El Ejército de Burkina Faso afirma que sólo busca “la estabilidad” del país

 

Los partidos políticos de Burkina Faso  tienen el apoyo de la comunidad internacional  para llevar a cabo un proceso de transición democrática que desemboque en elecciones generales en noviembre de 2015. Esta iniciativa que tiene el aval de los principales organismos regionales, como la Unión Africana (UA)  y la  Comunidad Económica  de Estados de África Occidental  (CEDEAO), fue aceptada por los jefes religiosos y la cúpula militar que la semana pasada tomó el poder en Burkina Faso y eligió nuevo presidente al teniendo coronel Isaac Zida, un alto mando  que jugó un papel clave en el régimen de Blaise  Compaoré. La oposición y gran parte de la población no se fían de la cúpula militar y temen que el objetivo de los altos mandos de las Fuerzas Armadas sea quedarse en el poder, como ha ocurrido tantas veces en África. Zida lo negó varias veces antes sus interlocutores burkineses y extranjeros. La UA dio 15 días a Zida para que abandone el poder y lo ceda a los civiles. En caso contrario, Burkina Faso, que es uno de los países más pobres de África, tendrá que enfrentarse a las sanciones de la UA. En este contexto de enorme nerviosismo, miedo y confusión, el teniente coronel Zida reiteró que su único objetivo es devolver “la  estabilidad” al país, pero, sin embargo, en la primera rueda de prensa que mantuvo en la capital, Ouagadougou, se presentó ante los medios como el “jefe del Estado”, aunque nadie le haya elegido para este puesto, y aseguró que el plazo de 15 días para entregar el poder a los civiles propuesto por la UA “no es un problema”. Habrá que ver si es verdad o dentro de 15 días los uniformados siguen dirigiendo el país.  El antiguo número dos de la Guardia Presidencial de Compaoré aseguró que no está “inquieto” frente a la amenaza de eventuales sanciones de la Unión Africana. 

 

La cúpula castrense, oficialmente, acepta la mediación de la CEDEAO en el conflicto de Burkina Faso, quizá porque no tiene más remedio, pero algunos observadores no ocultan sus dudas sobre la sinceridad de los jefes militares. Queda un año para que se lleven a cabo elecciones generales y antes los partidos políticos y las organizaciones cívicas tendrán que llegar a acuerdos consensuados para elegir los órganos de la transición y confeccionar una hoja de ruta. Lo que los militares llaman “las fuerzas vivas de la nación” tendrán mucho que hacer durante estos 12 meses que faltan para la cita electoral. Nadie sabe qué papel desempeñarán los militares durante ese periodo de tiempo. “Yo no creo que vayan a quedarse quietos. En Burkina Faso, los militares son un poder en la sombra y no van a ceder ese poder por la buenas. En todo caso, lo que pase con ellos dependerá del papel que cumplan los partidos y la sociedad civil y de las presiones de la comunidad internacional”, explica a Atalayar el politólogo francés  experto en África Occidental Jean-Claude Fourcade. La cúpula militar quiere que el Congreso para la Democracia y el Progreso (CDP), la antigua mayoría que apoyaba a Compaoré, participe en el proceso de transición. La CEDEAO ve con buenos ojos esta posibilidad, pero la oposición se lo está pensando. En este sentido, el presidente de la Comisión de la CEDEAO, Kadré Désiré Ouedraogo, defendió “un diálogo nacional inclusivo” para solucionar el conflicto burkinés. Así las cosas, cabe preguntar: ¿Quién será el presidente que pilotará la transición hasta las elecciones? Los partidos desean que sea una personalidad civil. El teniente coronel Ziad planteó que esa personalidad sea elegida por un “comité colegiado de sabios conocidos por su honradez”. “Vamos a iniciar una nueva vida constitucional en la paz y la serenidad”, aseguró el presidente impuesto. Para el abogado Guy-Hervé Kam, “si llegamos a construir una arquitectura sólida de la transición, la designación de los hombres que la van a conducir no será un problema”. El tiempo lo dirá.