Alhucemas, una ciudad rebelde machacada por el majzén

Paco Soto

Pie de foto: Militares y policías reprimen una protesta en Alhucemas durante el reinado de Hasan II/DR.

Alhucemas es una ciudad de la costa mediterránea situada en el norte de Marruecos. Tiene 200.000 habitantes y es capital de la provincia del mismo nombre. Enclavada en el Rif, una región de cultura mayoritariamente bereber, rebelde y tradicionalmente hostil al majzén, el sector oligárquico más conservador y arcaico incrustado en los aparatos del Estado. Abdelkrim El-Katabi, líder político y militar rifeño que combatió a los colonialismos español y francés, proclamó la República del Rif, entre 1923 y 1926. Unos años antes, en 1921, Abdelkrim El-Katabi derrotó a los militares españoles en Annual. Alhucemas perteneció al Protectorado español en Marruecos, que llamó esta ciudad Villa Sanjurjo, en homenaje al general golpista y africanista José Sanjurjo.

La citada urbe fue un escenario bélico importante durante la denominada guerra del Rif que enfrentó al Ejército colonial español con los independentistas rifeños.  En Alhucemas y su región se hablan cuatros lenguas: el tarifit (variante rifeña del bereber), el árabe, el español y el francés. Después de la independencia de Marruecos, durante el reinado de Hasan II, Alhucemas, como el resto del Rif, fue marginada por el poder desde el punto de vista económico y social. El monarca alauí y el majzén no se fiaban de los rifeños, e hicieron todo lo posible por amargarle la vida a este pueblo rebelde.

Proyectos económicos y sociales

La situación mejoró tras la llegada al trono de Mohamed VI. El Estado llevó a cabo grandes inversiones en infraestructuras en muchas ciudades rifeñas como Alhucemas, que sufrió un importante terremoto de 6.2 grados en la escala Richter el 24 de febrero de 2004, que causó graves daños materiales y provocó la muerte de casi 600 personas. También se pusieron en marcha grandes proyectos económicos y sociales. Pero los problemas siguen siendo graves, y muchos habitantes de Alhucemas y su región denuncian la marginación, las injusticias, la corrupción y la prepotencia del majzén y el olvido que sufren por parte del Estado. La defensa de la identidad amazigh (bereber) está cada vez más presente en las protestas populares.  El descontento social se incrementó notablemente a partir de noviembre de 2016, después de que un vendedor ambulante de 31 años, Mouhcine Fikri, muriera triturado en un camión de basura en Alhucemas. Siendo príncipe heredero, a finales de los años 50 del siglo pasado, Hasan II dirigió la represión contra una rebelión popular que estalló en el Rif. Muchos rifeños no lo han olvidado.

Pie de foto: El Rey Hasan II.

Militarización y represión

En este contexto, la historia de Alhucemas y su región es la crónica de décadas de marginación, militarización y dura represión del poder autoritario consolidado y perfeccionado por Hasan II. La muerte de Mouhcine Fikri hace unos meses fue la gota de agua que hizo desbordar el vaso de la paciencia de miles de ciudadanos rifeños de Alhucemas y su provincia. Las reivindicaciones sociales y económicas son muchas, y desde el punto de vista estrictamente político hay una que tiene cada vez más peso: la desmilitarización de Alhucemas. Es el objetivo de varios partidos y ONG. Tras la independencia de 1956, un Dahir (decreto) real del 29 de noviembre de 1958 declaró la ciudad rifeña zona militar.

Fue la reacción del Estado al descontento popular rifeño. Anteriormente, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) calificó la independencia de Marruecos de “parcial” y planteó la necesidad de seguir luchando por la plena soberanía de otros territorios, como la entonces colonia española del Sáhara Occidental. La decisión del sector más radical del independentismo marroquí irritó profundamente a los mandamases del Estado, y el asesinato del resistente rifeño Mohamed Ben Abdallah Ben Taïeb Ben El Habib, alias Abbas Messaâdi, el 27 de junio de 1956, provocó una grave crisis política en el país.

Pie de foto: El general Mohamed Oufkir, responsable militar de la represión de la sublevación del Rif, en enero de 1959.

Estado insensible

Dos años después, el traslado de los restos mortales del combatiente rifeño a su pueblo, Ajdir, en la provincia de Alhucemas, causó graves disturbios en el Rif contra el majzén y el nacionalista y conservador Partido Istiqlal (PI). Como consecuencia de los disturbios se creó el Movimiento de Liberación del Rif, el 7 de octubre de 1958, que apostó por la autonomía de la región. El Estado no atendió las reivindicaciones rifeñas y los rebeldes más radicalizados transformaron el Movimiento de Liberación del Rif en un grupo armado dirigido por Chrif El Khamlichi. El Dahir real del 29 de noviembre de 1958 proclamando Alhucemas como zona militar fue la respuesta contundente del poder. El primer ministro en aquella etapa de la historia de Marruecos era Ahmed Balafrej.

El Dahir real número 1.58-381 fue publicado en el Boletín Oficial del Estado. El año siguiente, en enero de 1959, Hasan II dirigió la operación de pacificación militar del Rif para frenar la sublevación de la población. La represión provocó centenares de muertos que fueron enterrados en fosas comunes. El general Mohamed Oufkir fue el brazo derecho de Hasan II en la represión. Posteriormente se convirtió en el hombre de confianza del nuevo Rey, hasta que el 16 de agosto de 1972 intentó derrocarlo a través de un golpe de Estado que fracasó. Según la versión oficial de los hechos, el general golpista, conocido por su crueldad, se suicidó de un tiro.

Pie de foto: Manifestación de protesta en las calles de Alhucemas/Abdeljalil Bounhar AP.

Marginación económica

Tras la represión llegó la marginación económica del Rif. La miseria, el paro y la falta de inversiones públicas obligaron a decenas de miles de rifeños a emigrar a diversos países europeos. En 1971, según estadísticas oficiales, las provincias rifeñas de Nador y Alhucemas ocupaban la primera y segunda plaza, respectivamente, en el proceso migratorio. El empobrecimiento del Rif generó actividades económicas ilegales como el contrabando y el tráfico de drogas. En enero de 1984, los rifeños salieron otra vez masivamente a la calle para protestar contra la pobreza, el paro y la carestía de la vida. Como en 1958, la revuelta acabó en matanza. Según el poder, solo hubo cuatro muertos. El Rey Hasan II pronunció un discurseo en el que tildó a los rifeños de Nador, Alhucemas, Tetuán y Ksar El Kebir de “salvajes”.

Cambio de rumbo

La situación en el Rif mejoró desde que reina Mohamed VI. El soberano viajó a Alhucemas en el año 2000, e impulsó la Instancia Equidad y Reconciliación (IER), una entidad que investigó los crímenes de Estado cometidos durante el reinado de Hasan II y fue dirigida durante años por el difunto Driss Benzekri, militante de la izquierda marxista leninista y preso político durante años. Fue un cambio de rumbo por parte del Estado. Pero el IER no evocó en ningún momento a los responsables de la represión en el Rif en 1958, lo que provocó una ola de indignación en la región rebelde y berberófona. Hace más de seis años, en plena ‘Primavera Árabe’, el 20 de febrero de 2011, Alhucemas y su provincia fueron el escenario de masivas protestas organizadas por el opositor Movimiento del 20 de febrero. Estallaron graves disturbios en Imzouren y Beni Bouayach y cinco jóvenes murieron en el transcurso de una manifestación.

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