Mi comandante, nos veremos en el infierno

Josep M. Orta/diariabierto.es

Ha muerto Fidel Castro en la cama como tantos otros dictadores. Gracias a Manuel Fraga Cuba era de los pocos países en los que la diplomacia española tenía un papel importante junto a México, hecho que se ha desvanecido de un plumazo tras el reciente cambio de actitud del gobierno de Estados Unidos.

Los hechos que pretendo contar se remontan al octubre de 1991 cuando tras la caída del muro de Berlín y la desaparición del bloque comunista Cuba se quedó desamparada y sufriendo un drástico bloqueo. Cabe decir que en La Habana no había ni gatos. Manuel Fraga, a la sazón presidente de la Xunta de Galicia, tenía por mandato estatutario atender la emigración gallega y rompiendo el aislamiento internacional que sufría el régimen cubano aceptó visitar Cuba.

Fue recibido con todos los honores y Castro supo aprovechar hábilmente la presencia de un numeroso grupo de periodistas que acompañaban al presidente gallego. Estaba a punto de celebrarse el 500 aniversario del descubrimiento de América, hecho que el dirigente cubano lo valoraba con un “nos encontramos”.  Si el líder cubano acompañó día y noche a Fraga también fueron constantes sus contactos con la prensa. En una conversación informal en el palacio de la Revolución (antes palacio de los catalanes) el líder cubano elogió la educación que le habían dado los jesuitas y en plena cháchara le pregunté cómo siendo el líder de la revolución y el máximo mandatario del país se había quedado en el grado de comandante y no había ascendido a general. “Modesto que es uno”, replicó.

En esta visita Fraga, consciente de la hambruna que pasaba la población cubana, ofreció una romería a los gallegos residentes en Cuba (invitación ampliada a muchos cubanos) llenando las mesas de numerosas provisiones para que pudieran salir los comensales con las bolsas llenas.

Si Fraga había pasado una parte de su infancia en Cuba, Fidel Castro tenía antecedentes gallegos y el año siguiente el comandante visitó Galicia. La visita no fue tan plácida y tras una tormentosa cena con Fraga que terminó con la lacónica despedida con un “comandante, nos veremos en el infierno”. Tras este encuentro, el líder cubano dio por finalizada anticipadamente la visita oficial y de madrugada cogió su avión y volvió a La Habana sin comunicárselo a nadie. Fraga nunca quiso comentar el contenido de este encuentro que propició la abrupta finalización del viaje.

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