Opinión

La tiranía se acaba

Antonio Regalado 

Pie de foto: España reconocerá a Guaidó en las próximas horas.  Venezuela necesita una invasión masiva de comida y medicinas mientras se reconstruye el país.    

La democracia y la libertad están más cerca que nunca en Venezuela. La dictadura está cayendo. Esta es la sensación que palpamos en el kilómetro cero de la capital de España en este primer y frio sábado de febrero. 

“La larga noche chavista ha terminado”, dijo Adolfo Suárez Illana en la manifestación mundial convocada por el presidente legítimo Juan Guaidó. Los asistentes le aplaudieron con ganas al igual que a Albert Ribera, líder de Ciudadanos, que terminó su parlamento diciendo: “hoy todos somos venezolanos, recordad que no estáis solos”. Y aprovechó el púlpito de la puerta del Sol, junto a la estatua de Carlos III para pedirle al presidente del Gobierno Pedro Sánchez “que no se quede atrás y legitime al presidente de la Asamblea Nacional. España está con él”. En ese momento, los asistentes insistieron en sus proclamas: ¡Sánchez, escucha, únete a la lucha!

La libertad, imparable

Mientras millones de venezolanos salían a la calle en todo el país caribeño jugándose la vida exigiendo al dictador Nicolás Maduro que deje de usurpar el poder, -“que se vaya al carajo”, (literalmente)-,  varios centenares de compatriotas llenaban la Puerta del Sol para agradecer al Parlamento Europeo que haya reconocido a Juan Guaidó como presidente encargado de liquidar la dictadura, iniciar una transición a la democracia y convocar elecciones libres.

Este 2 de febrero quedará grabado en el corazón de los venezolanos que se han visto arropados por españoles, cubanos, nicaragüenses, bolivianos, chilenos… En efecto, no han estado solos en esta noche tan larga y oscura del chavismo (¡20 años interminables!) donde ya se vislumbra el alba, un nuevo amanecer en democracia. 

El diplomático Fernando Gerbás abrió el encuentro, tras la interpretación solemne y emotiva del himno nacional venezolano, explicando la legitimidad de Juan Guaidó según la propia Constitución vigente (Art.232) y adelantó que el tiempo del diálogo con el dictador se ha acabado. Pidió a la UE que envíe un avión para que se lleve a Maduro y se recuperen las libertades. La libertad es imparable. ”A pocas horas de la libertad” -terminó su enardecido discurso- “os doy a todos un abrazo eterno”.

Sin miedo, sin odio

A pesar del frío, nadie se movía. La Puerta del Sol despedía calor humano, calor caribeño, solidaridad. El presagio del cambio era un clamor. ¡Y ya cayó, la dictadura ya cayó¡, celebraban los asistentes  Los venezolanos de la diáspora -han emigrado a 56 países-,  y los que se quedaron atrapados en el país, han perdido el miedo al régimen, a su policía política, a la cúpula del ejército corrupto, a los comités castristas que dirigen Venezuela desde 1998 y, sobre todo, han perdido el miedo al hambre. Sin miedo, sin odio con dignidad.

“Ha llegado la hora”, explicaba a ATALAYAR una venezolana que tuvo que abandonar su país hace 17 años y llegó a España con una maleta casi vacía y tres hijos. “Hoy mis hijos se sienten españoles, pero yo tengo el sagrado deber de estar aquí defendiendo nuestro regreso”, precisó.

Luego tomó la palabra el ex alcalde de Caracas, Antonio Ledezma para confirmar que el régimen de Maduro se está desmoronando y ha pedido al presidente del gobierno que “España se ponga en primera fila” en la ayuda humanitaria, económica y social. Ledezma anunció “un bombardeo de pan, leche y miel que, a iniciativa de Guaidó, ya está en camino desde Colombia y Brasil”.

Todos con el pueblo

Las eurodiputadas Maite Pagaza y Beatriz Becerrade UPyD enardecieron al auditorio al afirmar, la primera, que “no podemos estar sin vosotros; os queremos”.  Beatriz, que fue perseguida por los sicarios de Maduro en su último viaje, se lanzó cual kamikaze: “este es el principio de una nueva era; y la ventana a esa nueva era la ha abierto Juan Guaidó”. Aquí los congregados corearon las consignas de los sueños casi cumplidos. ¿Quiénes somos?, gritó un speaker. ¡Venezuela!secundaron cual Fuenteovejuna. ¿Qué queremos?, insistió. ¡Libertad!  Meridianamente claro.

Los venezolanos están convencidos de que este momento es único y siguen soñando en volver a casa. Leopoldo López, padre del disidente del mismo nombre, torturado por el régimen chavista y confinado en su domicilio, presentó orgulloso a su señora, diciendo, simplemente: “es la madre de Leopoldo”. (Aplausos de admiración y ternura) “Hoy, después de tantos muertos” -decía emocionado Leopoldo padre- “después de tanto sufrimiento, de tanta sangre derramada; después de tanto dolor, estamos a punto de cumplir nuestros sueños; vamos a soñar juntos la Nueva Venezuela sin mafiosos. Llegó la hora de los hombres y las mujeres buenas. ¡Gracias, España! ¡Viva Venezuela! (Más aplausos)

Torturas y censura

Más allá de las proclamas políticas de los oradores (no asistió nadie de Podemo ni del PSOE, ni por supuesto del gobierno del Ayuntamiento de Manuela Carmena, aunque sí participaron los candidatos Begoña VillacísMartínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso), los testimonios directos de los familiares que han perdido a sus hijos o hermanos resultaron suficientemente dramáticos para comprender que hay que acabar con esta dictadura criminal. 

Solo hay lugar para la justicia. Sobra el diálogo. “La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad”, escribió Thomas Mann.  “En Venezuela se mata por un móvil”, denunció una de las exiladas. Espeluznante el relato de la hermana del último militar arrestado (y torturado) por pronunciarse a favor del presidente encargado. Pero de indescriptible puede calificarse el valor de una mujer de unos 40 años, cuyo hijo fue asesinado por los paramilitares de Maduro en 2017. El 23 de enero, justo el día de la declaración del nuevo orden, alumbró un pequeño que vivirá pronto en libertad. Y valerosa la exposición de unos padres que perdieron a su hijo (estudiaba bachillerato y pertenecía a la Orquesta Nacional) de un tiro en la nuca; o el del hermano de un futuro médico, asesinado en plena calle mientras asistía a un herido. ¡Cómo nos recordaron los tiempos de plomo del terrorismo etarra! 

Precisamente en esta misma Puerta del Sol estuvimos también esperando el milagro de la liberalización de Miguel Ángel Blanco el 13 de julio de 1997. Los terroristas mataron a un hombre de bien y el Estado no se rindió. Y aquí estábamos el día 13 de septiembre de 1973 cuando el atentado de la calle del Correo (13 muertos), atentado reivindicado por ETA hace apenas tres meses. Pero aquí, en esta manifestación con los amigos venezolanos respiramos esperanza, respiramos libertad.

La Asociación de Periodistas de Venezolanos en Madrid (Venepress), que agrupa a más de 300 profesionales, denunció las muertes, las agresiones, los cierres y las presiones del chavismo desde sus comienzos. La libertad de expresión es una quimera en aquellas tierras.

Pero ni las torturas ni la censuran pueden arrodillar a un pueblo orgulloso que cree que la dignidad no se negocia. En realidad, Maduro y su socialismo del siglo XXI, han convertido a Venezuela, en una cárcel en un estado fallido, en un país pobre que costará al menos una década levantar. 

En la recta final

Después de una semana infinita tras el ultimátum, cuando estábamos en la mitad del acto, llegaba la noticia del órdago de Maduro pactando unas elecciones. El tiempo se ha acabado. Estamos en el nuevo comienzo. Los representantes venezolanos confían en que en las próximas horas, ESPAÑA reconozca a Juan Guaidó como representante legítimo del Estado de Venezuela.

La noche oscura chavista se acaba. Maduro y a su cúpula militar corrupta solo tienen un camino: marcharse. El hambre no puede esperar. Venezuela necesita un Plan Marshall con ayuda humanitaria urgente. Comida y medicamentos. Reflotar PEDVESA, regenerar el tejido industrial, recuperar una sociedad civil, expulsar a los cuadros castristas. 

Paralelamente, la hoja de ruta política del presidente Guaidó es clara: cese de la usurpación del dictador, recuperación de las instituciones, empezando por el ejército e, inmediatamente, elecciones libres. Serán, como dijo Ledezma “los más demócratas de América Latina”. Paz, Libertad, democracia, esperanza. Se abrirán todas las cárceles del país para liberar a los presos políticos y a los militares decentes. 

No son objetivos fáciles (todavía) pero ya no hay marcha atrás. Nada es imposible cuando el alma y el corazón de los venezolanos de aquí y acullá sienten lo mismo: un amor inmenso por su tierra, por sus gentes. El pueblo tiene un líder joven y valiente: Guaidó. Y hay equipo. Y el dictador, que tiene que marcharse por las buenas o lo echarán por las malas.

Hay que empezar a trabajar y a levantar un país inmensamente rico, esquilmado y arruinado por el comunismo. Todos son víctimas de un usurpador, apoyado en las bayonetas. El frío de Madrid nos enseñó el calor de la libertad en palabras de Albert Rivera. La causa de Venezuela es la causa de España; es la causa de Europa y es la causa de todos los demócratas porque es la causa de la liberad”.  ¡Viva Venezuela Libre!