Detenidas otras cinco personas en el tercer día de alerta máxima en Bruselas que se mantendrá este martes

lainformacion.com/atalayar

Pie de foto: soldados patrullan las calles de Bruselas. Este martes se mantendrá la alerta máxima antiterrorista por cuarto día consecutivo. 

La policía belga continúa sin pausa buscando a los terrroristas de París y a más células yihadistas. La Policía ha lanzado este lunes más redadas en Bruselas y más allá de los 16 detenidos de la madrugada del domingo, ha capturado a otras cinco personas mientras continúan la búsqueda del sospechoso fugitivo en los atentados de París. Entre el domingo y lunes se han detenido un total de 21 personas.

Las redadas comenzaron la noche del domingo, coronando un fin de semana tenso que vio a cientos de soldados que patrullaban las calles del corazón de Europa. Bruselas continuaba el lunes por tercer día consecutivo en alerta terrorista máxima, con escuelas cerradas, el metro paralizado y un fuerte despliegue de seguridad, luego de una importante operación policial que no permitió detener a un sospechoso clave de los atentados de París.

Sin transporte público, la capital belga, que cuenta con 1,2 millones de habitantes y a la que cada día acuden a trabajar unas 320.000 personas del resto del país, no se vio curiosamente saturada por el tránsito vehicular. Con una amenaza "seria e inminente" que justificó la decisión del gobierno belga de mantener la alerta al máximo nivel en Bruselas, numerosas empresas permitieron a sus colaboradores trabajar desde sus domicilios. En la capital se vieron más bicicletas que de costumbre.

En las estaciones de tren capitalinas, que funcionaban con normalidad, la afluencia de pasajeros era menos importante que un día laborable normal. Las escuelas, las guarderías y universidades de la capital mantuvieron sus puertas cerradas."Tomamos las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la gente. Pero la vida debe seguir en Bruselas, la vida económica y la vida social", dijo el ministro de Interior, Jan Jambon, a la radio pública.

Las autoridades belgas temen "ataques similares a los de París", que el 13 de noviembre dejaron 130 muertos y 350 heridos.

21 detenidos

El domingo, la policía belga llevó a cabo 22 allanamientos en Bruselas y en Charleroi, a 80 km al sur de la capital. Las autoridades detuvieron a 16 personas, pero no lograron "interceptar" a Salah Abdeslam, quien tuvo al menos un logístico en los atentados de París. "Está claro que la operación no ha terminado. (...) Todo el mundo sabe que hay cierto peligro con él, y por eso es un objetivo importante", dijo el ministro Jambon a la RTBF.

Abdeslam sigue huido

Abdeslam, un francés de 26 años residente en el barrio de Molenbeek en Bruselas, sigue prófugo 10 días después de la matanza. Las autoridades creen que fue exfiltrado de la capital francesa. Dos personas detenidas en Bruselas inculpadas de terrorismo dijeron que lo habían ayudado. Su hermano, Brahim, se hizo estallar el 13-N en un bar restaurante.

"Creo que [Salah] debe tener mucho apoyo en nuestro territorio. Es por ello que todos los allanamientos realizados actualmente son importantes", añadió Jambon en declaraciones a la radio RTL. Una tercera persona fue inculpada el viernes en Bélgica de terrorismo. Las autoridades hallaron armas en su domicilio, pero no explosivos.

Obstáculos de la Policía belga para luchar contra el yihadismo

*Pero, ¿cuáles son los principales problemas de su política antiterrorista?

En primer lugar, Bélgica tiene 6 cuerpos de Policía diferentes, cuya coordinación brilla por su ausencia. La falta de intercambio de información a nivel federal y local genera una gran ineficacia de los cuerpos de seguridad. Un ejemplo: la Policía federal belga tenía a los hermanos Abdeslam sus listas de radicales potenciales y sabían que habían viajado a Siria. A nivel local, estaban fichados por delitos comunes. Sin embargo, la falta de cooperación provocó que escaparan a su radar.

*No se pueden hacer operaciones antiterroristas de 21:00 a 05:00

Por otro lado, algunas leyes belgas dificultan enormemente la detención de yihadistas. Hasta ahora, las redadas y las operaciones policiales no podían realizarse entre las 21.00 de la noche y las 05.00 de la mañana. El escándalo ha sido tal que el primer ministro, Charles Michel, ha anunciado que cambiará la ley para permitir que se puedan realizar las 24 horas del día.

Además, los sospechosos de terrorismo solo pueden pasar 24 horas en prisión provisional, lo que provoca que, en muchas ocasiones, la Policía no pueda obtener pruebas o testimonios suficientes y los presuntos yihadistas queden en libertad, alertando a otros miembros de su grupo.

Tampoco dispone Bélgica de un sistema efectivo de vigilancia de fronteras ni control de radicales que retornan a este país. Por un lado, muchos de los que trabajan es este cometido no han sido investigados previamente por las autoridades, lo que hace fácil que infiltren radicales. Por otro, aunque se detectara a un terrorista, no existen mecanismos suficientes que permitan su ingreso en prisión si no ha cometido algún delito concreto. Esto ha provocado que más de 120 yihadistas retornados de Siria e Irak vivan en Bélgica.

*Proliferación de páginas webs yihadistas

De igual manera, no se contempla el delito de adoctrinamiento en la legislación belga tal y como se entiende entiende en otros países europeos como España. Esto ha supuesto que una gran multitud de páginas web yihadistas se hayan instalado en Bélgica para hacer proselitismo de la causa islamista. Además, no se hace un control exhaustivo de los discursos de las mezquitas, donde muchos imanes predican el odio y hacen apología de la violencia, y se ha permitido que en ciertos barrios, como el de Molenbeek, haya apenas media docena de mezquitas registradas, pero al menos dos docenas en funcionamiento sin que el gobierno pueda, tan siquiera, controlarlas.

Por último, la legislación belga todavía permite el anonimato en las tarjetas telefónicas de prepago. Esto dificulta enormemente la prevención de los actos terroristas y la identificación de los sospechosos.

En rueda de prensa, el primer ministro belga reconoció las carencias del sistema belga y prometió una serie de medidas encaminadas a luchar contra el terrorismo combinando "la prevención y la represión", así como una partida de 400 millones de euros para este fin.

Españoles en Bélgica: “los restaurantes y calles del centro están prácticamente vacíos”

Amanece en Bruselas, una ciudad que vuelve a estar tomada por los militares por tercer día consecutivo. Calles semidesiertas, negocios con las puertas cerradas, líneas de metro paradas, escuelas y universidades clausuradas. Arturo, un español que trabaja en instituciones europeas cuenta a este medio, vía telefónica, que está trabajando desde casa porque “nos han pedido que nos quedemos en casa. La sensación es muy rara, no es un lunes normal".

El corazón de Europa late despacio ante la amenaza yihadista. El gobierno decidió a última hora de ayer prolongar al menos un día más las medidas de seguridad extraordinarias en base a una amenaza seria e inminente de atentado tras la estela de los atentado de París del 13 noviembre.

Arturo señala que ayer se vivieron escenas de gran tensión en el centro de la ciudad porque “la gente no podía salir de sus casas ni asomarse a las ventanas”. Las calles están literalmente tomadas por coches militares y por personal del ejército, una situación poco habitual en Bruselas.

“Es la conversación más repetidas en los corrillos. Los belgas están un poco asustados, pero confían en que no pasará nada”, explica a este medio.

Los militares peinan las calles de la ciudad después de que ayer 16 personas fueran detenidas en una operación antiterrorista que tenía como objetivo capturar a Salah Abdeslam, uno de los terroristas encargado de la logística de los atentados de la semana pasada en la capital francesa. Las autoridades mantienen el nivel 4 de alerta, el más elevado, en la región de Bruselas y en nivel 3 para el resto del país.

Belén ha viajado este fin de semana Bruselas. “El jueves cuando llegamos no había casi controles en ningún sitio”, señala a este medio por teléfono. Una situación que fue cambiando con la aplicación de las medidas extraordinarias en el país. “El sábado por la mañana cogimos el tren y parecía el tren de la amargura. Todo era silencio y cuatro policías por vagón pedían la documentación a todos los pasajeros.”

Asegura que la población está tranquila y no cree que pase nada. “Dicen que Bélgica es un país muy tranquilo. Los belgas están aceptando con normalidad la puesta en marcha de estas medidas por precaución”.

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