A bordo del tren Amsterdam-París, la realidad supera la ficción

lainformacion.com

Pie de foto: Imagen del presunto terrorista, Ayoub El-Khazzani

Ayub El Khazzani mira en su móvil un último video de un predicador islamista, se encierra en un lavabo del tren, se quita la camisa y agarra el fusil de asalto, listo para cometer una masacre. La myoría de los pasajeros no imaginaron lo que estaba pasando en el tren Thalys 9364 que salió a las 15h17 de Amsterdam con destino París, pasando por Bruselas.

El relato del fiscal de París, François Molins, y los testimonios de muchos protagonistas permiten reconstruir los 40 dramáticos minutos de lo que parece un filme de acción.

El joven marroquí compró su billete de primera clase el mismo día del ataque, el viernes 21 de agosto, en la estación de Bruselas-Midi: 149 euros al contado.

La vendedora le propone partir antes, en otro tren donde quedan plazas, pero se niega: su objetivo es el Thalys 9364 que parte a las 15H17 de Amsterdam con destino París, pasando por Bruselas.

Son las 17h 35 cuando abre la puerta del aseo, dejando atrás parte de su equipaje, una maleta con ruedas y una pequeña botella de gasolina. Pero encima lleva una bolsa abierta con nueve cargadores, 270 municiones y dos armas de fuego: el fusil de asalto y una pistola Luger M80.

Un joven francés lo bloquea durante 15 segundos

Un joven banquero francés, que esperaba detrás de la puerta su turno, lo ve salir con el arma. El pasajero logra atraparlo y empujarlo contra el portamaletas.

Consigue "bloquearlo durante 15 segundos, haciendo peso con su torso", según contó el martes el fiscal.

En un vagón adyacente, un controlador, Michel Bruet, de 54 años, oye a los dos hombres. Primero cree que se trata de una disputa, antes de darse cuenta de que uno de ellos está armado.

Trata de intervenir, en vano. "Me encontré con el individuo, me tiró al suelo y me apuntó con el revólver antes de partir al vagón número 12".

El Khazzani se ha zafado de los dos hombres. Empieza a disparar. Se rompe un cristal.

En los vagones 11 y 12, se desata el pánico. "Oímos a pasajeros gritar en inglés: "¡Está disparando! ¡Tiene un Kaláshnikov!", explica el actor francés Jean-Hugues Anglade, que se halla en el 11.

"De repente, miembros del personal empezaron a correr por el pasillo, agachados" para encerrarse en el vagón de trabajo, asegura. "Pegados unos a otros contra la puerta metálica de la locomotora, la golpeábamos, gritábamos para que el personal nos dejara entrar".

La empresa ferroviaria francesa SNCF precisó que los agentes incriminados forman parte del "personal de hostelería", empleados por un subcontratista.

En el vagón 12 se encuentran Spencer Stone y Alex Skarlatos

En el vagón 12, están Spencer Stone y Alek Skarlatos, dos militares estadounidenses de unos 20 años que pasan sus primeras vacaciones en Europa. "Vi a un tipo entrar en el tren con un (fusil) AK y una pistola. Me volví hacia Spencer y le dije: ¡Vamos, vamos!", explica Skarlatos, que acaba de regresar de una misión de nueve meses en Afganistán.

El asaltante hace un nuevo movimiento con su arma, sin duda para cargarla: Stone aprovecha para abalanzarse sobre él y tirarlo al suelo.

Skarlatos le arrebata el arma, un AKM -un fusil que se parece a un Kaláshnikov- pero el yihadista saca su pistola. Apunta a Stone y aprieta el gatillo, pero no sale ninguna bala.

Stone agarra por el cuello al agresor, que responde ahora con un cúter, hiriéndole en el cuello y en un pulgar. Skarlatos trata por su parte de desarmarlo.

Otros pasajeros se suman a los esfuerzos de los dos estadounidenses: su amigo estudiante Anthony Sadler, lo golpea, Christopher Norman, un sexagenario británico, le agarra el brazo derecho, Eric Tanty, un conductor de Thalys en viaje privado, le bloquea el izquierdo. También está Mark Moogalian, un francoestadounidense de 51 años.

El Khazzani pierde el conocimiento, luego lo atan

"Durante la intervención de los pasajeros parece que hubo otro disparo", dijo el fiscal Molins. Moogalian recibe una bala en el hombro que sale a nivel del cuello. El lunes por la noche, seguía hospitalizado en un estado "preocupante", según sus médicos.

El banquero francés y el controlador hacen sonar la alarma y el tren empieza a ralentizar. A la altura de Henin-Beaumont (norte de Francia), muchos pasajeros rompen las ventanas y saltan.

Todo acaba en la ciudad de Arras, donde El Khazzani es detenido.

La mayoría de los 554 pasajeros, que no imaginan lo que acaba de pasar, son evacuados a las 18H15. Descubren a un hombre corpulento sentado en una silla, con las manos ensangrentadas: es Spencer Stone. Y un hombre delgado, atado, tumbado al suelo por policías: Ayub El Khazzani.

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