Brexit, Italia y Alemania siembran la Unión Europea de incertidumbres
Luis Alcaide/CapitalMadrid.com
Pie de foto: La economía de la Eurozona se resiente sin que nadie pueda evitarlo
Tiempos revueltos en la Unión Europea: batalla de Londres, contracción de la economía alemana y estancamiento en Italia. El PIB alemán ha retrocedido por primera vez en los últimos años. Un descenso del -0.2% entre el segundo y el tercer trimestre del año. Las previsiones de avance del PIB para 2018 se han corregido del 1.8% al 1.5%. En 2017, el PIB creció un 2.2%.
Este estancamiento complica la intención del BCE que en su reunión del próximo diciembre parecía inclinarse por la retirada de una buena parte de sus estímulos monetarios, 2.6 billones de euros de expansión cuantitativa.
En efecto, las exportaciones alemanas ralentizan su progresión mientras la caída de las ventas y la producción de automóviles supera las previsiones iniciales. Exportaciones y automóviles tropiezan con la contracción de la economía de China y el bajón de las ventas en EEUU a consecuencia de las emisiones contaminantes de los motores de los coches alemanes.
El Consejo de sabios alemanes alerta sobre la urgencia de preparar un cambio estructural antes de que la debilidad demográfica imponga sus reglas. La red de carreteras, ferrocarriles y aeropuertos está desfasada; la cobertura telefónica deja mucho que desear mientras que la velocidad de las comunicaciones por internet es irritantemente lenta.
La sobriedad alemana con un presupuesto en superávit y un saldo positivo de su balanza de pagos no está contribuyendo a relanzar la economía de la Eurozona ni tampoco a satisfacer las expectativas de sus propios ciudadanos.
Tiempos difíciles con el Brexit, por un lado, y el débil crecimiento europeo en la retaguardia. Una Alemania con unas finanzas bien saneadas está en las mejores condiciones para reconvertirse y protagonizar su papel de locomotora europea. Su vecino italiano del sur lo está voceando.
El FMI, en su reciente informe sobre la economía italiana, subraya un conjunto de debilidades estructurales: empresas familiares de pequeñas dimensiones incapaces de invertir en I+D y falta de capital humano que facilite la competencia en el mercado mundial: sólo uno de cada tres italianos en edades comprendidas entre 25-34 años tiene estudios universitarios un porcentaje por debajo de la media del 44% de la OCDE; fracaso escolar ,uno de cada cuatro italianos entre 15-34 años no trabaja ni tiene títulos académicos.
El FMI alerta que las propuestas de la coalición de la Liga Norte y M5E elevarán el endeudamiento hasta una cota que impedirá a las empresas privadas financiarse con normalidad mientras los recursos se dirigen hacia el sec
El economista jefe del Deutsche Bank argumenta, sin embargo, que Italia “ha sido un país frugal”. Desde su ingreso en la Eurozona, las cuentas públicas han registrado un superávit primario (exceso de ingresos sobre gastos descontando el servicio de la deuda), además en los últimos años la balanza de pagos por cuenta corriente registra superávit.
El economista jefe del banco alemán propone “como la única opción abierta, la de reducir los pagos para atender el coste de la deuda pública”. Los acreedores privados se resistirán, naturalmente. Ahí debe entrar el Mecanismo Europeo de Estabilidad como agente único y capaz para la reconversión de la deuda pública italiana.
Dos posiciones enfrentadas, la ortodoxa del FMI y la menos convencional del Deutsche Bank que pudiera ser uno de esos acreedores privados que ceden el testigo a las instituciones europeas.
Italia enfrentada a la UE, el Brexit cociéndose al otro lado del Canal y Alemania arrastrando los pies para no relanzar su economía. Alertas todas ellas que los dirigentes políticos españoles de los partidos llamados constitucionalistas no pueden desoír. Nuestras exportaciones de mercancías a esos tres clientes comunitarios representan más de una cuarta parte de las ventas totales y más del 50% de los ingresos por turismo.