El diálogo islam-cristianismo es necesario para la convivencia y la eliminación de prejuicios

Irene Infante

Pie de foto: el libro ‘El diálogo de Abrahám de Tiberíades’ sobre el diálogo islam-cristianismo

El diálogo interreligioso es tan antiguo como las propias religiones, y permite acabar con ataques injustificados al diálogo y la convivencia entre el islam y el cristianismo. Con motivo de la publicación del libro ‘El diálogo de Abrahán de Tiberíades con ‘Abd Al-Rahman Al-Hasimi en Jerusalén hacia el año 820’, Casa Árabe organizó la conferencia ‘El islam dialoga con el cristianismo’, que aporta elementos clave para seguir construyendo en torno al diálogo islam-cristianismo.  

En la conferencia participaron Pedro Villena, director de Casa Árabe, Carlos Granados, director de la Biblioteca de Autores Cristianos, Pilar González Casado, editora y coautora del libro, Fernando Arias, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia y Belén Alfaro Hernández, embajadora en Misión Especial para la Alianza de Civilizaciones.

El libro ‘El diálogo de Abrahán de Tiberíades’ da voz a los diferentes elementos de diálogo entre el islam y el cristianismo. Estos, a su vez, se reconocen en el documento del Concilio Lumen Gentium 16, donde se dice expresamente que “el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes”. De este modo, en el cristianismo se reconoce el afán de ambas religiones por “dialogar en base a la creencia en Dios”, como indicó Carlos Granados en su intervención.  

Pilar González Casado, por su parte, indicó que el libro es una obra clásica de la literatura árabe cristiana, cuyo contexto histórico se circunscribe al momento en que comienza a ser patente la relación de diálogo entre el islam y el cristianismo. Como indicó la editora del libro, este es un fiel reflejo de la “controversia islamo-cristiana en torno a la dilucidación de cuál es la religión verdadera”. No obstante, como indicó Pilar, la idoneidad del libro reside en que ambos personajes, el monje y el emir, están convencidos de su verdad, pero a lo largo del exhaustivo diálogo “nadie convence a nadie”.

En la actualidad, esto puede aplicarse a la necesidad de conocer al otro para eliminar entre ambos prejuicios que realmente no se sustentan sobre una base. Así, el enriquecimiento personal entre ambas religiones es posible a través de los foros y las mesas redondas, pero en la convivencia diaria es donde encuentra su máxima expresión. En el diálogo entre el islam y el cristianismo, los dos credos quedan expuestos “para conocer semejanzas y diferencias”, y finalmente, como señaló Pilar, “el musulmán sigue siendo musulmán y el cristiano sigue siendo cristiano”.  

En tercer lugar, Fernando Arias recordó que la dignidad de la persona “es la piedra angular sobre la que se asientan el resto de valores fundamentales”. De este modo, la persona debe ser respetada más allá de la religión que practique. Asimismo, es totalmente necesario “facilitar al otro poder vivir conforme a su religión”, puesto que la libertad religiosa permite el desarrollo de la persona en su totalidad. En el caso concreto de España, recordó que el marco jurídico de nuestro país establece que la religión se puede manifestar tanto en la esfera pública como la privada. De este modo, la aconfesionalidad del Estado no es obstáculo para “reunirse o manifestarse públicamente con fines religiosos”, como se indica en la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de libertad religiosa. Esto, lejos de ser un contratiempo, permite profundizar en el diálogo entre ambas religiones, con el fin de que acaben los ataques al diálogo interreligioso, que, según indicó Pedro Villena, en el fondo “no tienen fundamento religioso ninguno”.

Finalmente, la embajadora en Misión Especial para la Alianza de Civilizaciones, Belén Alfaro, señaló que la educación interreligiosa e intercultural es necesaria, y que existe una responsabilidad compartida entre las distintas religiones en el diálogo y la paz a nivel internacional. Por este motivo, indicó, es necesario incluir problemas de resolución de conflictos en escuelas y universidades y educar en el correcto uso de los medios de comunicación social, con el fin de que pueda existir un fructífero diálogo interreligioso y entre las diferentes culturas. 

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