Opinión

El Consejo de Seguridad de la ONU decide intervenir en el conflicto sirio tras casi cinco años desde su inicio

F. Javier Blasco, Coronel en la Reserva

Pie de foto: Votación de Naciones Unidas sobre las Armas Químicas en Siria

Han transcurrido casi cinco años desde el inicio de diversos conflictos en Siria; durante este tiempo el Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) ha permanecido casi impasible al desarrollo y consecuencias de los mismos. Tras un primer esfuerzo mínimo en 2013, ha sido este año cuando azuzado por diferentes intereses que podrían beneficiar a las dos grandes potencias, EEUU y Rusia, el organismo se ha puesto a trabajar y sobre todo en los últimos meses, ha realizado una ardua y prolija actividad resolutoria para arbitrar en dichos conflictos, sus causas y actores; aunque, todo apunta a que  las consecuencias futuras de dichas resoluciones pueden ser bastante dispares y con toda seguridad, no totalmente efectivas.

Los conflictos iniciales y el papel del CSNU.

Parece verdaderamente increíble que el CSNU haya tardado tanto tiempo en intervenir en un conflicto que ha desembocado en una auténtica y cruenta guerra civil que empezó en marzo de 2011 y ha producido más de 250. 000 víctimas. Un conflicto complejo en el que se han empleado armas químicas, generado la aparición de multitud de grupos armados de toda la gama de tendencias, apoyos e intenciones y, fundamentalmente, ha propiciado el establecimiento y arraigo del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) que domina y dispersa el terror en más de un tercio del total del territorio sirio y con mayor proyección hacia el exterior cercano.

Un conflicto en el que además se han visto volcados esfuerzos directos e indirectos de gran parte de la Comunidad Internacional (CI) y de la mayoría de los vecinos en la región y que por lo tanto, ha provocado la explosión de una auténtica guerra de carácter internacional y sobre todo, ha originado una cifra superior a los cuatro millones de refugiados y unos diez millones de desplazados internos.

Una vez más, hemos sido testigos de la pasividad de la propia CI y de la inoperancia de un CSNU que se ve constantemente atenazado por la capacidad de veto de sus cinco miembros permanentes y su enorme resistencia a la misma discusión de cualquier tentativa de resolución que no sea pertinente o compatible con sus respectivos intereses nacionales o los de sus aliados en cada momento.

No importa el número de víctimas que un conflicto ocasione; ni siquiera el alto grado de peligro al que se someta a una región donde fructifica e incluso pueda propagarse y contagiar a todo un continente vecino. Aún estamos pendientes de una reacción internacional en modo y manera adecuada para la lucha total contra la libre actuación en dicho país de grupos yihadistas que menosprecian el respeto a la vida y que solo viven para el terror en base a unos principios pseudo religiosos que no son compartidos más que por dicho grupo musulmán y que cuanta con el rechazo mayoritario del resto del mundo y de los propios musulmanes mal llamados moderados.

EEUU siguiendo sus preceptos de tratar de mantener la paz en el mundo, expandir la democracia y luchar contra el terrorismo y el empleo de las armas de destrucción masiva (ADM) tomó parte en el conflicto cuando se cruzaron algunas de estas líneas rojas por el Presidente de Siria, Bachar Al Assad quien al verse desbordado por el cariz de los levantamientos de sus súbditos descontentos con sus actuaciones políticas y económicas primero y desmesuradamente represivas después, decidió en agosto de 2013 el empleo de determinadas armas químicas produciendo unas 1.400 bajas entre los civiles contrarios a las políticas de su presidente.

Armas, con las que contaba en grandes cantidades en virtud de que por aquel entonces Siria no era signatario de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su Destrucción, conocida regularmente por la Convección sobre las Armas Químicas (OPCW) de 1993 y que entró en vigor el 29 de abril de 1997 ni, por ello, miembro de su correspondiente órgano gestor y de apoyo, conocido como la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ). Se estima que llegó a poseer más de 1.000 toneladas de estas en varios tipos, diversas cantidades y variedades de precursores y múltiples medios o vectores de lanzamiento; todo ello, almacenado en diversos centros de producción o polvorines especiales extendidos en todo su territorio.

Tras la confirmación de diversos actos de empleo de estas armas por parte de las fuerzas regulares sirias, EEUU estuvo a punto de intervenir militarmente en Siria y solo la rápida reacción diplomática de Vladimir Putin, y su capacidad de presión sobre el Régimen sirio les salvó de ello. Al Assad, salvó el cuello pero fue obligado a la adhesión a la OPCW y a la destrucción de todo su arsenal, precursores y vectores de lanzamiento.

Destrucción de todo lo declarado que se llevó a cabo de forma inusitadamente rápida (la más rápida en toda la historia de la PAQ) y en la que se aplicaron procedimientos novedosos a base de medios y fondos internacionales, pero fundamentalmente nórdicos y norteamericanos.

Con posterioridad a estos hechos se han descubierto ciertos indicios de que el Ejército regular sirio ha podido volver a emplear estas armas en otras acciones represivas. Las razones que explican su existencia se basan en posibles errores en sus declaraciones y en la dificultad de acceso a todos sus depósitos por encontrarse algunos de ellos en territorio bajo el dominio de diferentes facciones contrarias al Régimen o sometidas a combates que impidieron su normal acceso inicial.

El CSNU dicta resoluciones contra el empleo de armas químicas en Siria.

Tal y como se ha dicho, las medidas adoptadas con respecto al control y destrucción de todas  las armas químicas sirias no fueron suficientes y reiteradamente han venido apareciendo noticias referentes a su posible empleo, incluso en algunas de ellas se denunciaba que el propio IS se había podido hacer con parte de los arsenales originales y de haberlos usado contra los peshmergas kurdos que les hostigan en el norte.

El 6 de marzo, 2015 el CSNU[1] ratificó una resolución adoptada con 14 votos a favor y la abstención de Venezuela que ninguna parte en Siria debe emplear, desarrollar, producir, adquirir, almacenar ni transferir armas químicas a otros Estados o agentes no estatales. El Consejo destacó que las personas responsables del empleo de productos químicos como arma, incluido el cloro o cualquier otra sustancia tóxica, deberán ser obligadas a rendir cuentas. El texto también apoyó la decisión de la OPAQ de continuar la labor de la Misión investigadora de las denuncias del uso de armas químicas en Siria.

Finalmente, el documento advertía que de incumplirse la resolución 2118, adoptada el 27 de septiembre de 2013, que fue la primera de todas sobre este tema y que ya prohibía el empleo de armas químicas a todas las partes en Siria, el Consejo tomará medidas en virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unida. Capítulo que autoriza a imponer sanciones efectivas entre otras provisiones de obligado cumplimiento.

Como consecuencia de las mencionadas acciones iniciales y posteriores denuncias o indicios y tras varios periodos de discusiones; el pasado 25 de agosto de 2015 se aprobó por unanimidad una nueva Resolución del CSNU contra el empleo de armas químicas en dicho país (la tercera sobre este tema). En este caso, está destinada a identificar a los responsables de usar cloro y otras armas químicas en Siria.

stante, la resolución no especifica de qué manera los autores deberán rendir cuentas ni cómo se harán cumplir los términos de la resolución en caso de incumplimiento. Amnistía Internacional tomó cartas en el asunto denunciando las mencionadas lagunas de la resolución y pidió al CSNU que ampliara el alcance de su mandato y remitiendo la situación de Siria al Fiscal de la Corte Penal Internacional[2].

Los otros conflictos y las respectivas actuaciones del CSNU

El territorio sirio ha sido escenario de combates en los que intervienen actores de todo tipo entre los siguientes actores principales y  sus correspondientes aliados directos o indirectos: el Gobierno sirio; el Gobierno de la Oposición; la Red de Al Qaeda; la Autoadministración Kurda y el propio IS. En total hay unos 90 grupos o grandes facciones identificadas; quienes a su vez, la mayoría, se dividen en Brigadas, Partidas, Milicias, Consejos y otros tipos de denominaciones que elevan el número hasta medidas desproporcionadas[3]. La mayoría de estas no están coordinadas y tienen objetivos e intenciones propios, unos combaten contra otros y ni siquiera la propia pertenencia a un país o religión supone que compartan objetivos. Hecho este que pone de manifiesto la dificultad de coordinación de todos ellos a la hora solo de ponerlos en torno a una mesa para dialogar, sino mucho mayor cuando se pretenda llegar a un acuerdo que pueda satisfacer a todos ellos. Me atrevo a afirmar que esto será prácticamente imposible.

Durante la mayor parte del conflicto las fuerzas leales al régimen se han visto combatidas por grupos de diferente tendencia, procedencia y apoyos externos que, en ocasiones debían enfrentarse también al IS. En todo este berenjenal, EEUU se ha mantenido bastante expectante, manteniendo sus apoyos puntuales (con material, adiestramiento, inteligencia y dirección)  sobre diversas facciones denominadas “rebeldes moderados” y con determinadas actuaciones de apoyo a las operaciones contra el IS en Siria que en realidad han sido muy limitadas hasta que la firma de los acuerdos con Irán sobre su Programa Nuclear les obligó a apoyar/coordinar un poco más sus acciones con las fuerzas iraníes desplegadas en territorio sirio en apoyo claro y directo del régimen junto con Hezbollah, y los peshmergas kurdos.

Países como Turquía[4] e incluso en algunos aspectos Jordania, han mantenido una especie de vía libre para actuar en beneficio de sus propios intereses derivados de sus políticas, alianzas bilaterales y de los problemas propiciados por el aumento, control y apoyo a los refugiados sirios en sus respectivos países. Además y por su parte, los turcos se han dedicado a propiciar determinados apoyos a las facciones pro turcas que se oponen a Al Assad al considerarlo como su principal enemigo y a combatir directamente a los peshmergas kurdos sirios por las posibles connotaciones que estos puedan tener con el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK); grupo considerado como terrorista y principal enemigo interno turco; máxime tras la ruptura a finales del pasado julio de la tregua que mantenían de forma ininterrumpida desde octubre de 2012.  

Desde la entrada o implicación directa en el conflicto de Rusia el 30 del pasado septiembre el tema adquirió una mayor proporción y dificultad, Al Assad estaba perdiendo fuerza y posiciones, debido principalmente a que en realidad su gobierno y fuerzas leales se encontraban combatiendo contra una pinza bien engrasada en la que por un lado se encontraba el IS y sus seguidores y por otro lado los oponentes sirios y otros grupos alimentados por elementos externos que, en su conjunto, mantenían al Ejército regular sirio bajo un constante acoso y pérdida de posiciones y capacidad de resistencia y nula de empuje.

La intervención rusa dejó clara desde su momento inicial, que su presencia en Siria era en apoyo directo de Al Assad y por ello, sus prioridades de combate no entendían de nacionalidad, religión o tendencia; simplemente, se basaron en conceptos puramente militares con la clara intención de limpiar el terreno de obstáculos que atenazaban a las fuerzas leales sirias, darles impulso y posterior apoyo para en na segundad fase continuar en su lucha expedita contra el IS hasta alcanzar la limpieza y recuperación del total del territorio.

Tal y como se viene viendo en este trabajo, Putin está por la labor de apoyar y mantener a Al Assad en el poder, entiende que su permanencia y liderazgo sobre determinadas facciones es importante y sabe que de sus esfuerzos en este sentido podrá asegurarse los compromisos que le den la posibilidad del manteamiento de las bases militares rusas que se precisen para proporcionar el apoyo a sus fuerzas en el Mediterráneo, principalmente, a sus fuerzas navales.

El derribo de un avión de pasajeros ruso por atentado del IS sobre la península del Sinaí el pasado 17 de noviembre en el que murieron 224 personas y el posterior grave desencuentro con Turquía tras el derribo el 24 del mismo mes de un avión cazabombardero ruso por haber penetrado momentáneamente el espacio aéreo turco cuando se encontraba actuando en operaciones contra facciones pro turcas en territorio sirio, han sido dos graves errores que han posibilitado las más que necesarias excusas a Putin para intervenir con más fuerza, si cabe, en su lucha particular contra aquellas facciones que actúan en Siria por uno u otro motivo o interés contra su protegido Al Assad.

En los meses de octubre y noviembre se han mantenido dos Cumbres multilaterales en Viena las que han participado 17 países[5] amigos y detractores de Siria, la UE y la ONU para tratar alcanzar un acuerdo de paz y, sobre todo, un plan común sobre la Siria del futuro. En las cumbres no estaban presentes por no haber sido invitados ni los rebeldes sirios ni el propio gobierno de Damasco y mucho menos el IS, pero por primera vez participaron todos los actores externos del conflicto.

Tras estas reuniones se alcanzó una hoja de ruta inicial y se puso de manifiesto la tenaz divergencia de opiniones sobre la permanencia de Al Assad en el proceso y en su posible solución posterior. Los participantes se mostraron claramente divididos en dos grupos estando encabezado por Rusia e Irán los que entendían como muy favorable este hecho y por EEUU, Turquía y Arabia Saudita los que opinan todo lo contrario. Siendo este último país el que más intransigente se mostró en este aspecto.

Dicha hoja de ruta se basaba en los siguientes términos: fijar para principios de enero el inicio de un proceso de diálogo entre el régimen sirio y la oposición que llevaría, tras un alto el fuego parcial, amparado por mecanismos de verificación de la ONU y en un plazo de 18 meses, a la celebración de elecciones generales.

En medio de esta situación de tentativas de acuerdos en Viena sin intervención de las partes principalmente implicadas y retrocediendo unos días en el tiempo; llegamos al 13 de noviembre, día en el que se producen los atentados de París y se da inicio a una súper reacción política y diplomática del Presidente francés, Françoise Hollande quien trató de buscar todo tipo de apoyos militares en un caladero exhausto de recursos y posibilidades, la Unión Europea. Europa, desarbolada tras bastantes años de crisis, graves políticas de austeridad, enfrentada a grandes cambios políticos en sus recientes o inminentes procesos electorales varios, muy afectada por la crisis de los refugiados y con unos reducidísimos presupuestos de defensa, no ha sabido, querido o podido responder adecuadamente a un aliado herido de muerte en su orgullo nacional por segunda vez en un año por las zarpas de los terroristas yihadistas.

Pero, como consecuencia de dichos actos vandálicos, de su despliegue y presiones diplomáticas y gracias a una cierta “nueva amistad” o intereses compartidos con Rusia para alcanzar una solución al tema sirio, consiguió movilizar en un tiempo record al CSNU y poner de acuerdo a sus componentes, por tercera vez en este año, sobre un tema referente a Siria aunque especialmente dedicado a combatir a las fuerzas que actúan sobre él en clara referencia al IS.

Así[6], el 20 de noviembre el Consejo de Seguridad de la ONU, con inusitada celeridad, convino en la aprobación por unanimidad de una Resolución en la que sin invocar al Capítulo VII, que autoriza el uso de la fuerza, aprobó el empleo de "todas las medidas necesarias" para combatir al IS y Al Qaeda en Siria e Irak, así como eliminar los refugios de los extremistas en ambos países.

El borrador de esta resolución fue presentado por Francia aunque, por la oposición de EEUU, no se aprobó otra propuesta rusa que instaba a la coordinación de las acciones con las autoridades de los países en cuyo territorio se realizan las operaciones militares, tratando con ello de salvar oficialmente a Al Assad.

Esta resolución daba todo y nada por sentado ya que no marcaba pasos, tiempos, fases u objetivos a alcanzar ni las respectivas acciones recomendadas. Pero ya suponía un primer paso hacia la solución del problema de, al menos una de las guerras en Siria.

En un paso posterior, la diplomacia como una de las herramientas más potentes de la estrategia siguió marcando procesos y dando pasos en la buena dirección. En esta ocasión se trataba de poner vetos y cotos a la financiación del IS; elemento fundamental para alimentar la batalla del terrorismo yihadista; así, el pasado 17 de diciembre el CSNU aprobó por unanimidad una resolución preparada por Rusia y EEUU sobre el fortalecimiento de la lucha contra la financiación del terrorismo.

Resolución, que a pesar de ser el cuarto documento del CSNU sobre Siria en el mismo año y de su gran trascendencia e importancia no ha sido muy destacado por los medios de comunicación. Así, entiendo que debido a su importancia y claridad de las medidas adoptadas conviene que nos paremos un momento en leer las apreciaciones y obligaciones que enmarca.

El documento obliga a los Estados a suprimir la financiación y el suministro de cualquier otro tipo de apoyo al IS, Al Qaeda y "a los individuos, grupos, empresas y entidades relacionados con ellos”. Esta resolución, sin embargo si se basa en el Capítulo VII de la Carta de la ONU, lo que supone que las medidas se adoptan contra una amenaza para la paz y seguridad internacionales y que las medidas adoptadas en el documento son de obligado cumplimiento.

En función de esta resolución a todos los Estados del mundo se les obliga a "congelar sin demora los fondos y otros activos financieros o recursos económicos de las personas, grupos, empresas y entidades", que aparecen en la lista de sanciones del Consejo de Seguridad. Eso incluye también los fondos derivados de bienes que se encuentren en su propiedad, directamente o no.

Además, marca un listado de  personas y entidades a las que obligatoriamente se les debe negar la entrada o el tránsito por el territorio de los Estados. Por último, se insiste en la obligatoriedad que tienen todos los países para impedir el suministro y la transferencia directa o indirecta de las armas destinadas a estos individuos o grupos.

El listado de sanciones ha pasado a denominarse “Lista del Estado Islámico de Irak y el Levante y Al-Qaeda”. De ese modo, el Consejo de Seguridad ya no considera al IS una división de Al-Qaeda, reconociéndole por primera vez como una amenaza terrorista independiente y casi de facto como un Estado. Las sanciones se aplicarán a aquellos que participen en la financiación, planificación o asistencia a las actividades del IS o Al Qaeda y también  a los que recluten para estos grupos terroristas y sus células diversas.

Los esfuerzos desde el pasado verano, van recogiendo sus frutos y faltaba darle una oficialidad superior a los pasos marcadas en las mencionadas cumbres de Viena. Por ello EEUU quería cerrar antes del año el ciclo de sanciones y resoluciones del CSNU para poder actuar en todos los campos y a ser posible de forma coordinada.

Los hechos referidos y las claras diferencias y distancias con Rusia han obligado a un gran esfuerzo diplomático a EEUU que siempre ha mantenido una posición inamovible sobre el futuro y papel de Al Assad tanto en la solución del conflicto, como en la posterior gobernabilidad del país. Tras una repetidamente requerida o casi suplicada entrevista del Secretario de Estado norteamericano John Kerry con Putin, el pasado 15 de diciembre viajó a  Moscú con el claro objetivo de limar asperezas entre ambos países con respecto al papel actual y futuro de Al Assad y poder llegar a un acuerdo que satisficiera, aunque fuera parcialmente, a ambas partes.

Los norteamericanos no han tenido más remedio que ir modificando o ablandando su posición para dejar de lado la negativa rotunda sobre él y pasar a un término más suave recogido en el concepto de que el “futuro de Siria debe estar en manos de sus pobladores” y será lo que ellos decidan aunque siguen recomendando, como así se expresó el Presidente Obama el 18 de diciembre en su último discurso del año 2015, que era mucho más partidario de que Al  Assad desaparezca del espectro político sirio y  que este personaje, debería dejar vía libre a las negociaciones y acuerdos posteriores.

No fue casualidad que Obama dejara clara su postura y cierto grado de enfado por no haber logrado sus objetivos, el mismo día (18 de diciembre) que se  adoptó por unanimidad del CSNU una quinta Resolución sobre Siria. Esta vez lo ha sido en apoyo a la hoja de ruta de Viena que como ya se ha mencionado, fijaba el inicio en enero de un proceso de diálogo entre el régimen sirio y la oposición que llevaría a un alto el fuego parcial y en un plazo de 18 meses a la celebración de elecciones.

Es la primera vez desde el estallido de la guerra civil siria en 2011 que el Consejo aprueba una resolución sobre una salida negociada al conflicto; aunque no hace ninguna mención al futuro del presidente sirio. Sin embargo fija fechas concretas y establece que la ONU tiene un mes para notificar su capacidad de supervisar un alto el fuego que excluiría a grupos yihadistas y que entraría en vigor tras el inicio de un proceso de diálogo. También reclama a “todas las partes” poner fin a cualquier ataque a la población civil y subraya que el “pueblo sirio” decidirá el futuro de su país.

Kerry admitió en unas declaraciones tras la aprobación de esta última resolución las diferencias existentes entre los países sobre el futuro de El Asad. Washington sostiene que, por su represión atroz sobre sus opositores, el dictador no está legitimado para seguir en el poder, pero está claro que por la presión de Putin ha suavizado en los últimos meses su posición al subrayar que ya no se considera necesaria su salida a corto plazo.

Conclusiones

El CSNU ha sabido hacer la disección del problema correctamente; había varios elementos que actuaban maliciosamente sobre un mismo territorio y hubo que separarlos y tratar de corregirlos con las únicas herramientas a su alcance. Estos diferentes elementos son: el empleo de ADM contra la población civil (Armas Químicas); una guerra civil cada vez más encarnizada y con un número de actores implicados en constante aumento; la  aparición, actuación y combate contra el IS y la destrucción de los sistemas de apoyo y financiación de una red terrorista yihadista (el mismo IS).

Sin embargo, cada tema se ha tratado con una intensidad y energía diferente a pesar de que todos ellos influyen sobre un mismo territorio, comparten bastantes de los actores en sus respectivos repartos y afectan a la misma población civil.

Las intenciones, intereses y objetivos de Rusia y EEUU han sido determinantes a la hora de actuar en cada caso siendo más patentes a la hora de apoyar o combatir a las facciones contrarias al régimen.

Los errores del IS al actuar y atacar directamente contra los intereses rusos y franceses han sido la clave para que se pusiera en marcha la pesada máquina internacional, se desatascaran determinadas reticencias  y se alcanzaran rápidos consensos que pueden poner en peligro su permanencia e incluso existencia en el tiempo.

Sin embargo, los acuerdos sobre las diferentes guerras en Siria además de ser tratados bajo Capítulos diferentes, no han propiciado una fórmula clara y decidida para acabar con las actuaciones  de las diferentes facciones implicadas en la guerra civil y tampoco para combatir claramente contra el IS con el empleo claro de la fuerza bajo todos los parabienes de la propia Organización.

Ambos conflictos pueden quedar enquistados por falta de auténtica definición del problema en cada caso y en su conjunto. Tratar de separarlos como si parecieran acciones inconexas y de solución independiente no favorecerá a que se llegue a un buen fin en ninguno de ellos. No se puede apartar o aparcar del campo de batalla un tema para resolver otro o tratar de solucionarlos por separado y con medidas diferentes porque la finalidad final de CSNU es la pacificación del país y la derrota total del IS. Son acciones simultáneas y a lo mucho, sucesivas pero dependientes en espacio y el tiempo y deben quedar cubiertas en una misma resolución, mandato y operación bajo sus auspicios. 

Tratar de combatir al peor enemigo con el que la CI se ha enfrentado en las últimas décadas solo con medidas que dificultan o impiden su financiación y autorizando las acciones que fueran precisas sin determinar o explicitar cuales y hasta cuándo se pueden emplear es no decir casi nada. Es dejar la responsabilidad de un tema grave en manos de quién quiera tomar la dirección o el liderazgo de las operaciones lo que le faculta para terminar con el problema cuando él determine.

quier solución que se baraje o adopte; esto hará que no se sientan claramente implicados en el tema y sigan guerreando a sus anchas y antojos en la dirección que estimen oportuna o que continúen en la lucha aunque los demás la den por finalizada.

No se contempla ninguna acción o plan posterior para paliar el grave problema del regreso y acomodación de los millones de los desplazados internos y refugiados. Con ello, estos quedan en limbo de los justos y al pairo de la buena voluntad de las naciones implicadas sin que existan síntomas de la propuesta de un verdadero Plan liderado por el propio Consejo apoyado en una conjunción las diferentes Agencias de la ONU.

Tengo la sensación de que el IS debe estar celebrando lo que se ha recibido por la CI como un gran avance porque realmente, y aunque no lo parezca, se ha tomado mucho más interés y marcado diversas y concretas acciones para acabar con la guerra civil interna que para combatirles a ellos. De nuevo el miedo que nos atenaza a enfrentarnos a un enemigo global y transversal, capaz de actuar en nuestros territorios con toda su crudeza, nos lleva calmar nuestras conciencias, tomando una acción decidida y definida solo sobre un tema (la guerra civil) que, aunque lleva casi cinco años produciendo cientos de miles de víctimas, millones de desplazados y refugiados, no se le puede comparar a las acciones del IS en Siria que además de incrementar todo lo anterior, ha destrozado social, económica y culturalmente un país rico en todo ello y que se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza de occidente en general y de Europa en particular. 

Aunque pueda parecer que el CSNU ha actuado correcta, rápida y adecuadamente, la verdad es que no es así. Hemos vuelto a dejar las cosas a mitad, no se ha profundizado en el origen de los problemas y mucho menos, en buscar fórmulas capaces de acabar con ellos y restablecer las consecuencias derivadas de los dos conflictos que sangran permanentemente a una región, que corre el peligro de ser disminuida drásticamente en lo referente a su capital humano y cultural. Un problema del que jamás se recuperará.

Como acciones paralelas y derivadas de todo lo anterior, cabría resaltar dos de ellas por su papel a jugar en un futuro inmediato en la solución del conflicto; a saber.

Es bastante probable que el error de Turquía tanto con los rusos como con su reciente y obligado repliegue de fuerzas desplegadas ilegalmente en Iraq, sean preludios de una pérdida de eficacia del luminoso camino que su Presidente Erdogan había iniciado y una pérdida de apoyos tanto por parte de la UE como por la OTAN.

Rusia ha vuelto a torcer el brazo a EEUU, ha conseguido que públicamente se arrastren y cedan ante ellos y que la imagen de Putin continúe reforzándose interna y externamente. Todo apunta a que dicho baño de multitudes lo busca para vanagloriarse y como la herramienta más eficaz para ocultar a su pueblo los problemas económicos y la grave recesión que sufren. Su nivel de popularidad ha crecido hasta cotas impensables en otros tiempos. No creo que se conforme con esto y busque otras ventajas y posiciones más espectaculares.

[1] http://www.un.org/spanish/News/story.asp?newsID=31835#.Vnbp3DbSljo

[2] https://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/siria-resolucion-de-la-onu-sobre-armas-quimicas-un-paso-vital-para-que-se-haga-justicia-por-los/

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Grupos_armados_de_la_Guerra_Civil_Siria

[4] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/-es-turquia-un-buen-companero-de-viaje

[5] EEUU, Rusia, Irán, y Arabia Saudí, representantes de Turquía, Líbano, Jordania, Irak, Egipto, Qatar, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Omán y China.

[6] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/es-la-victoria-sostenible-la-solucion