Abierta la carrera para la sucesión en Argelia

Pedro Canales

La crisis financiera que sacude el país y la enfermedad irreversible de Abdelaziz Buteflika, están acelerando la carrera a la sucesión presidencial en el país norteafricano. Cualquiera sea el candidato a suceder al octogenario presidente, debe contar con el aval de las Fuerzas Armadas, verdadero poder en Argelia desde la Independencia de la excolonia francesa en 1962.

Varios candidatos suenan insistentemente en los medios políticos y mediáticos del país norteafricano. Algunos con más posibilidades que otros para ocupar el sillón presidencial. Los analistas de inteligencia magrebíes sitúan en cabeza de preferencia al hasta hace poco tiempo jefe de los Servicios Secretos argelinos, el general Mohamed Medien Lamine, llamado Tufik. Durante un cuarto de siglo fue el jefe del espionaje. Buteflika modificó la composición y las funciones de los Servicios Secretos hace un año, y Tufik fue relevado de su puesto, pasando “a disposición” del Estado. Según fuentes dignas de crédito, el general Medien ha vuelto a tener los favores presidenciales, aunque no el poder omnímodo que tuvo en el pasado. La imagen internacional de un Vladimir Putin temido y eficaz para su país, da alas a los que consideran a Tufik como posible escenario.  

En segundo lugar, se cita el nombre del general Ahmed Gaid Salah, jefe del Estado Mayor y viceministro de la Defensa. A pesar de sus 77 años, es extremadamente activo y en los dos últimos años ha recorrido varias veces todas las regiones militares del país – Argelia está dividida en seis regiones militares – y los principales acuartelamientos, además de recibir personalmente a todas las delegaciones militares extranjeras en visita en el país.  Tras la toma del poder por el mariscal Abdelfatah Al Sissi en el golpe de Estado de junio de 2014 en Egipto, desalojando del gobierno a los Hermanos Musulmanes ganadores de las elecciones que llevaron al poder a Mohamad Mursi, al general argelino Gaid Salah se le atibuye la intención de emular a su homólogo de El Cairo.

Se citan también como posibles candidatos a la sucesión de Abdelaziz Buteflika, a su hermano Said Buteflika, consejero principal y confidente del presidente; al antiguo  primer ministro Ahmed Uyahia, hoy ministro de Estado y jefe de Gabinete de Buteflika; así como a otros dos militares bien posicionados, el general Abdelghani Hamel, que hizo su carrera en la Gendarmería Nacional y es actualmente el director de la Seguridad Nacional; y el general Athman Tartag, nuevo jefe de los Servicios Secretos en sustitución del general Medien, que despacha directamente con el presidente de la República, ya que los Servicios de Espionaje (DRS) han pasado a depender orgánicamente de la Presidencia tras su remodelación.

De cualquier manera, la carrera presidencial no depende de los propios candidatos, sino de las Fuerzas Armadas y de los llamados poderes fácticos, un difuso conglomerado de personalidades del Estado, militares jubilados y oligarcas.

En caso de “vacante de poder”, sea por imposibilidad física o por defunción, automáticamente se reuniría el conclave militar para designar el candidato más idóneo para defender los intereses del país, dar contigüidad al sistema político y hacer frente a los compromisos internacionales. El candidato no es necesariamente el más apto, sino el más leal y seguro defensor de los intereses en juego. 

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