Argelia suspende en derechos humanos

Paco Soto

Pie de foto: Carga policial contra una protesta callejera en la capital argelina.

Argelia es un gran país de África, la principal potencia económica del Magreb gracias a los hidrocarburos. Es un territorio inmenso y poco poblado y sus habitantes podrían ser ricos y disfrutar de un alto nivel de vida, como en la Europa desarrollada, si el país no hubiera sufrido durante décadas la opresión colonial francesa y después de la independencia, en 1962, los nuevos dirigentes argelinos no se hubieran transformado rápidamente en una casta cívico-militar egoísta y corrupta que se ha dedicado durante más de 50 años a saquear las riquezas de esta extraordinaria y entrañable nación árabe, bereber, musulmana, africana y mediterránea. La apertura política de 1988 acabó con el poder dictatorial del partido único, el Frente de Liberación Nacional (FLN). A trancas y barrancas, Argelia evolucionó políticamente. El sistema político argelino reconoce las libertades públicas, hay elecciones y una prensa más crítica que en otros países árabes y musulmanes. Pero la tendencia al autoritarismo sigue viva, las libertades democráticas están continuamente en peligro y el servicio secreto miliar, el todopoderoso DRS, maneja los hilos de un país cuya clase dirigente está formada por clanes de generales, políticos sin principios ni escrúpulos y turbios hombres de negocios. El poder político argelino no es una dictadura militar pura y dura, sino un sistema bastante despótico donde la frágil democracia sobrevive a duras penas.

Degradación general

En este contexto, el panorama de los derechos humanos es manifiestamente mejorable. No lo afirma la izquierda radical, sino la moderada Liga Argelina de los Derechos del Hombre (LADDH). En un informe hecho público hace unos días, la LADDH asegura que la situación de las libertades individuales y colectivas ha empeorado. La libertad de expresión es la que sale peor parada. Según explicó el presidente de la LADDH, Nourredine Benissad, el caso del diario arabófono El-Khabar, que ha sufrido los golpes del poder, revela el deterioro de los derechos humanos en Argelia. “La acción del Gobierno [contra el citado rotativo] es brutal”, opinó Benissad. En este sentido, según la LADDH, el poder persigue, detiene y encarcela a opositores o simplemente a personas críticas de diversas áreas: periodistas, intelectuales, productores, funcionarios, militares… El poder quiere “vengarse de las personas que considera hostiles”, declaró el presidente de la asociación humanitaria. Mehdi Benaïssa, Nora Nedjaï, el general Hocine Benhadid, el periodista Mohamed Talmat, abogados defensores de los derechos humanos como Nordine Ahmine, Salah Dabbouz y Belkacem Khencha, Hacene Bouras, son algunas de las víctimas del autoritarismo gobernante.

Petición a Bouteflika

El presidente de la LADDH explicó que su organización pidió al presidente de la República, Abdelaziz Bouteflika, en su calidad de garante de la independencia del poder judicial, que utilice sus prerrogativas para que cese la persecución política en Argelia. La LADDH también hizo un llamamiento a la opinión pública para que se movilice pacíficamente a favor del libre ejercicio de los derechos de expresión, opinión, reunión y manifestación, y exigió la liberación de todos los detenidos de opinión y el respeto de los derechos humanos. Por otra parte, el lunes de esta semana fue puesto en libertad, según informaron medios argelinos, el general Hocine Benhadid, después de que su abogado lo hubiera solicitado nueve veces. Enfermo de cáncer de próstata y de 71 años, el militar fue detenido el 30 de septiembre de 2015 tras haber realizado unas declaraciones muy duras contra el Gobierno a la cadena de televisión Magharibiya TV. El Ministerio de Defensa puso una denuncia contra el general por “divulgación de secretos militares”. Benhadid fue víctima de la lucha interna en el seno del poder por el control del DRS. Este alto mando hacía parte de un grupo de generales críticos con el presidente Bouteflika, al que reprocharon su afán por dominar los servicios secretos militares.

Pie de foto: El periodista Mohamed Talmat, preso en una cárcel de Argel por “ofensa al presidente de la República”.

Razones humanitarias

El general fue liberado de la cárcel de El Harrach, en la periferia de Argel, por razones humanitarias, según decretó el juez de instrucción, pero tendrá que comparecer ante los jueces más adelante. Su abogado, Khaled Bourayou, aseguró que en prisión la vida del general corría peligro. Excomandante de la III Región Militar y comandante de la Octava División Blindada, una unidad de fuerzas especiales entrenadas para la lucha antiterrorista, Benhadid nunca tuvo pelos en la lengua. Su sinceridad le llevó a la cárcel. En Argelia, el poder no perdona que alguien, por muy general que sea, se meta con el poderoso Saïd Bouteflika, hermano y consejero del presidente, o con Ahmed Gaïd, viceministro de Defensa y jefe de Estado Mayor del Ejército, y Ali Haddad, presidente de la gran patronal (FCE). Benhadid afirmó que Saïd Bouteflika es un “enfermo mental” y acusó a Ali Haddad de dirigir “una banda mafiosa que saquea las riquezas del país”. 

Otra víctima de la persecución política que sigue entre rejas, en la prisión de El Harrach, es el periodista y bloguero Mohamed Talmat. Fue condenado hace unos días por el tribunal de Sidi M´hamed, en Argel, a dos años de cárcel y una multa de 200.000 dinares por “ofensa al presidente de la República”. Talmat, de 42 años y residente en Londres antes de su detención, el pasado 27 de junio en Argel, publicó en Facebook artículos muy críticos contra Bouteflika y su familia y otros responsables argelinos. Talmat inició hace más de una semana una huelga de hambre para denunciar el hostigamiento y malos tratos que sufre por parte de los responsables de la prisión, según informó el diario El Khabar. Un hermano del periodista confirmó la difícil situación en la que se encuentra Talmat.

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