El FMI pide a los países árabes que combatan la economía sumergida y apoyen a las pequeñas empresas

Redacción Atalayar
Foto: Cristina Lagarde, directora general del FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) apuesta claramente por la modernización de las economías árabes. Para alcanzar este reto, la directora general del FMI, Christine Lagarde, pidió a los dirigentes árabes que combatan la ecomía sumergida y apuesten por el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. El número de estas empresas por cada 1.000 habitantes en el mundo árabe representa sólo el cuarto de las que existen en la OCDE –que agrupa al mundo capitalista desarrollado- y la mitad de la antigua Europa comunista y de Asia central. Lagarde consideró que la economía sumergida, o lo que muchos expertos llaman el “sector informal” del sistema productivo, es un factor de atraso para los países árabes. Lagarde afirmó que el mundo árabe está “en construcción” y necesita de “un pilar central” económico  basado en las pequeñas y medianas empresas. También apostó por la clase media, que en países como Marruecos ha crecido notablemente en los últimos años. A pesar de los problemas económicos y sociales, esta clase media aspira  a vivir como en Europa antes de la crisis económica de 2008 y se ha convertido en un factor de estabilidad política y  democratización. Consciente de esta situación, la directora general del FMI destacó que la lucha contra la economía sumergida y a favor del desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y de la clase media representa “la espina dorsal de una economía sana y creadora de empleo”.
 
Christine Lagarde lamentó la naturaleza “desequilibrada” de muchas economías árabes, que basan su potencial en la producción y exportación de materias primas como los hidrocarburos y han sido incapaces de construir un sistema productivo moderno y competitivo. El control de la economía por unas pocas grandes empresas estatales es otro elemento negativo, porque es un freno a la competencia y el libre mercado,  consideró  la principal responsable del FMI. Es uno de los motivos por los que, señaló Lagarde, muy pocas empresas árabes “son capaces de competir en los mercados internacionales”. Para romper esta dinámica, según Lagarde, los países árabes tienen que apostar decididamente por empresas familiares y de tipo medio y por la innovación. Abundando en la misma línea, Lagarde puso de manifiesto que la existencia de una importante economía sumergida es un factor negativo para la hacienda pública, el desarrollo tecnológico, la inversión de capital y la existencia de una mano de obra cualificada. Esta bolsa de economía informal resta productividad y competitividad a los países árabes. Además, Lagarde abogó por un “justo equilibrio” entre el papel del Estado, que en un país como Argelia adopta una dimensión desproporcionada, y el sector privado y pidió cambios en el mundo universitario para acercarlo a las necesidades económicas. A juicio de Lagarde, el Estado en los países árabes debe cumplir el papel de “regulador imparcial y eficaz” y promover un contexto socioeconómico y jurídico favorable a una actividad creadora de empleo y  bienestar. 
 
Otros organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) también llevan a cabo un seguimiento exhaustivo de la evolución económica en el mundo árabe y prestan una ayuda directa a los Estados que lo necesitan. Es por este motivo que el BM concedió recientemente un préstamo de 250 millones de dólares a Túnez, el país del Magreb más avanzado socialmente y junto con Marruecos el que mayores pasos ha dado en el ámbito de la democratización. “Este préstamo demuestra la voluntad del Banco Mundial de ayudar a Túnez a crear las condiciones propicias a los cambios sociales y económicos por los cuales los tunecinos salieron a la calle”, declaró el director de Operaciones para el Magreb de la entidad bancaria internacional, Simon Gray. Túnez inició en 2011 una  revolución democrática que acabó con el régimen dictatorial y corrupto de Zine El Abidine Ben Ali. La  ayuda financiera del BM es el segundo de los tres créditos acordados al país magrebí para apoyar las reformas políticas y económicas.
 

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