La clave nuclear

Javier Fernández Arribas

Las armas nucleares se han convertido en un factor clave de las relaciones internacionales, si alguna vez dejaron de serlo. Esto implica que quien logra la fuerza suficiente es respetado por los demás. Tampoco nada nuevo en la historia de la humanidad, sin embargo, choca con otros parámetros de las sociedades modernas con base democrática en el estado de derecho y las libertades de las personas. Nos encontramos hoy en un toma y daca por parte de las grandes superpotencias respecto a dos países y sus programas nucleares. Con Corea del Norte, respaldada por China, Estados Unidos negocia y prepara una cumbre para los próximos días.

El dictador ha conseguido su supervivencia, gracias a las armas nucleares, y una relación más o menos fluida con Xi Jingpin, el todopoderoso presidente chino. En su nueva y secreta reunión de estos dos días, el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha sido muy claro al admitir la opción de desnuclearización de la península coreana siempre que desaparezcan las amenazas contra su régimen. Unas amenazas que no sólo podrían venir del enemigo norteamericano y sus aliados en la región Corea del Sur y Japón. También desde Pekín por haberse convertido en una marioneta molesta por las acciones unilaterales emprendidas que han provocado demasiada inestabilidad y han colocado a los chinos en una situación evidente de complicidad inadmisible obligándoles, incluso, a adoptar sanciones contra Pyongyang. 

 Con Irán, Donald Trump no quiere el acuerdo actual, reclama mucho más control y supervisión, algo que los iraníes no están dispuestos a aceptar, de momento. Los mercados ya han descontado una decisión donde pierden sobre todo los europeos. Habría que analizar los intereses, más que las razones, que impulsan al presidente de los Estados Unidos a adoptar una posición negociadora con Corea del Norte, pasa del fuego y furia a la cordialidad que permite al dictador Kim sentarse en la mesa con el propio Trump.

Sin embargo, el otro miembro del antiguo eje del mal no dispone del mismo tratamiento y se rompe un acuerdo alcanzado con arduas negociaciones con la participación de China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania. De nada han servido los llamamientos de los gobiernos europeos que temen que nuevas sanciones contra el régimen de los ayatolas incremente la tensión en la región y desaparezcan los numerosos negocios e inversiones que se habían puesto en marcha con los iraníes. Otro damnificado es la Agencia Internacional de Energía Atómica. Sus inspecciones en Irán son despreciadas por Trump.

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