Argelia impulsa una nueva estrategia en la lucha contra la pobreza y la exclusión social

Por Ahmed Brahim
Foto: La pobreza y la exclusión social son dos graves problemas en Argelia. 
 
La ministra argelina de la Solidaridad Nacional, la Familia y la Condición de la Mujer, Munia Meslem, afirmó en la provincia de Suk Ahras que su departamento adoptará una nueva política en materia de lucha contra la pobreza y la exclusión social en Argelia. La ministra hizo estas declaraciones en el marco de un encuentro con el embajador de Bélgica en Argelia, Frédéric Meurice, para analizar la situación de la pobreza en el municipio de Sidi Fredj. Munia Meslem y Frédéric Meurice  pusieron de manifiesto la necesidad de que Argelia y Bélgica impulsen medidas para “sacar de la pobreza a categorías sociales que viven de subsidios y permitirles el acceso a un puesto de trabajo permanente”. El programa contra la pobreza en Argelia llevado cabo por los dos países en Sidi Fredj busca la mejora de la gestión de los servicios y programas sociales, sobre todo en el ámbito de la educación, la salud, la agricultura, la alimentación y el agua potable en uno de los cinco municipios más atrasados de Argelia. Para superar esta situación, según  prometió la ministra de la Solidaridad Nacional, su departamento pondrá en marcha un “plan de Estado” a favor de los sectores más desfavorecidos de Sidi Fredj y llevará a cabo una “mejor gestión de los recursos del Estado”. Un 23% de la población argelina vive por debajo del umbral de pobreza. La economía argelina es  todavía poco abierta al libre mercado, ya que existe una fuerte presencia del Estado en todos los sectores productivos. Aunque Argelia ha sufrido la crisis económica global, en estos momentos se encuentra en una fase positiva gracias a los beneficios del petróleo y el gas, que constituyen su principal fuente de ingresos.  La situación macroeconómica parece sólida, según los indicadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos, pero la riqueza de los hidrocarburos no llega a la mayoría de la población, sino a pequeñas franjas vinculadas al Estado y a un sector minoritario de clanes civiles y militares que controla el país norteafricano. La pobreza y la miseria, el desempleo, la falta de viviendas y de infraestructuras adecuadas, la inflación y el estado calamitoso de la sanidad y la educación públicas son algunas de las  lacras sociales que sufren los argelinos.  
 
Muchos problemas
Las autoridades han  sido hasta hora incapaces de reducir la pobreza y las desigualdades, a pesar de las promesas. Aunque el país podría seguir creciendo en torno al 4% en los próximos años, gracias principalmente al despegue de los hidrocarburos y al impulso del gasto público, Argelia seguirá siendo una nación en vías de desarrollo y muchos de sus 34 millones de habitantes no conseguirán un nivel de vida aceptable desde el punto de vista del bienestar económico y social. Más de un millón de argelinos (10% de la población activa), sobre todo jóvenes, seguirán desempleados en los próximos años.  El gran problema es que el sector de los hidrocarburos, que produce el 35% del PIB,  sólo  genera el 5% de los nuevos empleos. El PIB per cápita de Argelia en 2012 fue de 4.158 euros,  257 euros más  que en 2011. Es inferior al de Libia (9.469 euros en 2012), pero  superior al de Marruecos (2.409 euros en 2013), Túnez (3.276 euros en 2012) y Mauritania (860 euros en 2012). 
 

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