EEUU veta oficialmente a Huawei impulsando la guerra tecnológica

Alex Erquicia

Pie de foto: Stand de Huawei en una exposición durante el Congreso Mundial de Inteligencia en Tianjin, China, el 16 de mayo de 2019. REUTERS/JASON LEE

El vertiginoso conflicto entre Estados Unidos y China tiene una rama geoeconómica, la guerra comercial abierta entre ambos países, y una vertiente geopolítica, la guerra tecnológica centrada en la empresa china Huawei y la supuesta amenaza de espionaje en el desarrollo de las redes informáticas y de comunicaciones en EEUU. La velocidad de ambas, que casi se retroalimentan, no hace más que enturbiar unas frías relaciones y calentar el tablero internacional con las dos potencias compitiendo para lograr el estatus de hegemon

El presidente de EE UU Donald Trump declaró el miércoles una emergencia nacional, teniendo a Huawei y otras empresas extranjeras en mente, para proteger las redes de telecomunicaciones contra los "adversarios extranjeros". Con ella, firmó una orden ejecutiva a través de la cual prohíbe a las empresas estadounidenses utilizar servicios de compañías de telecomunicaciones extranjeras. El Departamento de Comercio tiene 150 días (como máximo mediados de octubre) para emitir regulaciones para revisar la lista de empresas que hacen negocios en EEUU y cuyas transacciones suponen una amenaza para la seguridad nacional.

Aunque en la orden ejecutiva no mencionara explícitamente a Huawei, ni a China, se trata de un paso decisivo para una prohibición total de los productos fabricados por la empresa china, el mayor fabricante de teléfonos móviles inteligentes en China (solo detrás de Samsung a nivel global) y el primero de equipos de telecomunicaciones del mundo - tanto hardware como software. Trump proclamó la orden invocando una ley de 1977 que otorga autoridad al presidente para regular el comercio del país en respuesta a una "emergencia nacional". El Departamento de Comercio ya había incluido a Huawei en una lista de compañías y personas a las que se prohíbe el acceso a tecnología estadounidense prohibiendo a la empresa comprar componentes tecnológicos de empresas de EEUU sin una aprobación gubernamental.

Ambas decisiones ponen en peligro la capacidad de Huawei para continuar vendiendo sus productos debido a sus relaciones con proveedores estadounidenses. Ya en agosto, Trump firmó una ley que impedía a los funcionarios de EEUU usar en su trabajo equipos de Huawei y de otros proveedores de equipos de telecomunicaciones con sede en China, como ZTE. Dicha decisión hizo que la firma presentara una demanda contra el Gobierno estadounidense.

Trump considera la penetración de empresas de países rivales en las telecomunicaciones de EEUU una amenaza de seguridad nacional, y así lo ha hecho constatar en su campaña mundial contra la empresa china, algo que ha elevado las tensiones con China en los últimos meses.

La toma de conciencia por parte del presidente de que Huawei se estuviera haciendo con el control de las redes 5G, empresa líder del sector, aunque no se sabe con exactitud qué nivel de desarrollo y penetración mundial tienen, ha sido determinante para que abriera este frente de batalla. Las redes de telecomunicaciones 5G permiten navegar por internet con mucha más velocidad y facilitarán el desarrollo de los dispositivos inteligentes que forman la economía digital.

La respuesta de Huawei, líder mundial de la industria de las telecomunicaciones, que ha negado repetidamente las acusaciones de espionaje, fue una declaración oficial en la que asegura que "restringir a Huawei de hacer negocios en los Estados Unidos no hará que EEUU sea más seguros ni más fuerte" sino que hará que se queden rezagados en el despliegue de las 5G y "perjudicará los intereses" de las empresas y los consumidores de este país. El gobierno chino, por su parte, urgió a EEUU a poner fin a sus prácticas contra empresas extranjeras y aseguró que "nadie ve este movimiento como constructivo o amistoso".

La guerra tecnológica que se lleva fraguando en los últimos meses entre el gigante chino de telecomunicaciones y EEUU no parece estar afectando el rendimiento financiero de la empresa, que no cotiza en bolsa. Huawei aumentó su facturación un 39% interanual durante el primer trimestre del año. Este dato corrobora una tendencia de expansión avalado por el crecimiento de un 25,1% de sus beneficios en 2018, hasta los 59.300 millones de yuanes (8.850 millones de dólares o 7.802 millones de euros).

Mientras tanto el despliegue de las redes 5G sigue su curso principalmente liderado por Huawei, empresa con quién muchos países, como Alemania y Reino Unido, aseguran confiar en trabajar con ellos. Según Huawei, a finales de marzo había firmado 40 contratos comerciales de 5G con "operadoras líderes a nivel global", y había vendido más de 70.000 estaciones base 5G "a mercados de todo el mundo". Por su parte los proveedores de telecomunicaciones de EEUU, que están lanzando e implementando las redes 5G, no saben las consecuencias que puede traer el conflicto en su capacidad de desarrollo de las mismas.

A la par que sube la tensión en el asunto geopolítico del momento, la guerra comercial declarada entre las dos principales potencias económicas mundiales avanza a pasos agigantados al haber entrado la semana pasada en una nueva fase. La economía global pende de un hilo a causa de la misma que se alimenta en las acciones y los desafíos constantes entre EEUU y China. El Fondo Monetario Internacional, por su parte, se desequilibra por la pugna arancelaria.

La amenaza a los intereses económicos y de seguridad de Washington que para el gobierno estadounidense representa China puede tener unas repercusiones de largo alcance en el país. Tener dos frentes de lucha tan significativos en la lucha por la hegemonía global entre EEUU y China solo hace que tanto el potencial de ganancias como el de pérdidas para ambos sean muy significativos.

Más en Economía y Empresas