Amnistía Internacional critica al Gobierno español por querer prohibir el burka

Por Luz García Pueyo
Foto: Dos mujeres vestidas con el velo integral en un parque de una ciudad española.
 
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo dio el visto bueno hace más de dos meses a la Justicia francesa que a finales de 2010 prohibió el velo integral en los espacios públicos en Francia. Este asunto ha provocado numerosas polémicas en Francia y en otros países europeos como España entre partidarios y detractores del velo integral. Ahora, Amnistía Internacional (AI) y otras ONGs se muestran contrarias a una regulación que limite el uso en España del velo integral, que incluye el niqab y el burka. “Esta medida podría atentar contra el derecho a la libertad de expresión y la libertad religiosa, y que afecta en particular a las mujeres musulmanas, por lo que pensamos que puede ser una medida discriminatoria”, declaró a una agencia de prensa María Serrano, portavoz de AI en España. El Gobierno de Mariano Rajoy  ha puesto sobre la mesa el debate de la legislación del burka y otros velos integrales en el país. Y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, afirmó que “es un buen momenito” para la prohibición del uso del burka aprovechando la tramitación de la Ley de Seguridad Ciudadana. El último en pronunciarse fue el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que puso de manifiesto que lo más importante en este asunto tan polémico y emocional es “que se garanticen los derechos de la mujer y la seguridad”. El titular de Justicia del Gobierno del PP recordó que un ciudadano de ambos sexos tiene la obligación de identificarse, por seguridad. En este sentido, explicitó Ruiz Gallardón que “cuando tal cosa ocurra, está claro que me da igual que sea el burka como un casco integral de moto, evidentemente no podrán estar autorizados por las autoridades”. El ministro español de Justicia se reunió con su homóloga francesa, Christiane Taubira, y en este marco le preguntó si la regulación que ha hecho Francia sobre el velo integral es aplicable en  España. En Francia esta prohibición en lugares públicos lleva vigente desde 2011. La multa para las mujeres puede oscilar entre los 150 y los 700 euros o su equivalente en “trabajos públicos”. La sanción para quien “instigue” al uso del burka es de 30.000 euros y hasta un año de cárcel.
 
El caso de Lleida
En España, el primer ayuntamiento que intentó prohibir el velo integral  fue el de Lleida, en mayo de 2010. Después lo plantearon los Ayuntamientos de Barcelona y Tarragona y otros tres municipales catalanes. Pero el Tribunal Supremo anuló en 2013 estas ordenanzas alegando que las corporaciones locales no tienen competencia para regular en este tema, una legislación que corresponde al Parlamento. Según AI, “las autoridades argumentan esta medida por razones de seguridad pero no está demostrado que sea necesaria. No ha sucedido nada que haya hecho pensar que es necesario prohibir el uso del velo en el espacio público”. En la misma línea, la portavoz en España de la ONG defensora de los derechos humanos consideró que el planteamiento del Ejecutivo español “es una medida innecesaria, no hace falta prohibir por ley el uso de una prenda de ropa. Si existe algún problema de seguridad lo que pueden hacer es pedirle a las personas que descubran su rostro en un momento en el que se produzca un incidente”. María Serrano consideró que “el argumento de combatir la desigualdad de las mujeres musulmanas” con “una prohibición general de este tipo afectaría a dos grupos de mujeres: a las que decidan llevarlo libremente y a las que posiblemente puedan ser coaccionadas por terceras personas o por su comunidad. En estos casos, esta medida no serviría para luchar contra la desigualdad, porque la consecuencia sería someter a la mujer a la tesitura de tener que elegir entre la coacción de terceros o de su comunidad y la prohibición del Estado. No aporta ninguna solución a una mujer que puede sufrir violencia. De hecho, puede suponer que queden más encerradas en su casa”. Por otra parte, la Junta Islámica de España también pidió al Gobierno que “centre sus esfuerzos en defender la dignidad de las mujeres, en fomentar la conciliación familiar y laboral” y que no se preocupe “de regular el uso del burka”.
 
Chequia también
En España hay más de millón y medio de musulmanes. Hasta cierto punto es lógico que una medida como la prohibición del velo integral  genere discusiones acaloradas y agrios debates en el seno de la comunidad musulmana, que es plural y diversa, y en el conjunto de la sociedad española. Pero la polémica del velo integral ha llegado incluso a países europeos con poca presencia musulmana. Es el caso de la República de Chequia, un país de la antigua Europa comunista que pertenece a la Unión Europea (UE) desde 2004. En este país de Europa central de 10 millones de habitantes donde hasta ahora el racismo se ha dirigido fundamentalmente hacia los gitanos, viven apenas 11.000 musulmanes, y el simple velo islámico -el hiyab-  es sujeto de controversia. En este contexto, la Defensora del Pueblo checa, Anna Sabatová, se mostró a favor de tolerar el velo islámico no integral en el sistema educativo. El detonante fue el caso de dos estudiantes de enfermería a las que el centro les prohibió el uso de la prenda durante las clases. El uso del velo islámico en centros públicos, como escuelas, no ha suscitado en la sociedad checa el mismo grado de debate que en Francia, pero sí que ha provocado ya los primeros problemas legales. Tras la polémica sobre esta cuestión en la  Escuela de Enfermería de Praga, que prohibió el uso del hiyab a dos estudiantes musulmanas, alegando que contravenía el reglamento de vestuario del centro, la Defensora del Pueblo intervino para defender a las jóvenes. “Llevar pañuelo no debería ser un problema. Y si me acuerdo de mi abuela, ella nunca, ni en público ni en casa, aparecía sin pañuelo”, manifestó Sabatová. Según medios checos, la tolerancia al velo se ve afectada por la islamofobia de la sociedad checa. Un reciente sondeo del Instituto Sociológico Checo apunta que dos tercios de la población temen al islam. Este dato sitúa a Chequia como uno de los países más hostiles al islam en la UE. El propio presidente checo, Milos Zeman, declaró que primero se acepta el velo, y se acaba tolerando el burka. No todos los políticos checos piensan igual. El ministro de Educación, Marcel Chládek, mostró una posición más tolerante con el velo islámico. Como recuerda la emisora pública ‘Radio Praga’, “la próxima semana se cumplen 10 años desde el registro del islam como comunidad religiosa, lo que les permitirá optar a convertirse en religión reconocida por el Estado. Esto posibilitaría a los musulmanes abrir escuelas propias, que se reconozcan sus bodas y el envío de imanes a las prisiones. Para ello será necesario que una milésima parte de la población, es decir 10.400 personas, se adscriban a este credo”. Así las cosas, una petición pública para impedirlo ha recogido ya más de 10.000 firmas en el país.

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