Opinión

Fiesta nacional, desfile militar

El Estado vuelve a celebrar el 12 de octubre con un desfile militar como acto único 
La fecha se mueve entre la exaltación y la indiferencia 
 
Por Carlos Penedo (Artículo publicado originalmente en ‘Estrella Digital’) 
Foto: El rey Felipe VI preside el desfile militar del 12 de octubre. 
 
El anecdotario de los últimos 12 de octubre es variado. Por parte de los jefes de la oposición, en el año 2003 el entonces líder del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero permaneció sentado al paso de la bandera de Estados Unidos como rechazo a la invasión de Irak meses antes. Cinco años más tarde, en 2008, un micrófono abierto en un acto del PP pudo grabar la opinión de Mariano Rajoy como líder de la oposición sobre la celebración: "Mañana tengo el coñazo del desfile. En fin, un plan apasionante". 
 
El mismo Zapatero ya como presidente del Gobierno fue abucheado durante los ocho desfiles del 12 de octubre a los que asistió como presidente por parte de grupos de extrema derecha -o de derecha extrema-, que no callaban ni durante el homenaje a los caídos, el momento más solemne. Este 2014 el desfile militar de la mañana del domingo vuelve a ser prácticamente la única actividad oficial que organiza el Gobierno con motivo de la fiesta nacional. El Ministerio de Defensa es el que firma la publicidad institucional para este día. Seguridad y pensiones son el núcleo duro del Estado y las principales competencias del Gobierno central, aunque los ministros Wert y Mato pretendan convencer al ciudadano de que controlan la transmisión del conocimiento o de los virus; en Educación y Sanidad se aconseja mirar al consejero regional y al presidente autonómico. 
 
Ante la dificultad de que los inspectores de Trabajo simbolicen el Estado y bajen con paso marcial por el Paseo de la Castellana de Madrid, quedan los militares, con una tradición de siglos en la representación y ejercicio del poder hacia el exterior o de puertas adentro. Una de las novedades del desfile de este año es la graduación militar de quien preside los actos del domingo, Felipe de Borbón, teniente coronel en 2013 y mando supremo de las Fuerzas Armadas y capitán general en 2014, ascenso meteórico fruto de la abdicación de su padre el pasado mes de junio. Por año preelectoral, desafío soberanista de Cataluña o el 75 aniversario que se encuentra celebrado el Ejército del Aire, el desfile militar gana en esta ocasión en vistosidad. El cambio más destacado es que se recupera el desfile aéreo, tras dos años sin ese componente por las restricciones presupuestarias y la crisis económica. Si el tiempo no lo impide, este domingo está previsto que sobrevuelen Madrid 52 aeronaves, 27 del Ejército del Aire y 25 extranjeras. Entre ellas habrá representación de todos los tipos de aeronaves con las que cuentan las Fuerzas Armadas españolas y por parte foránea volarán también patrullas acrobáticas de Suiza e Italia. En cuanto al desfile terrestre, entre las glorietas de Atocha y Colón de Madrid participarán 3.000 militares, principalmente unidades a pie con presencia también de unidades a caballo y la Guardia Real en sus Harley Davidson. 
 
Este año España ejerce la presidencia de la denominada Iniciativa 5+5, un foro de seguridad mediterráneo que agrupa a cinco países de la ribera norte (España, Francia, Italia, Malta y Portugal) y a otros cinco países de la Unión del Mágreb Árabe (Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez), de la ribera sur, y todos ellos tendrán representación y bandera por el Paseo del Prado. No está previsto que participen blindados o carros de combate en la parada militar. La proyección y conexión internacional de la Defensa es un hecho y así se reconoce. En estas fechas el Estado Mayor de la Defensa informa de que España tiene a 1.816 militares en operaciones internacionales: 580 en Líbano (misión de Naciones Unidas), 344 en Afganistán (OTAN), 300 en Somalia (Unión Europea); y más de 300 entre Malí y la República Centroafricana, área de interés creciente para los responsable de la Defensa, que se reparten entre dos centenares en operaciones de la UE y otros 100 apoyando a las Fuerzas Armadas francesas en el territorio. A lo anterior se suman cerca de 300 militares embarcados en operaciones navales de la OTAN, últimamente muy activas en aguas del mar Negro que bañan el conflicto ruso-ucraniano. El desfile y la fiesta se producen en la misma semana que los segundos escalones del Ministerio de Defensa han comparecido en el Congreso para avanzar los presupuestos para 2015. 
 
En cuanto a los fondos, se cuenta que Defensa dispondrá el año próximo de 5.767 millones de euros, con un modesto crecimiento del 0,4%. No se dice tan claro que el presupuesto incluye al final del año otros 3.000 millones adicionales, entre organismos autónomos y transfusiones desde el Ministerio de Hacienda y del de Industria, que llegan a Defensa a mitad de ejercicio para pagar programas de armas y misiones internacionales. 
 
En relación con el personal, las Fuerzas Armadas tienen en estos momentos 121.000 militares en activo, de ellos 45.000 mandos y 76.000 soldados y marineros. Las cifras se sitúan lejos de los límites que estableció la Ley de la Carrera Militar de 2007, una horquilla aconsejable de entre 130.000 y 140.000. Un dato significativo es que la tropa ha bajado en más de 10.000 desde 2010. En cuanto a la organización interna de la Defensa, es los últimos meses ha pasado bastante desapercibido dos cambios de gran calado. En el último año, la Secretaría de Estado ha centralizado la gestión de los programas especiales de armamento, los principales programas de adquisición de material hasta ahora repartidos en su gestión entre los ejércitos y las propias empresas suministradoras. Se trata de un intento por parte del órgano central del Ministerio de controlar la gestión de unos programas con un coste de miles de millones de euros. 
 
El segundo movimiento ha sido la concentración de la infraestructura tecnológica de la Defensa en torno al INTA, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial que aglutina ahora también el Instituto Tecnológico de La Marañosa. Debiera suponer la modernización del sistema de I+D de la defensa y su necesaria conexión y utilidad con el sector industrial. Los dos movimientos refuerzan aún más la figura del secretario de Estado de Defensa, auténtico viceministro, con un poder real -económico- que supera al del titular de la cartera. El SEDEF ya es responsable del presupuesto de Defensa, cuando en otros ministerios los dineros se manejan desde la subsecretaría. 
A caballo entre la responsabilidad política del Ministerio y la localización de los posibles delitos, es interesante mencionar que en este año se está produciendo una acumulación desconocida de procesos judiciales que afectan al mundo militar, de distinta naturaleza. 
 
Por una parte, se encuentra el caso de torturas por parte de militares españoles en Irak a comienzos de 2004. El recurso retórico al comportamiento ejemplar de decenas de miles de militares españoles en operaciones de paz por todo el planeta durante 25 años ya no será posible, por irreal y arriesgado antes y después de conocerse estos sucesos. Una consecuencia lógica del proceso judicial sería extremar la vigilancia sobre comportamientos individuales. Existe también un segundo grupo de procedimientos judiciales que afectan a supuestos delitos cometidos por un número apreciable de unidades militares. Se trata de casos que afectan a la posible comisión de delitos relacionados con la gestión económica del Hospital Central de la Defensa (Gómez Ulla, en Madrid), la investigación de un fraude masivo en las cuentas del Acuartelamiento Aéreo de Getafe y el descubrimiento de una trama que gestionaba el cobro de mudanzas inexistentes por parte de oficiales del Ejército del Aire. La guinda ha sido el descubrimiento de 150 kilos de cocaína en el buque escuela Elcano, donde se forman los oficiales de la Armada y embajada flotante de nuestro país por medio mundo. 
 
Muy a menudo la elevada misión de las Fuerzas Armadas y el patriotismo de sus integrantes ha servido para ocultar la evidencia de los casos anteriores y su explicación: la clara incapacidad de los cuarteles generales de los ejércitos, de la Intervención General de la Defensa y de la dirección política y económica del Ministerio para controlar una organización muy extensa, donde abundan los territorios autónomos, soberanos e independientes. 
 
El Ministerio de Defensa copa este 2014 la celebración de la Fiesta Nacional, que insiste en no confundir con el Día de las Fuerzas Armadas de la primavera, últimamente convertido en jornadas de puertas abiertas sin los oropeles del pasado. 
 
Sí se han sumado a la celebración de octubre, sin embargo, algunas localidades. Es el caso del Ayuntamiento de Majadahonda, en la periferia residencial de Madrid, con resonancia pública en los últimos años por haber sido el epicentro de la trama Gürtel. 
Su alcalde, Narciso de Foxa, ha organizado para este domingo un "acto de conmemoración de la fiesta nacional", con homenaje a los caídos incluido. 
 
Las razones las explica en la carta enviada al domicilio de los 70.000 vecinos del municipio: "Creo que es una responsabilidad de todos defender la unidad de la Nación Española, Patria común e indivisible de todos los españoles" (las mayúsculas son del alcalde). "Te espero para celebrar con nosotros el Día del Pilar, patrona de la Benemérita, y participar en este acto solemne, que cobra aún más importancia hoy en día, cuando las amenazas independentistas pretenden dividir al conjunto de los españoles". Llega un 12 de octubre más, entre la sobreactuación de muchos y la incomparecencia de tantos. Quizá los dos públicos se encuentren en el mismo Paseo de Recoletos, en la Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo, hasta el 19 de octubre.