Benkirane divide a los islamistas marroquíes con sus críticas al PJD y al actual Gobierno

Paco Soto

Pie de foto: El exsecretario general del PJD y exjefe del Gobierno, Abdelilah Benkirane.

Abdelilah Benkirane es un hombre vengativo. No ha perdonado a los dirigentes y las bases de su partido que no lo eligieran por tercera vez consecutiva secretario general del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). Fue el máximo dirigente del islamismo institucional marroquí y primer ministro, pero el Rey Mohamed VI lo destituyó porque ganó las últimas elecciones generales, pero fue incapaz de formar gobierno, y nombró como sustituto al número dos del PJD, el psiquiatra Saad Eddine El Othmani.

Llegó el Octavo Congreso Ordinario de diciembre del partido y Benkirane fue derrotado. Desde entonces, no ha parado ni un solo momento de desprestigiar y criticar a muchos dirigentes del PJD, especialmente los que pertenecen al Movimiento Unicidad y Reforma (MUR), la matriz ideológica del partido, al propio El Othmani y a varios partido socios del actual Ejecutivo de coalición. Aprovechó el Sexto Congreso de las Juventudes del PJD para cargar las tintas contra muchos políticos.

El exprimer ministro y antiguo líder del PJD sigue teniendo apoyos importantes en el seno de la formación integrista, pero sus enemigos son numerosos y poderosos. Sabe perfectamente que sus críticas y condenas a sus compañeros de partido y a los socios gubernamentales hacen daño al PJD, lo desestabilizan y lo dividen, y debilitan el actual Gabinete de coalición.

Enamorado del poder absoluto

A Benkirane le gusta el poder, y si es absoluto mejor, más que el propio partido y no parará de hacer daño a sus colegas islamistas hasta que consiga volver a ser el máximo dirigente del partido de la lámpara o fomente una escisión y cree su propia formación. “Benkirane es ambicioso, relativamente joven, y no creo que tire la toalla. Tiempo al tiempo. Él quiere poder, poder y poder”, señala el politólogo Ahmed Alaoui.

Pie de foto: Abdelilah Benkirane y otros dirigentes del PJD durante el último Congreso del pasado mes de diciembre.

El Othmani no lo tiene fácil. De carácter afable y aparentemente débil como político, tiene que lidiar con los partidarios y detractores de Benkirane e imponer con firmeza su propio criterio. Si no hace nada podría enfrentarse a una auténtica rebelión interna en el PJD, donde los dos grandes sectores enfrentados no paran de darse cuchilladas a diario. El ministro de Estado encargado de los Derechos del Hombre, importante dirigente del PJD y uno de los ideólogos del MUR, Mustafá Ramid, se expresó en términos muy duros contra Benkirane, en un foro organizado por la agencia MAP, y descalificó al antiguo líder por haber condenado partidos que hacen parte del Gobierno como los centristas y liberales del RNI y los socialistas de la USFP.

Persona non grata                                                         

Al paso que va, Abdelilah Benkirane podría acabar siendo persona non grata en el partido. Sería difícil porque los apoyos que tiene dentro del PJD no lo permitirían; protestarían, boicotearían el funcionamiento interno de la formación islamista. De momento, la única medida que ha tomado el nuevo secretario general del PJD y jefe del Gobierno, Saad Eddine El Othmani, ha sido suprimir de la página web del PJD un discurso político de Benkirane particularmente violento, que pronunció en el último Congreso de la organización juvenil del partido. En dicho discurso criticó a su partido e insultó a los aliados gubernamentales: RNI (centrista), UC (derecha), PPS (neocomunista), USFP (socialista). 

Pie de foto: Un mitin electoral de los islamistas del PJD.

Nadie en el PJD, ni siquiera el propio El Othmani, cree que eliminar un discurso incendiario de la página web del partido sea suficiente para acabar con las continuas tensiones internas. Benkirane -como el conjunto de la dirección del partido de la lámpara y la inmensa mayoría de las bases militantes- no asume plenamente los valores democráticos. La democracia es un sistema que utiliza para ganar poder y gobernar, y esto lo ha conseguido. Benkirane solo acepta el juego democrático cuando le beneficia. No fue lo que ocurrió en el Octavo Congreso Ordinario de diciembre.

El secretario general de la USFP, Driss Lachgar, declaró a un medio local que el papel de Benkirane en este momento es sembrar confusión en las filas de su partido y el Gobierno y dividir a la militancia islamista y a la coalición gubernamental. Advirtió de que si Benkirane se sale con la suya, sería una catástrofe política para Marruecos. Así las cosas, según la agencia MAP, El Othmani hizo saber a la opinión pública que el Gobierno sigue trabajando de “manera normal”, porque “la mayoría gubernamental asume una responsabilidad nacional”.

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