Las Cumbres de la OTAN

F. Javier Blasco, Coronel en la Reserva

La Alianza tiene por norma celebrar de forma bianual unas reuniones en las que asisten los Jefes de Estado y de Gobierno de sus países miembros y a las que además, se invitan a los denominados países asociados y a entidades u Organismos de calado internacional como pueden ser la UE, la ONU, la OSCE y al Banco Mundial. Estas reuniones reciben el nombre de Cumbres de la OTAN.

Los pasado 8 y 9 del presente mes ha tenido lugar la correspondiente a este periodo y se ha celebrado en Varsovia (Polonia), ciudad en la que se firmó el célebre Pacto del mismo nombre que unificaba esfuerzos económicos y militares de las ex Repúblicas Socialistas Soviéticas para enfrentarse precisamente a la propia OTAN.

Esta ha sido la edición 28º de la Alianza y en ella han participado los representares  y delegaciones de los 28 países miembros, las de los 26 países socios, así como a representantes de la Unión Europea, la ONU y el Banco Mundial. Cumbre que desde que se inició la confección de su agenda no ha tenido ni las expectativas ni la brillantez que otras anteriores, salvo por lo ya expresado de haberse celebrado en Varsovia.

Algunos analistas ya la han definido como la Cumbre de los gobernantes salientes, la de los muertos vivientes o la de la intranscendencia, no solo por los temas tratados en la misma, sino por la situación personal o nacional en la que se encontraban gran parte de los países o los dirigentes que se sentaron en torno a  la mesa de debate por ser, para muchos de ellos, la última vez que lo harán en este tipo de foros.

La situación individual y colectiva que atraviesa la OTAN, no es la más favorable que digamos; baste simplemente con dar un repaso a alguno de sus principales actores. El Presidente norteamericano se encuentra en su fase conocida como las del “pato cojo” en la que en vísperas de su salida definitiva de la presidencia, no está en condiciones de poder comprometerse en grandes eventos, dado que, a pesar de la tradicional continuidad en política internacional de EEUU, las perspectivas de la sucesión en la casa Blanca no son muy halagüeñas ni para el país ni para la propia Alianza.

El Primer Ministro Británico, principal culpable del Brexit, lo hacía a pocos días de presentar su dimisión como tal y era consciente de que el Reino Unido no puede, a pesar de sus esfuerzos por minimizarlo, comprometerse en grandes alharacas por la situación en la que queda el país con respecto a sus socios europeos y en las futuras relaciones de todo tipo que supongan compartir esfuerzos, costos o un importante intercambio de información.

Francia, se encentra en una triste situación política con el pueblo en las calles en protesta por las medidas impopulares a las que se ha visto abocado por las más que necesarias reformas laborales y de los insostenibles derechos sobre el bienestar social de sus ciudadanos. Envuelto además en un caos nacional provocado por los  embates terroristas yihadistas que se ceban en Francia como el de la pasada noche en Niza (el tercer ataque masivo desde enero de 2015). Elementos todos ellos que abren cada vez más las puertas a las teorías nacionalista y populistas de extrema derecha del partido Frente Nacional liderado por Marine Le Pen quien está cada vez más próxima a tomar el poder en un país que se encuentra con una izquierda dividida, una derecha a la baja y que quiere recuperar su perdida “grandeur” y se siente relegado a ser el costalero permanente de una Alemania que tampoco atraviesa por sus mejores expectativas de continuidad política en un futuro próximo, abatido por el irresoluto problema de los refugiados y con determinados elementos económicos poco esperanzadores para el que se supone la locomotora de la UE.

España, cuyos políticos siguen mirándose al ombligo y jugando como niños al no te ajunto, llenos de resquemores personales y de estúpidas líneas rojas totalmente insuperables por la intransigencia personal o la falta de experiencia en lo que significa ser políticos de altura y más en los momentos de crisis nacional e internacional. Esperando a ser o no multada por la UE por no haber cumplido con las exigencias sobre el déficit y viendo pasar los meses con un gobierno en funciones que se encuentra maniatado en todo tipo de decisiones. Y lo que es peor, con unas expectativas de futuro totalmente irrealizables, dado que la hasta ahora soledad del Partido más votado hará, que de seguir en el empeño, sea imposible el gobierno y la introducción de las leyes y reformas que se precisan a voces aunque se consiguiera una investidura en minoría.

Portugal, que siendo un país pequeño en todo, tampoco tiene un gobierno estable, una economía saneada, también puede ser objeto de penalizaciones por parte de la UE y que solo se consuela por acabar de conseguir por primera vez en su vida la Copa de Europa.

Italia, que una vez más, se encuentra al borde de los problemas políticos y económicos de envergadura y que muy posiblemente, se vea envuelto en grandes problemas en un futuro muy próximo por el resurgimiento de los populismos entre sus ciudadanos.

No sigo con más relatos por no aburrir, pero todos somos conscientes de que la mayoría de los países de la OTAN se encuentran con problemas domésticos de bastante calado, que los populismos y nacionalismos crecen en muchos de ellos a mayor velocidad que lo hacen los champiñones y que los recelos y disputas entre vecinos se agravan a medida que los problemas económicos crecen y la resolución de los litigios y agravios derivados de la llegada masiva de refugiados o los mazazos a los que les somete el terrorismo yihadista no se resuelven, sino se agravan.

En este marco, era de esperar que la OTAN no pudiera ni debiera meterse en grandes berenjenales y que la Cumbre de este año, fuera casi intranscendente, tal y como ha sido finalmente. No se han adoptado importantes medidas y como lo trascendental es mantener el tipo y la estructura burocrática y militar de la Alianza, se ha tenido que recurrir a levantar de nuevo el temor a los rusos, verdadera razón del origen y existencia de la OTAN. Así, bajo la denominación de Declaración de Seguridad Transatlántica de Varsovia, se ha establecido de forma genérica que los retos procedentes el sur y del este siguen siendo la fuente esencial de inestabilidad para la Alianza.

A este respecto, se ha adoptado la decisión de desplegar de forma rotatoria cuatro Batallones de unos 1.000 integrantes cada uno en los tres países bálticos (Lituania, Estonia y Letonia) y en Polonia; unos 4.000 soldados que se unirán a las escasas tropas de los países bálticos (unos 16.000 en total) para hacer frente a una amenaza rusa que ya cuenta con unos 68.500 efectivos entre Kaliningrado y el distrito Oeste a los que piensa incrementar en otros 30.000 además del despliegue de importante y moderno material bélico sobre todo en misiles de ataque y defensa[1]. 

Se ha vuelto a airear el sistema de defensa antimisiles de la OTAN desplegado con carácter fijo en Europa  dado que, por fin, en breve una parte del mismo alcanzará el nivel inicial de disponibilidad operacional. Elemento este que ha constituido la fuente de la mayor protesta rusa por continuar considerando, no sin cierta parte de razón, que el sistema no solo coarta su libertad de movimientos sino que fácilmente se puede constituir en un arma ofensiva contra ellos. 

Con respecto a la tan cacareada ayuda a Ucrania en apoyo a su defensa contra las pretensiones rusas tan solo se ha llegado a adoptar un paquete integral de asistencia para las necesarias reformas en Ucrania, que incluye fondos para la defensa cibernética, la logística de sus tropas y la rehabilitación de los heridos en combate. Aunque, no se especifica cuánto dinero y que tipo de medios se emplearan en dicho paquete de ayuda.

La lucha contra el ISIS ya no ha constituido una parte importante de la Cumbre, aunque por aquello de mantener o renovar algo de lo anterior y aparentar que se aporta algo nuevo se ha acordado la instauración de una misión en el Mediterráneo que adoptará el nombre de Guardián del Mar. La misión no es nueva y  tendrá como base la actual Active Endeavour por la que los buques de la OTAN en dicho Mar continuaran monitoreando los buques sospechosos de transportar materiales y medios susceptibles de ser empleados por los terroristas, ayudar a combatir el terrorismo y apoyar la operación Sofía de la UE que actúa en contra de las mafias migratorias. Además, se emplearán las bases aéreas turcas para el despegue de aviones equipados con el sistema de radar de alerta temprana y control aerotransportado (AWACS, por sus siglas en inglés) sobre Siria e Irak. Estos aviones actuarán en misiones de localización de objetivos, tareas de vigilancia y colaborarán en las acciones de mando y control de las operaciones militares sobre el terreno o durante los ataques aéreos.

En otro orden de cosas aunque relativo al mismo caso, se mantendrán las acciones de apoyo y entrenamiento de las fuerzas iraquíes y como novedad, se instalará un centro de Fusión de Inteligencia en Túnez que, al parecer, actuará como elemento de apoyo a las acciones de las fuerzas de operaciones especiales tunecinas en su lucha contra el yihadismo.

Con respecto a la ya prolongada misión de la OTAN en Afganistán, Apoyo Decidido (Resolute Support), los líderes de la OTAN han acordado prolongar sin especificar dicha misión "más allá del final de 2016", fecha en la que estaba previsto su repliegue. Además, aunque sin mucha concreción, se han comprometido a garantizar su contribución a la financiación de las fuerzas de seguridad de ese país hasta el 2020. 

Del compromiso adoptado en la anterior Cumbre en Gales, sobre acercar los gastos de defensa de cada país miembro al 2% de su PIB, ya no se ha vuelto a hablar. Desiderátum que es una ya muy vieja aspiración jamás alcanzada por la inmensa mayoría de ellos y lejos de cumplirse nunca a la vista de los hechos y las perspectivas de futuro. Por ello, mejor ni nombrarlo de nuevo.

En definitiva, poco ruido, muy pocas nuevas nueces en el cesto y solo se ha incrementado, aunque ligeramente, la presión sobre Rusia sin darse cuenta de que con ello alimentamos sus escusas e ira y de que este país observa con mucho regocijo los problemas por los que atraviesa la Alianza tanto de forma colectiva como individualmente. Aunque ellos también atraviesan por ciertas penurias económicas, su valoración es mucho más positiva que la nuestra con respecto a los grandes cambios que los de este lado podemos afrontar en un futuro muy próximo.

No me extraña que esta Cumbre haya adquirido tantos calificativos despectivos (algunos obviados) desde antes incluso de ponerse en marcha. Si las cosas no cambian drásticamente y en breve, la OTAN quedará relegada a una Organización residual por falta de compromisos reales, contenidos o misiones de calado y porque, sobre todo, su principal componente con respecto al nivel de aportaciones y compromisos, EEUU puede cambiar de orientación sobre su papel en la misma y esté dispuesto a abandonarla a su suerte si no aportamos mucho más los europeos. Donald Trump ya lo viene avisando desde hace tiempo y tiene muchas papeletas para poner sus posaderas en el sillón del mandatario más poderoso del mundo. Los previsibles grandes cambios de orientación política en muchos de los países importantes en Europa, la gran tibieza de sus mandatarios, su falta de compromiso y las más que probables pésimas perspectivas de futuro que enfrentamos tras el Brexit no son los mejores compañeros de viaje para evitar que aquello ocurra.

[1] http://www.bloomberg.com/news/articles/2016-07-06/putin-s-military-buildup-in-the-baltic-stokes-invasion-fears

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