Opinión

Libia pacta un plan para formar un Gobierno de unidad

Gonzalo Gómez/Mundo Negro

Naciones Unidas consiguió en Marruecos que los dos parlamentos libios firmaran su propuesta de acuerdo de Gobierno de unidad nacional. Está por ver, sin embargo, el valor real del texto, teniendo en cuenta que ni el Congreso General Nacional de Trípoli, ni la Cámara de Representantes de Tobruk, tuvieron el consenso de todos sus miembros. Durante la ceremonia de la firma, varios diputados abandonaron la sala en señal de desacuerdo, y entre los firmantes no se encuentran los presidentes de ambos parlamentos, que se reunieron por vez primera dos días antes de la firma en Malta. El enviado especial de Naciones Unidas, Martin Kobler, continuando el trabajo del español Bernardino León, mantiene que “las puertas están abiertas” para aquellos que no creen en el plan.

En cuanto a lo acordado, el nuevo Gobierno contará con Faeied Serraj como Primer Ministro, arropado por un Consejo Presidencial de nueve miembros. La base del parlamento provendrá de la actual Cámara de Tobruk. Un Consejo de Estado consultivo integrará a los representantes del parlamento de Trípoli.

Desde hace un año y medio conviven en Libia dos gobiernos, después de que varios grupos políticos, en su mayoría islámicos, renunciaran a integrarse en el nuevo parlamento tras perder las elecciones. No es esta división, sin embargo –un parlamento en Trípoli, y otro en Tobruk –, la única responsable de la caótica situación por la que transita el país, ya que decenas de milicias operan gracias a las numerosas y descontroladas armas presentes en suelo libio. Los grupos armados captan a jóvenes en difícil situación en un estado fallido que no ofrece muchas posibilidades de salir adelante y en el que escasean recurrentemente los alimentos y otros bienes básicos.

La formación de un Gobierno de unidad nacional que aglutine el poder y sea capaz de administrar un único ejército sería, sin duda, un gran paso hacia la pacificación del país. No obstante, las milicias armadas son ajenas a las conversaciones tuteladas por la ONU.

La salida de refugiados y migrantes desde Libia hasta Europa y la amenaza del Estado Islámico, cuya presencia en el país está acreditada –aunque no se sabe exactamente hasta qué punto–, han influido en la implicación de los actores internacionales, preocupados ahora en la búsqueda de soluciones al tema libio.