empleo masivo del Fracking, habían disminuido de tal forma, que ya no precisaban importarlos de una zona tan caliente y peligrosa como aquella. La creciente pujanza y el despertar de un gran interés político y comercial de China en la zona Asia-Pacifico les obligaba a virar el centro de gravedad de su atención internacional hacia dicha zona en detrimento de sus tradicionales y casi obsoletos compromisos y raíces en Oriente Medio. Los alargados y peligrosos resultados y consecuencias de los diversos conflictos derivados de las llamadas primaveras árabes, principalmente la entonces creciente amenaza e importancia del autodenominado Estado Islámico en Sira e Iraq les forzaba a buscar una solución militar fuerte en la que, a ser posible, no se vieran implicados de forma directa importantes contingentes de tropas norteamericanas en ambos escenarios, a la vez que se vendiera interna y externamente que se combatía con fuerza y determinación a los terroristas yihadistas por coaliciones encabezadas por EEUU; situación en la que la aparición en escena de Rusia, Turquía y, principalmente, de importantes contingentes de fuerzas especiales iraníes obligarían a cambiar el signo de balanza del conflicto con importantes esfuerzos humanos de estos y sin tener que pagar, de nuevo, grandes tributos en vidas norteamericanas.

Por otro lado, una aparente y bastante representada salida de la zona obligaría a sus incondicionales aliados en la misma –Israel y Arabia Saudita- a fortalecer sus capacidades de autodefensa con lo que se vería fuertemente recompensada la industria norteamericana de armamento y se ampliaban los lazos y contratos de dependencia para el suministro y el mantenimiento de los nuevos materiales. 

Por último, pero no por ello menos importante, el anticipado, injustificado y vergonzoso Premio Nobel de la Paz otorgado a Obama de forma preventiva en 2009 -casi que como regalo de bienvenida a la Casa Blanca y que, a pesar de ello, se pasó todo su mandato en guerra con unos u otros- exigía ser respaldado y justificado por una potente acción impactante a nivel internacional como lo era esta [2].

El acuerdo satisfizo con la boca pequeña a todos los principales dirigentes de los países firmantes y las organizaciones como el OIEA, la ONU, la OTAN y la UE asistieron al acto, aunque fuera en espíritu, como auténticos palmeros aborregados sin analizar la más mínima de las razones para ello ni las potenciales consecuencias del mismo, tras su firma. Todos ellos estarán lejos de sus poltronas políticas para cuando eso pueda ocurrir y, como es bien sabido, el tiempo es capaz de borrar de la memoria y amortizar hasta los errores más graves de la sociedad en su conjunto o del ser humano de forma particular; sobre todo, si estos son el resultado de actitudes populistas.

Solo unos pocos, nos atrevimos a levantar el grito al cielo ante tamaño giro por la incomprensible injusticia realizada tras años de serias y fundadas dudas o sospechas sobre las verdaderas intenciones de los iraníes; de seguir paso a paso y con intranquilidad los adelantos y progresos en sus programas de misiles y nuclear a pesar de sus tremendas restricciones y limitaciones individuales e internacionales en los campos de la ciencia y la economía.

Por lo que respecta a las reacciones en la zona, solo los dos principales afectados por un auténtico odio iraní –Israel y Arabia Saudita- además de clamar por mayores capacidades de autodefensa, expusieron claramente su malestar al Tío Sam por entender, que dentro de muy pocos años, Irán podría hacer lo que le viniera en gana en el campo nuclear con todos los beneplácitos y bendiciones legales de la Comunidad Internacional. Para entonces, ya sería demasiado tarde y nadie podría reprocharles legalmente ninguna de dichas posibles actividades. a unos y a otros se nos dio la espalda ya que la aceptación y trágala del acuerdo era un clamor extrañamente aceptado y defendido por todos los demás.

Ambos países vecinos han podido comprobar que paulatinamente Irán, hasta hace poco un apestado y casi un paria en la arena internacional, además de todo progreso en materia nuclear, consigue mejorar sus capacidades de investigación, recupera grandes fondos retenidos en el extranjero y se prepara para una importante mejora de sus fuerzas armadas en base a un armamento mejor y mucho más actualizado. Además, va expandiendo y afianzando sus tentáculos e influencia en aspectos sociales, religiosos y militares en más zonas, que, para mayor grado de preocupación, son limítrofes con sus propios confines. Así, ya nadie pone en tela de juicio las capacidades e influencias propias o indirectas de Irán en Gaza, Líbano, Siria, Iraq y Yemen y que cada día que pasa, ocupan o copan más y mejores posiciones de ventaja política y militar en todas ellas.

No es de extrañar que, a la vista de lo expuesto, Israel haya decidido por su cuenta, aunque posiblemente con la aprobación de EEUU, no dejarse acogotar por los iraníes ni permitirles acrecentar y afianzarse en posiciones muy cercanas y, mucho menos, tolerar que sus escarceos con armas más o menos sofisticadas sobre suelo israelí sigan en aumento.

Por su parte, en Arabia Saudita ya han probado el amargo sabor de la derrota en Yemen y no están dispuestos a dejarse ningunear por su mayor oponente religioso y por ello enemigo acérrimo. Sus grandes diferencias poblacionales las compensa con un mayor y mejor armamento sofisticado y no sería de extrañar que hasta estén sobre la pista de cómo conseguir directa o indirectamente el arma nuclear de su fiel amigo y eternamente agradecido Pakistán.

Trump, personalmente y seguramente aconsejado por alguien muy cercano a su ideología o ideales de todo tipo, vio en la jugada de Obama un mal paso para el prestigio e intereses reales de EEUU y sus aliados en la zona; una gran baza electoral y el camino para recuperar el perdido prestigio nacional (acorde con su lema o grito de efecto llamada “America First”).

El tema era tan sugestivo para su forma de ser, que siempre se mostró dispuesto a incluirlo en su programa de gobierno entre los puntos destinados a ser cumplidos realmente. Así, contraviniendo interna y externamente a unos y otros y, aparentemente, contentando a muy pocos, se ha lanzado a abandonar unilateralmente el Acuerdo con todas sus consecuencias.

No se ha parado a pensar en las posibles reacciones o represalias por parte iraní; aunque, puede que, si lo hiciera previamente, ya que tal y como era fácil presuponer, de seguir por el camino que van dichas reacciones, los iraníes acaben más pronto que tarde dándole la razón. Sus respuestas a la decisión de Trump no van por el camino de la reconciliación y ni siquiera del victimismo sino todo lo contrario, anuncian a todos los vientos su intención de alcanzar la recuperación de su programa de producción nuclear en cuestión de días y algunas voces ya amenazan con actuar incluso fuera del TNP.

Es de entender el enorme cabreo mostrado por los máximos responsables en tirar de la UE, Merkel y Macron; máxime tras sus intentos y esfuerzos personales en sus respectivas, apresuradas y recientes visitas al todopoderoso Trump en su propia guarida. Reacciones muy duras, aunque, se debe decir que hay un enorme trecho entre una actitud de pesar o disconformidad y las declaraciones de Merkel el pasado día 9 en ñas que anunció literalmente “Europa ya no puede esperar que Estados Unidos le proteja de los conflictos mundiales”. Declaraciones realizadas en Aquisgrán (Alemania) durante la ceremonia de entrega del Premio Carlomagno al Presidente Francés Macron en un acto con la asistencia de flor y nata de la UE, entre los que se encontraba SM el Rey Felipe VI [3].  

Antes de romper todos los lazos y quemar las naves de la concordia se deben buscar y analizar las razones que llevan a cada uno a tomar las decisiones que correspondan; que parte de verdad hay en lo que respectivamente se  defiende y sobre todo, no dejarse llevar por el agravio ante la supuesta grandeza de un gesto que sin grandes pruebas y mucha desconfianza, en su día supuso un giro completo en las posturas y políticas de la mayoría de la Comunidad Internacional (CI) contra el problema generado por Irán y su programa nuclear. Posturas y políticas, recordemos que durante años estaban basada en un sinfín de análisis de inteligencia y en muchas pruebas con la suficiente garantía de ser reales con un alto grado de probabilidad.

Aparentemente, fue muy fácil para la CI dejase convencer por Obama en un sentido –su nueva versión-, porque aquel tenía sus motivos y agendas más o menos ocultas y al resto no le interesaba verse implicado en ir contracorriente o quedarse solos en la lucha contra un potencial enemigo de muy difíciles consecuencias y con muchas y grandes capacidades de penetración en aspectos importantes.

No debemos olvidar que Irán es uno de los principales productores de crudo; un buen amigo de Rusia; que posee un gran potencial bélico en muchas facetas más o menos oscuras y que es capaz de actuar en cualquier parte del mundo con intervenciones más o menos encubiertas en o con diversos grupos terroristas alimentados o protegidos bajo su paraguas.

Es además, un país que arrastra y mantiene la promesa de borrar del mapa a Israel, que lucha por alcanzar la hegemonía política en la zona y religiosa en el mundo musulmán en su afán de implantar el movimiento chinita y que ya ha mostrado sus capacidades de luchar en guerras donde se han empleado armas de destrucción masiva aunque fuera contra hermanos o vecinos por mucho que ahora sus máximos dirigentes nieguen desaforadamente este último punto [4]. 

Sus capacidades de influir externamente tanto política como militarmente son harto conocidas, no dudan en fomentar nuevos grupos extremistas o partidos políticos de corte populista, aunque estos oficialmente sean de ideología contraria a sus "inamovibles principios"; todo es válido si el fin perseguido –la desestabilización política de un país- es suficiente o mínimamente rentable. No dudan en saltarse las normas y tratados internacionales cuando estos les perjudican y en recurrir al obscuro mundo del trapicheo o en contrabando en el mercado negro para adquirir las tecnologías que precisen por raras, caras e ilegales que estas sean.

Todo aquel que me suele seguir en los trabajos que publico, sabe que he sido tremendamente crítico con Trump, su programa y sobre todo con su patente falta de honestidad y en la forma de actuar y de decir las cosas. He dejado mucho escrito sobre todo ello y no retiro ni una coma a lo dicho. También he resaltado su capacidad para meterse en embrollos, buscar problemas donde no los había y en desdecirse de lo prometido en fechas anteriores. Extrañamente a lo que ha venido siendo la norma en EEUU, todas sus muchas falacias, mentiras, graves desprecios a los demás, corruptelas varias y falsedades no le están pasando factura alguna en una gran parte de su electorado, por mucho que una gran mayoría de los medios le señalen o combatan con auténtica saña y a diario.

Dicho todo lo dicho, también escribí un trabajo en el que explicaba las razones por las que desde mi punto de vista se podría entender o explicar la razón de su triunfo inicial [5]. Entre aquellas razones, resaltaba una cierta claridad de ideas en asuntos de cierta importancia relacionados con la Seguridad y la Defensa a nivel nacional e internacional donde EEUU debe ser el fulcro de la solución. De entre ellos, destacar su visón y exigencias a la OTAN –un mastodonte que sobrevive durante muchos años en paz acostumbrado a que son los norteamericanos los que siempre pagan los menús, las copas y los platos rotos en un club en el que la mayor parte de sus miembros no invierte ni la mitad de lo que debía invertir en el pago de sus cuotas- y en segundo lugar, la puesta en claro de la realidad sobre los planes de Irán y la viabilidad del acuerdo alcanzado, hace algo más de dos años y en extrañas circunstancias sobre su programa nuclear.

Un acuerdo que realmente ha demostrado un gran interés principalmente solo para una parte, Irán quien no ha tardado en poner en evidencia los “desvaríos” del maléfico Trump al ver el peligro su continuidad tanto los aspectos económicos que el mismo reporta; como lo que realmente supone, la posibilidad de que en muy pocos años pudieran actuar libremente en todo el espectro nuclear con los beneplácitos y la luz verde de la CI, mientras seguían incumpliendo la mayor parte de los “flecos” derivados del acuerdo; principalmente, aquellos relativos a los derechos humanos, el abandono del apoyo a grupos terroristas y determinadas restricciones a las importaciones e investigación en materia de misiles.

Como es lógico, tanto Israel como Arabia Saudita bendicen esta nueva postura norteamericana por motivos fácilmente entendibles; su propia supervivencia y evitar una carrera desesperada en busca o mejora de las capacidades nucleares de todos ellos y, posiblemente de alguno más en la región, como puede ser la propia Turquía.

Por otro lado, al haberse cortado la recuperación económica en sus primeros pasos, las capacidades militares iraníes reales no han aumentado grandemente, y puede que se corten, aunque gran parte venga de Rusia (S-300 y S-400), si les falta el dinero con el que poder hacer frente a sus enormes costes. 

Este golpe a Irán tanto en su orgullo, economía y en el prestigio internacional y zonal, no es bueno para unos dirigentes que no atraviesan los mejores momentos en los aspectos de salud por edad y cierta enfermedad grave (Ayatolá Jamenei) o de popularidad y apoyo político (Presidente Hasán Rouhani). La no consecución de la esperada rápida recuperación económica y su falta de crédito para emprender grandes infraestructuras y la adquisición del material necesario supondrá una vuelta atrás a momentos convulsos e incluso, posiblemente propiciará la llegada de algunos disturbios sociales en momentos en que algunos movimientos empiezan a provocar aperturas en determinadas posiciones férreas en tierras totalmente cerradas al aperturismo como en la propia Arabia Saudita con los derechos de la mujer.

Creo que Trump acierta en esta decisión, aunque, como en toda gran toma de decisiones sobre nuevas posturas o importantes cambios en las anteriores, siempre hay que analizar los potenciales inconvenientes que ello podría acarrear. Habrá que ver con que capacidad de reacción y apoyo interno y externo cuenta Irán; cual será el papel a jugar por Putin –extrañamente con un bajísimo perfil hasta el momento- en todo este movimiento geopolítico y geoestratégico -que supone un cambio copernicano al estatus internacional establecido dos años atrás- y un golpe en plena cara a un amigo incondicional con el que lucha codo con codo en Siria (en defensa de la supervivencia de un amigo común, Al Asad) al que pasea por el mundo cogidos de la mano en busca de solución a grandes conflictos internacionales como son la lucha contra el Estado Islámico y el futuro político y físico de Siria.

Pero lo más importante de todo esto está en la postura que adoptará Corea del Norte ante la posibilidad cierta de grandes cambios e incluso radicales sobre la firme decisión adoptada por EEUU, hace poco tiempo, sobre un tema tan sensible para ellos como lo es el de cualquier programa nuclear fuera del TNP

En este comento solo cabe preguntarse si ¿Estará kim Jong-un dispuesto a desmantelar su programa en base a promesas de un hombre y un país que, como ya se ha demostrado, no dudan en retractarse de lo pactado? Me imagino que no mucho.

Puede que esta situación de cambio le sirva de excusa para que en su reunión del próximo día 12 en Singapur su entrega en los brazos de Trump no sea total e incondicional como muchos ansían y otros no esperábamos desde su anuncio. Sabe que con su programa nuclear se juega mucho, incluso la continuidad del Régimen; es todo su único capital como para perderlo a una sola carta ante un probado y temible trilero.     

La UE, de nuevo se ha quedado varios pasos atrás, con un palmo de narices y clamando por una reconsideración que nunca llegará. No es que Trump no avise con tiempo, lo hace en toda ocasión y repetidas veces. Lo malo, es que hasta ahora, muchas de sus amenazas consistían en puras bravuconadas al más puro estilo barriobajero. Pero, en esta ocasión, quizás la más importante, ha pasado a la acción y ha cumplido lo dicho. 

No nos quedará otro remedio que adaptarnos a la nueva situación, engañarnos otra vez a nosotros mismos –aunque ahora en sentido contrario- y seguir tirando de la carreta con los bueyes que el Gran Dictador nos permita tirar. Todo esto, aunque con importantes matices, me empieza a oler a una situación ya conocida en la misma zona y también referente a las Armas de Destrucción Masiva. Veremos como acaba esta nueva edición de un problema parecido.             

[1] https://www.clarin.com/mundo/claves-entender-acuerdo-nuclear-iran-pasara-unidos-retira_0_HyyRL7JCz.html

[2] El hecho de que Trump a la menor indicación de sentarse a la mesa de negociación con Kim Jong-un, sin haber obtenido de momento ningún resultado tangible, y a pesar de tener o haber tenido amenazado a casi todo el mundo, haya sido clamado popular y oficialmente para su nominación al mismo premio, es un indicador claro de la realidad de esta posibilidad. Puede, que, de seguir así, a la menor oportunidad que se les brinde, todos los presidentes de EEUU tengan este segundo título de forma inherente a su cargo.    

[3] http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/10/5af44cc2e5fdea98398b45c9.html

[4] https://elpais.com/diario/1989/01/30/internacional/602118006_850215.html

[5] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/analisis-preliminar-del-triunfo-de-trump