Amnistía Internacional denuncia la 'represión discriminatoria' contra los subsaharianos en Argelia

Paco Soto

Pie de foto: Dos inmigrantes subsaharianos en Argel.

La situación de miles de inmigrantes subsaharianos en Argelia es muy difícil. También lo es en Marruecos. Estos africanos querían llegar a Europa, pero finalmente tuvieron que quedarse en Argelia, un país con muchas dificultades sociales y un grave problema de emigración local. Según Amnistía Internacional (AI), las autoridades no tienen voluntad política para encontrar soluciones favorables a los migrantes. Los africanos que tienen suerte residen legalmente en Argelia y algunos tienen trabajo. Pero muchos, varios miles, carecen de permisos de residencia y de trabajo y malviven en el país con mayor potencial de riqueza de todo el Magreb. Algunos policías y gendarmes tratan a los migrantes subsaharianos de manera arbitraria, denuncia AI, y también en la población hay personas que se aprovechan de su desamparo y pobreza para explotarlos. AI considera que lo más grave es que las autoridades locales reservan un trato degradante y llevan a cabo una “represión discriminatoria” contra los africanos subsaharianos. En este sentido, AI evoca la expulsión forzosa de 2.000 migrantes originarios de diversos países del continente africano como Malí y Níger. La ONG asegura que entre los expulsados se encontraban unos 300 menores, 25 de los cuales no estaban acompañados por adultos.

AI informa en un documento que la nueva ola de expulsiones empezó el pasado 22 de septiembre, cuando la Policía y la Gendarmería se dedicaron a detener de forma arbitraria a migrantes subsaharianos en Argel y en la periferia de la capital del país magrebí. AI sostiene que las detenciones policiales se basaron en el perfil étnico de los arrestados, según Heba Morayef, directora de Investigaciones para África del Norte de la ONG. “Nada puede justificar los arrestos y las expulsiones de centenares de personas en función de su color de piel o del país de origen”, opina Morayef. AI piensa que las detenciones en función del origen étnico de las personas, los “arrestos arbitrarios y las expulsiones masivas de las últimas semanas demuestra la actitud discriminatoria de las autoridades argelinas hacia los migrantes de África subsahariana”. Por ello, la organización internacional pide a las autoridades argelinas que “pongan término a los arrestos y expulsiones ilegales”.

Pie de foto: Un grupo de subsaharianos detenidos por la Policía argelina esperan su deportación.

Respetar la legalidad

Según AI, en agosto de este año, más de 1.000 nigerianos que residían en Argelia fueron expulsados a su país. Amnistía apela al respeto de las leyes internacionales, que estipulan que nadie puede ser expulsado arbitrariamente, sobre todo cuando las expulsiones se dirigen a países donde se violan los derechos humanos. Abundando en la misma línea, AI pide a las autoridades argelinas que “se esfuercen en luchar contra la discriminación étnica y el discurso del odio contra los subsaharianos, y reformen las leyes sobre las condiciones de residencia de los trabajadores migrantes en Argelia”. En septiembre, 15 refugiados detenidos por la Policía tuvieron que ser liberados tras la intervención de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (HCR) en Argelia. En Malí, diversas ONGs han denunciado la política de expulsiones que practica Argelia.

Pie de foto: El primer ministro argelino, Ahmed Ouyahia.

Declaraciones de Ouyahia

El pasado mes de julio, Ahmed Ouyahia, que en este momento era jefe de Gabinete del presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, y actualmente es primer ministro, provocó una agria polémica social y política al declarar que los inmigrantes que llegan al país magrebí generan “crimen y droga”. Las declaraciones de Ouyahia fueron criticadas dentro y fuera del país. Abdelmoumene Khelil, secretario general de la Liga Argelina de Defensa de los Derechos del Hombre (LADDH), manifestó que “las declaraciones [de Ouyahia] son dignas de los discursos de la extrema derecha”. Otras voces críticas se pronunciaron contra Ouyahia, y AI calificó sus palabras de “chocantes” y “escandalosas”, porque “alimentan el racismo y favorecen la discriminación y el rechazo de estas personas”.

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