Cinco decisiones claves del ayatolá Ruholá Jomeiní que marcaron Irán

Artemis Razmipour/EFE

Pie de foto: Pintura mural que representa al fundador de la Revolución Islámica, el ayatolá Jomeini (R) y al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenai, en la capital iraní, Teherán, el 29 de mayo de 2019. - Jomeini fue un clérigo austero y carismático que se convirtió en un icono del siglo XX por oponerse a Occidente y derribar la monarquía iraní, pero también por sus ideas revolucionarias sobre su papel en la política. AFP/ATTA KENARE

El fundador de la República Islámica, el ayatolá Ruholá Jomeiní, de cuyo fallecimiento hace hoy 30 años, tomó una serie de decisiones que determinaron el sistema político teocrático de Irán y sus complicadas relaciones internacionales.

Jomeiní (1902-1989), un popular profesor de los seminarios chiíes de Qom, se destacó como un firme opositor al Shá Mohamad Reza Pahlaví, lo que le obligó a pasar 14 años en el exilio entre Turquía, Irak y Francia. Encabezó la Revolución Islámica que depuso a la monarquía en febrero de 1979 y se convirtió ese año en líder supremo de Irán, anulando a todos aquellos cuyas ideas diferían de su proyecto teocrático. Estas son las cinco decisiones claves tomadas por Jomeiní desde la víspera del triunfo de la Revolución y hasta su fallecimiento el 3 de junio de 1989.

1. La ley Marcial es contraria a la Sharía

Irán estaba bajo la ley marcial tras la huida del país del Shá Mohamad Reza Pahlaví en enero de 1979, pero Jomeiní la declaró el 10 de febrero de ese año contraria a la "sharía" (ley islámica) y pidió a la población salir a la calle. "Advierto de que si no frenan este fratricidio y las tropas de la guardia no regresan a su lugar, tomaré mi última decisión", dijo el ayatolá, quien había regresado pocos días antes a Irán desde el exilio.

La presencia de la gente en las calles impidió en cierto modo que el Ejército tratara de revertir la Revolución Islámica, cuyo triunfo fue de hecho anunciado un día después, el 11 de febrero de 1979. Según documentos desclasificados por el Departamento de Estado de EEUU hace tres años, Jomeiní estuvo en contacto con el entonces presidente estadounidense, Jimmy Carter, para evitar un golpe de Estado de las Fuerzas Armadas que seguían siendo leales al Shá.

2. Asalto a la Embajada de EEUU

El apoyo de Jomeiní a la toma de la Embajada de EEUU por una serie de estudiantes islámicos el 4 de noviembre de 1979 provocó la renuncia del gobierno interino encabezado por el primer ministro Mehdi Bazargan, lo que abrió paso a que los clérigos reforzaran su control del país. Esos estudiantes retuvieron en un principio a 66 estadounidenses, de los que 14 fueron liberados, pero 52 de ellos permanecieron como rehenes durante los 444 días de ocupación del recinto, hasta el 20 de enero de 1981. Tras ese suceso, Washington rompió relaciones diplomáticas con Teherán, una decisión que sigue vigente a día de hoy, y adoptó una política de mando dura con el país persa basada en distintas etapas de sanciones.

3. Revolución cultural

Jomeiní anunció que las universidades de Irán debían tener "un ambiente sano para la enseñanza de las ciencias supremas islámicas", por lo que en 1980 ordenó su cierre para hacer "una limpieza" y expulsar a los profesores y estudiantes "próximos a Occidente y a Oriente", en definitiva, no comprometidos con el sistema teocrático. La llamada Revolución Cultural se llevó a cabo entre 1980 y 1983 influyó mucho en la educación de Irán y provocó enfrentamientos entre grupos de estudiantes de distinta ideología y con las fuerzas de seguridad. En el marco de estos cambios, se tomaron medidas como la segregación de sexos y la obligatoriedad del velo, tanto en las universidad como en todos los ámbitos, y se aplico una férrea censura a los libros, periódicos, películas y música, entre otros, que en gran parte sigue presente.

4. Ejecuciones de presos politicos 

Jomeiní ordenó la ejecución en 1988 de presos políticos, que formaban parte de la Organización de los Muyahidin del Pueblo iraní, considerada terrorista por Irán, pero también de grupos de izquierda como Fedaian y Tudeh. La cifra exacta de presos ejecutados se desconoce y varía según las fuentes, pero Amnistía Internacional registró los nombres de al menos 4.482 ajusticiados.En oposición a estas controvertidas ejecuciones, renunció Hosein Ali Montazerí, quien había sido alumno del fundador de la República Islámica y estaba designado a ser su sucesor, lo que fomentó que se nombrara líder supremo del país a Ali Jameneí en 1989, tras el fallecimiento de Jomeiní.

5. Prolongación de la guerra con Irak

Irak invadió Irán en septiembre de 1980 porque, entre otros motivos, temía que la idea de Jomeiní de propagar la Revolución Islámica en la región llevara a su población chií a rebelarse contra el Gobierno de Bagdad. Su progreso en el campo de batalla fue limitado y las tropas iraníes lograron recuperar casi todo el territorio perdido, lo que llevó al dictador iraquí Sadam Husein a ofrecer una tregua en junio de 1982, pero Jomeiní declaró que la guerra continuaría hasta instaurar un nuevo gobierno en Irak. Esta decisión supuso un alto coste para la población iraní, que sufrió otros seis años de devastador conflicto hasta que finalmente en 1988 Jomeiní aceptó la resolución de paz 598 del Consejo de Seguridad de la ONU y pronunció su famosa frase: "Me bebí la copa de veneno".

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