Benkirane se impone a El Othmani en el PJD marroquí

Paco Soto

Pie de foto: Saad-Eddine El Othmani y Abdelilah Benkirane.

El Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), la formación islamista supuestamente moderada que gobierna Marruecos desde hace varios años en coalición con otros grupos de derecha, centro e izquierda, no es un partido homogéneo. La matriz ideológica del PJD es el Movimiento de Unicidad y Reforma (MUR), una corriente profundamente reaccionaria que acepta la democracia parlamentaria más por necesidad política que por convicción. Importantes dirigentes del PJD pertenecen al MUR. El propio secretario general del PJD y exprimer ministro, Abdelilah Benkirane, un político inteligente, demagogo y populista, procede de la Chabiba Islamiya (Juventud Islamista), una organización que defendió la violencia y la lucha armada durante el reinado de Hasan II. Benkirane fue un extremista, y con el paso de los años se adaptó a las circunstancias y supo disfrutar de los privilegios de pertenecer a la clase política integrada plenamente en el sistema marroquí. El actual jefe de Gobierno y número dos del PJD, Saad-Eddine El Othmani, psiquiatra de profesión, no mantiene vínculos con el MUR; es un político pragmático y aparentemente dialogante.

Las diferencias de estilo y de posiciones políticas entre Benkirane y El Othmani no son un invento de los observadores de la vida pública marroquí y los medios de comunicación. Son reales, y se han manifestado abiertamente en más de una ocasión. El número uno y el número dos del partido no se llevan bien. La dirección de la formación islamista lo sabe perfectamente. Y nadie dentro y fuera del PJD ignora que mientras Benkirane controla las bases del partido y goza de prestigio entre muchos votantes de clase media y capas populares, El Othmani no tiene esta suerte. Los dirigentes del MUR detestan a El Othmani, pero saben que de momento tiene el apoyo del Rey Mohamed VI, que valora su pragmatismo y capacidad de diálogo con los contrincantes políticos. Es un elemento a favor de El Othmani muy importante, pero insuficiente para que el segundo dirigente más relevante del partido tenga margen de maniobra suficiente en el seno del PJD para defender sus posiciones políticas y logros gubernamentales.

Pie de foto: Abdelilah Benkirane con un grupo de responsables del PJD se dirige a los medios.

Consejo Nacional

Según fuentes bien informadas consultadas por Atalayar, un sector de la dirección y la militancia del PJD no ve con buenos ojos la presencia de los islamistas en el Gobierno de coalición y considera que se han sometido demasiado al poder real y al conjunto del establishment político. El analista Mohamed Darif, buen conocedor de los movimientos islamistas marroquíes, afirma incluso que el PJD es una pieza clave del Majzén y no representa ningún peligro para la monarquía. Así las cosas, la celebración del último Consejo Nacional extraordinario de la formación islamista puso una vez más de manifiesto la existencia de varias sensibilidades internas y las discrepancias entre Benkirane y El Othmani. El gran vencedor de la reunión fue Benkirane, quien logró imponer sus posiciones. Una de ellas es su reelección a la secretaría general del PJD de cara al próximo congreso del mes de diciembre de 2017. “Será un congreso de confrontación, un duelo entre Benkirane y El Othmani. Todo india que el vencedor será Benkirane”, vaticinó un dirigente islamista.

A corto plazo, la pelea entre los dos máximos dirigentes del partido será la elección de los congresistas. Tanto Benkirane como El Othmani harán todo lo posible por reunir al mayor número de seguidores en el cónclave de diciembre del partido de la lámpara. En el Consejo Nacional, Benkirane se presentó ante sus compañeros como una “autoridad moral” que busca la unidad del partido y su independencia respecto a los poderes fácticos. El secretario general defendió la democracia interna, y fue muy crítico con lo que denominó la “corriente de los ministros” del PJD. En este sentido, aseguró que “ni yo ni mi esposa lloramos por la pérdida del Ministerio [cargo de primer ministro] como sí lo han hecho algunos hermanos”. Fue un discurso populista y demagógico y lleno de dardos envenenados dirigidos a El Othmani y los dirigentes alejados de las bases. Conseguir que el tercer mandado a la secretaría general del partido se convirtiera en un punto de debate esencial en el Consejo Nacional fue un acierto de Benkirane y sus fieles, que son muchos.

Pie de foto: Mustafá Ramid, ministro de los Derechos del Hombre y uno de los jefes del MUR.

Batalla por el tercer mandato

Los medios de comunicación marroquíes resaltaron la batalla por el tercer mandato, que no fue del agrado de los seguidores de El Othmani. El ministro de los Derechos del Hombre, Mustafá Ramid, que es también uno de los jefes del MUR, se negó a comentar esta cuestión con los medios. Sería una exageración en este momento hablar de rebelión interna en el PJD. Ahora bien, lo que ya nadie puede negar es que las diversas corrientes del partido están en pie de guerra. Benkirane quiere ganar la confrontación, y tiene a su favor el apoyo incondicional de una parte de la dirección y las bases. El Othmani lo tiene más difícil, pero su fuerza radica en el Gobierno de coalición que dirige y el apoyo real. También es bien visto por muchas cancillerías occidentales. La batalla en torno al tercer mandato a la secretaría general será dura y sin piedad. Si Benkirane sale vencedor, prácticamente nadie le podrá hacer sombra en el PJD. 

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