Un peligro global

                                                                                                                           Por Ramon Moreno Castilla

Que el terrorismo yihadista se está convirtiendo en una grave preocupación a nivel planetario es un hecho evidente. No solo por los peligros de todo tipo que supone el fundamentalismo islámico en todas sus facetas para el mundo arabo-musulmán; sino por lo que respecta a la paz y seguridad mundial, seriamente amenazadas. No obstante, conviene tener muy presente todo lo que subyace en este fenómeno que trasciende el enfrentamiento Oriente-Occidente, y sus respectivas civilizaciones, y va más allá de lo que podría denominarse “Guerra Santa”; réplica, al parecer, ahora en pleno siglo XXI, de las antiguas y no menos cruentas y sanguinarias “Cruzadas” (ver, “¿Qué hay detrás del Estado Islámico?”, Atalayar 20 de nov. 2014).

Las noticias que nos llegan cada día no pueden ser más escalofriantes. Al secuestro de Sidney, protagonizado por un individuo de origen iraní, que retuvo contra su voluntad a un grupo de rehenes, ciudadanos australianos; se une ahora la masacre de Pakistán, donde un comando suicida de talibanes irrumpieron en una escuela de Peshawar, asesinando a 141 personas, entre ellas 132 niños. Un hecho, de todo punto execrable, que de inmediato suscito la condena unánime de la Comunidad Internacional. ¿Es acaso el terrorismo, en todas sus modalidades, un fenómeno de nuestro tiempo? Todo indica que si. Por ello, se suceden reuniones al más alto nivel de los países árabes y occidentales intentando establecer alianzas para poder irradicar este peligro global. Así, los pasados lunes y martes se celebró en la ciudad de Marrakech una conferencia internacional sobre terrorismo específicamente dedicada al fenómeno de los “combatientes extranjeros” del yihadismo. Esta Conferencia forma parte del Foro Global Antiterrorista (GCTF, siglas en inglés) promovido por la ONU, y a ella asistieron 150 personas de 38 países. Uno de los grupos de trabajo presididos por Marruecos y Holanda, estuvo dedicado a analizar a los combatientes terroristas extranjeros. Desde su creación en La Haya en febrero, se ha reunido en Marrakech  (mayo) y en Abu Dabi (junio). En este contexto, son importantes las declaraciones a diversos medios de comunicación del presidente del Centro Marroquí de Estudios Estratégicos (CMES, siglas en francés), Mohamed Benhamou, quién ha señalado que el contingente de combatientes extranjeros que luchan con el Estado Islámico (EI) está formado por: 5.200 tunecinos, 3.200 saudíes, 4.000 libios, 1.000 franceses, 150 alemanes, 300 suecos; y por 1.200 marroquíes, de los cuales han muerto 250. Cifras que denotan el poder de captación y persuasión del yihadismo.

En esta preocupación por el terrorismo yihadista, se inscribe también la reciente cumbre de Granada del Grupo 5+5 auspiciada por España, a la que asistieron el anfitrión, ministro de Defensa español, y sus homólogos los ministros de Defensa de Francia, Italia, Portugal, Libia, Túnez, Marruecos y Mauritania, y responsables en materia de Defensa de Malta y Argelia. En dicha reunión se abogó por asegurar el funcionamiento de la coordinación entre los países miembros y el intercambio de información que permita disponer de datos operativos para ser más efectivos en la lucha contra el terrorismo internacional: “la amenaza compartida, que supone que si un país está amenazado, están amenazados todos”. El ministro español despidió la presidencia española y le entregó el relevo a Túnez que presidirá durante los próximos 12 meses el grupo que aglutina a los responsables de Defensa de los países del Mediterráneo Occidental. Asimismo, los asistentes mostraron su respaldo a las autoridades e instituciones de Libia, enfrascada en una fraticida guerra civil, en la que estarían implicadas ciertas potencias occidentales, por el control de los yacimientos petrolíferos libios, y los ingentes acuíferos del desierto; económicamente casi tan importantes, o más, que los propios hidrocarburos.

Esta iniciativa del Grupo 5+5 fue creada en diciembre de 2004 por los ministros de Defensa de los diez países mencionados, y tiene como objetivo prioritario desarrollar la cooperación multilateral entre ellos para promover la seguridad en el Mediterráneo Occidental. Constituye un foro de encuentro entre naciones que comparten un mismo ámbito geográfico para favorecer el conocimiento y confianza mutuos, establecer un diálogo para el intercambio de información y experiencias y promover actividades prácticas de cooperación multilateral en campos de interés común para reforzar la seguridad de la zona. Cada año, la presidencia del Comité Director de la Iniciativa recae en uno de los países miembros, de forma rotatoria y por orden alfabético. El país que la asume se encarga de promover las actividades previstas en el plan de acción y de organizar las reuniones de los representantes de los países miembros que presentan, debaten y acuerdan los asuntos propuestos.

Por otra parte, y como prueba evidente de la enorme importancia que las Policías de todo el mundo dan al fenómeno terrorista, el fin de semana pasado se celebró en Maspalomas (Gran Canaria) la Conferencia Antiterrorista de INTERPOL, también sobre los Combatientes Terrorista Extranjeros, que fue inaugurada por el Director del CNP español, quién en su intervención expuso la necesidad de “abordar la amenaza desde la raíz, a través de la desarticulación de las redes dedicadas al reclutamiento y traslado de los combatientes a los países en conflicto y mediante la neutralización de los terroristas retornados”. Durante tres días, 125 participantes de 38 países de todos los continentes y cinco organizaciones internacionales, intercambiaron experiencias y recopilaron información policial sobre los combatientes en las redes sociales y la desarticulación de redes dedicadas a la organización y facilitación de sus desplazamientos, en particular, las que se ajustan a casos recientes.

En este encuentro, se focalizó la atención en los combatientes que se desplazan a las zonas de conflicto de Siria e Irak, la necesidad de contar con un marco legal común y la optimización de instrumentos existentes como las diversas bases de datos de INTERPOL, especialmente las de terroristas internacionales y la de documentos de viajes perdidos o sustraídos. Se trata, de que los países trabajen en equipo y se ofrezca una respuesta global, en la que INTERPOL es la institución idónea para detectar de manera proactiva estas conductas delictivas y anticiparse a sus consecuencias. En la reunión se decidió ayudar a los países miembros de la Organización Internacional de Policía Criminal para obtener una visión general del perfil de los terroristas extranjeros y de las redes descubiertas hasta la fecha. Asimismo, se acordó contribuir a poner en marcha mecanismos para detener e impedir el reclutamiento y traslado de esas personas y la facilitación de sus actividades mediante el intercambio de información sobre casos concretos. Precisamente, es de resaltar la respuesta que se ha dado a estos hechos, con el desmantelamiento de una célula terrorista activa en Ceuta, Melilla y Barcelona, especializada en el reclutamiento y adoctrinamiento de mujeres voluntarias de nacionalidad hispano-marroquí, para incorporarse a las filas del Estado Islámico en Siria e Irak como combatientes y/o esclavas sexuales.

Ello demuestra, de forma fehaciente, el firme compromiso del Reino de Marruecos en su lucha contra el fundamentalismo islámico y el terrorismo yihadista. Marruecos ha estableciendo una reciente alianza con el país hermano Emiratos Árabes Unidos (EAU), pese a no participar en la coalición internacional liderada por Estados Unidos que bombardea implacablemente posiciones del EI en Irak y Siria; lo que ha propiciado una avalancha de refugiados civiles, en condiciones precarias, como ha denunciado reiteradamente ACNUR. Marruecos, no solo ha sido históricamente un bastión contra el avance del fundamentalismo islámico en la zona, sino que la figura del Rey Mohamned VI, Comendador de los Creyentes, le confiere al Monarca marroquí una indudable autoridad religiosa, al tiempo que sirve de un extraordinario electo aglutinador y de cohesión social. El rito malekita de la variante suní, rama del Islam que se profesa en Marruecos, representa asimismo una concepción moderada e integradora del Islam, en contraposición con otras creencias radicales e intransigentes que sirven de soporte religioso al fundamentalismo islámico; que, a su vez, es un peligroso caldo de cultivo para toda clase de radicalismos, lo que ha desembocado en el terrorismo yihadista que asola a tantos países.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato