El Estado Islámico convierte a las mujeres en esclavas sexuales

Por Amina Adib
Foto: Un grupo de mujeres yazidíes huyen del Estado Islámico en Irak.
 
Entre los muchos crímenes que comete el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, uno de los más repugnantes es la explotación sexual de las mujeres a las que captura y convierte en esclavas. Los delincuentes del EI justifican esta práctica diciendo que la religión musulmana lo permite. No es cierto, pero tampoco debe de extrañar a nadie, porque los criminales, a lo largo de la historia de la humanidad, siempre han intentado justificar sus desmanes. Y lo siguen haciendo. Justifican sus crímenes con la ideología, la política, la religión, la tradición… Todo vale con tal de seguir machacando a los débiles y  disfrutando de privilegios. A los terroristas del EI les da igual la edad de las mujeres que secuestran y utilizan como esclavas sexuales. Hace unos meses, el diario estadounidense ‘The Washington Post’ publicó la historia de una niña de 14 años que consiguió escapar de los terroristas del EI en el norte de Irak. Miles de yazidíes (descendientes de  una minoría preislámica cuyas raíces se remontan a 2.000 años adC) hicieron lo mismo. Algunos tuvieron suerte, pero otros cayeron en manos de los yihadistas; muchos hombres y niños fueron asesinados a sangre fría y las mujeres y las menores de edad, secuestradas. Los terroristas del EI, según diversos testimonios, suelen dividir a los rehenes por género y edad: hombres jóvenes, chicas y mujeres jóvenes y personas mayores. Les roban el dinero, las joyas y otras pertenencias, en muchos casos matan a los hombres, y se llevan a las mujeres para convertirlas en esclavas sexuales. La niña que contó su historia a ‘The Washington Post’, que utilizó el seudónimo de Narin, fue finalmente capturada y trasladada con un grupo de personas a la ciudad de Mosul. Encerraron a las mujeres con otras personas del mismo sexo. Los hombres fueron asesinados. Narin explicó que a ella y a Shayma, una amiga de la infancia,  “nos dieron como regalos a dos miembros del Estado Islámico que venían del sur, de cerca de Bagdad. Querían que fuésemos sus esposas o concubinas. Shayma fue dada a Abu Husein, que era un clérigo. A mí me dieron a un hombre gordo y barbudo de unos 50 años, que parecía tener un alto rango, llamado Abu Ahmed”. Después, las dos adolescentes fueron  trasladadas a Faluya. Narin recordó que  “Abu Ahmed me decía que me convirtiese al islam, lo que no hice. Intentó violarme varias veces, pero no le dejé que me tocase de forma sexual. En lugar de eso, me maldecía y me pegaba todos los días, me daba puñetazos y patadas. Sólo comía una vez  al día”.
 
Historias escalofriantes
Resulta que un día en el que los terroristas se habían ido a la mezquita, las dos adolescentes pudieron romper la puerta del cuarto donde estaban detenidas, se vistieron como las mujeres de la zona, y tras llamar al primo de Shayma, se escaparon con él en un vehículo. Al día siguiente, pudieron ir en taxi hasta Bagdad y de la capital iraquí se trasladaron hasta Erbil donde pudieron reunirse con sus familiares. Otra niña contó al diario italiano ‘La Repubblica’ que una parte de ella quería morirse tras haber sido sometida a vejaciones de todo tipo por los terroristas del EI.  “Nuestros torturadores ni siquiera perdonan a las mujeres que tienen niños pequeños con ellas, ni a las niñas: algunas de nuestro grupo ni siquiera llegan a los 13 años de edad. Algunas han perdido el habla”, aseguró esta joven.  El diario italiano informó de que esta niña  y las demás mujeres eran violadas hasta tres veces al día por diferentes yihadistas.  Los milicianos del EI les dieron, sin embargo, teléfonos móviles y les obligaron a llamar a sus familias. “Lo hacían para hacernos daños y humillarnos, y nos obligaron a que contáramos a nuestros padres lo que nos estaban haciendo”, explicó a ‘La Repubblica’ esa víctima del EI. Con tanta presión los terroristas sólo buscaban una cosa: que sus víctimas se convirtieran al islam. El EI suele contar estos crímenes a través de las redes sociales y  los justifica diciendo que el islam autoriza a los musulmanes a tener esclavos de otras religiones.  Algunas niñas y mujeres secuestradas por esos delincuentes les llegaron a suplicar que las mataran, porque ya no aguantaban más dolor y humillación. Los terroristas “se consideran superhombres, dicen que somos cabras que han comprado en el mercado, se ríen de nosotras”, contó una víctima. Los yihadistas organizan también ventas de esclavas sexuales como si fueran ganado. La ONG Human Rights Watch (HRW) difundió un vídeo a mediados del pasado mes de octubre donde recoge testimonios de mujeres que fueron violadas y casadas a la fuerza con terroristas; y en Londres, el colectivo kurdo Compassion for Kurdistan mostró cómo funciona un mercado de esclavas. La ONU calcula que 2.500 mujeres yazidíes fueron capturadas durante el pasado verano. Algunos expertos sostienen incluso que podrían ser hasta 7.000 mujeres. Las mujeres yazidíes o cristianas pueden ser vendidas por una cuantas decenas de euros. 
 

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