El Gobierno argelino cede ante las protestas policiales y acepta negociar

Por Ahmed Brahim 
Foto: Una protesta masiva de policías  en Argel. 
 
Las protestas de miles de policías argelinos descontentos por las condiciones de trabajo, los bajos salarios y la falta de medios, han tenido éxito. Los contestatarios uniformados pertenecen a las Unidades Republicanas de Seguridad (URS), y sus manifestaciones y concentraciones han sido masivas en Argel, Constantina, Orán, Khenchela y  Ghardaïa. Siguen en pie de guerra pero quieren negociar con el Gobierno y los responsables de la Policía Nacional. Asustado ante el cariz que iban tomando los acontecimiento, el primer ministro, Abdelmalek Sellal, se vio en la obligación de sentarse a negociar  con 40 representantes de los descontentos. Sellal les prometió mejoras y aseguró que el Gobierno está preocupado. Delante del Palacio de El Mouradia, sede de la presidencia  de la República, se concentraron numerosos agentes que piden  lo mismo que sus compañeros que protestan en otros lugares, como delante de las sedes de la wilayas (gobiernos civiles) y de las comisarías. El Palacio de El Mouradia estaba este jueves estrechamente vigilado por soldados de la Guardia Republicana armados con kalashnikovs. Los soldados mantuvieron a raya a los agentes durante todo el día. Los policías defienden 19 reivindicaciones y no están dispuestos a bajar la guardia, aunque reciban presiones o acaben siendo militarizados.  
 
Un general “militarista” 
El general Abdelghani Hamel, jefe de la Dirección General de la Seguridad Nacional (DGSN), es la bestia negra de los uniformados descontentos, porque éstos consideran que el militar nombrado por el presidente Abdelaziz Buteflika es uno de los principales responsables de los problemas que sufre la Policía. Los agentes lo acusan de “militarista”.  Tayeb Belaiz, ministro del Interior, es otra bestia negra de los hombres  vestidos de azul. Los primeros emisarios de la presidencia de la República fueron rechazados por los policías, porque querían hablar con altos responsables de esta institución. La Gendarmería ha tenido que sustituir a la Policía en algunas tareas de seguridad y vigilancia. Unos policías interrogados por Atalayar denunciaron a la jerarquía del cuerpo de seguridad, porque “tratan a los miembros de las URS como si fueran militares y no lo son. Somos policías civiles pero no tenemos derechos sindicales y estamos sometidos a una disciplina absurda y propia de un cuartel. El general Hamel es el responsable de esta situación, junto al ministro del Interior, el primer ministro y el presidente”. “Los agentes de las URS  tenemos que hacer el peor trabajo, somos los que tenemos que reprimir a porrazo limpio, y, sin embargo, somos los que cobramos los peores sueldos dentro de la Policía. Estamos hartos”, dijo uno de estos agentes. Los policías creen que la constitución de un sindicato independiente sería una garantía de progreso y un paso importante, porque contribuiría  a la normalización interna del cuerpo policial. La DGSN rechaza esta posibilidad. 
 
El Ministerio del Interior, a favor 
En cambio, el Ministerio del Interior “no está opuesto” a la creación de un sindicato policial, según declaró Abdelhalim Merabti, director de Recursos Humanos de este departamento. “El ministro de Estado, ministro del Interior y de los Municipios, Tayeb Belaiz, no se opone a la creación de un sindicato policial. De hecho, nos comprometemos a poner en marcha los mecanismos necesarios, y examinaremos textos y modalidades, para su creación”, aseguró Merabti durante una rueda de prensa delante de la sede de la presidencia. El alto cargo del Ministerio del Interior prometió mejoras salariales y  profesionales a los policías, sobre todo para los que viven en las regiones  alejadas del sur del país,  pero les pidió también responsabilidad y seriedad, porque desempeñan una labor clave para el mantenimiento del orden y la seguridad en Argelia. “Estamos elaborando un texto” que tendrá que satisfacer a los policías descontentos, indicó Abdelhalim Merabti. Además, el Gobierno decidió crear varias comisiones que tendrán que estudiar cada una de  las reivindicaciones policiales y prometió que mejorará la comunicación con los agentes. Djamel Bouzertini, consejero del ministro del Interior, se comprometió a impulsar el diálogo con los policías, y reconoció  que en lugares con  alto nivel de conflictividad social y política, como Ghardaïa, “hubo una falta de comunicación y un problema de coordinación” entre su departamento y los agentes de las URS que tienen que mantener el orden.  

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