El Othmani cede ante las fuerzas políticas para formar gobierno en Marruecos

Paco Soto

Pie de foto: Saad-Eddine El Othmani con otros dirigentes del PJD y del RNI.         

El flamante primer ministro de Marruecos y número dos del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), Saad-Eddine El Othmani, consiguió formar gobierno con otras cinco fuerzas políticas parlamentarias, porque supo ceder y hacer concesiones. El psiquiatra El Othmani es más dialogante que su predecesor y secretario general del PJD, Abdelilah Benkirane; tiene mano izquierda, y supo que si quería cumplir con el encargo que le hizo el Rey Mohamed VI, conformar un ejecutivo, no podía adoptar posiciones maximalistas. Tras casi seis meses de bloqueo político después de que el PJD consiguiera la victoria en las urnas en los comicios generales del pasado 7 de octubre, El Othmani tenía que cambiar de estilo, ser más flexible que Benkirane y transigir ante las peticiones de los partidos con los que negoció la formación del nuevo gabinete. Logró negociar la composición del ejecutivo con el líder del Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI), el multimillonario Aziz Akhannouch, y aceptó uno de sus principales objetivos: dejar fuera del gobierno al histórico y nacionalista Partido Istiqlal (PI) del sindicalista y exalcalde de Fez, Hamid Chabat. Además, El Othmani cedió ante uno de sus principales adversarios políticos al aceptar su entrada en el gobierno: la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) de Driss Lachgar.     

Acuerdo exitoso                       

El exitoso acuerdo del PJD con dos fuerzas conservadoras, el Movimiento Popular (MP) y la Unión Constitucional (UC), los centristas del RNI y dos formaciones de izquierda, la USFP y los excomunistas del Partido del Progreso y el Socialismo (PPS), ha sido una victoria para El Othmani, que a sus 61 años, si nada se tuerce en su camino político, tiene una larga trayectoria por delante. Admirador de los islamistas del AKP turco y de los democristianos alemanes, El Othmani podría fortalecer su poder en el PJD si consigue gobernar razonablemente bien Marruecos en la nueva legislatura y mantener a raya al sector más fundamentalista e intolerante dentro de su propio partido. El Othmani no es un conservador moderado, porque este perfil político no cabe en la cúpula del PJD, y el primer ministro es el segundo dirigente con más peso en la formación islamista. Pero es un político posibilista y pragmático que sabe adaptarse a cada situación concreta. Tácticamente, acepta la realidad, pero estratégicamente es un islamista convencional que no renunciará a sus convicciones más profundas. Otra cosa distinta es su personalidad de hombre tranquilo y prudente. Su estilo elegante, su buena educación y su propensión al diálogo con el adversario tienen poco que ver con las maneras broncas, la agresividad lingüística, la relativa intransigencia y la demagogia populista de Benkirane.

Pie de foto: El Rey Mohamed VI recibe a Saad-Eddine El Othmani en el Palacio Real de Casablanca.   

“Superar los obstáculos”

Saad-Eddine El Othmani ha sido el dirigente adecuado para desbloquear la situación política, tranquilizar a los mercados e inversores nacionales y extranjeros, e iniciar un nuevo rumbo que reclama grandes reformas estructurales en el país magrebí, sobre todo en justicia, educación, estabilidad institucional, finanzas, energía y desarrollo de las zonas rurales. De momento, El Othmani tiene la confianza del monarca. “Tenemos que superar los obstáculos precedentes”, dijo El Othmani hace unos días en rueda de prensa. Según diversas fuentes, el primer ministro y número dos del PJD cedió también a las presiones del entorno real. Esto es lógico en Marruecos, donde el jefe del Estado es un rey ejecutivo y no una figura institucional sometida a los poderes ejecutivo y legislativo como en España. En este contexto, la fuerza parlamentaria más antigua, el PI, y la más joven, el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), creada por un íntimo amigo del Rey, Fouad Ali el Himma, exsecretario de Estado del Interior, se quedan en la oposición. Era el deseo del PAM, pero no del nacionalista PI, fundado en 1943 por Allal El Fassi y Ahmed Balafrej. Desde que Marruecos se independizó de España y Francia, en 1956, el Istiqlal jamás fue apartado del poder de manera tan radical.

PI versus PJD

Hamid Chabat, que hace unos meses estuvo a punto de provocar un conflicto diplomático con Mauritania tras declarar que este país magrebí, históricamente, pertenece al Reino de Marruecos, es cuestionado por un sector de la dirección y las bases del PI, no goza de la confianza del jefe del Estado y es criticado por dirigentes de otras fuerzas políticas, sobre todo por el jefe del RNI. Por eso mismo, el diario económico ‘L´Economiste’, en su edición del lunes de esta semana, informó de que “la tensión sube en el Istiqlal. Hamid Chabat, secretario general del partido, ha sido vigorosamente criticado por varios miembros del comité ejecutivo [del histórico partido nacionalista]. 14 dirigentes del PI han publicado un comunicado acusando a Chabat de actos que ‘atentan contra los valores y fundamentos del partido’”. En cambio, en el editorial del citado periódico, Mohamed Benabid apuntó que la tarea prioritaria de Saad-Eddine El Othmani “no es tanto distribuir carteras ministeriales como saber hacia qué dirección quiere ir”. ‘L´Economiste’ destacó que el poder económico reclama a El Othmani “fiabilidad y eficacia”.

Por su parte, el influyente semanario económico ‘La Vie éco’ se preguntó si la gran diferencia entre El Othmani y Benkirane es simplemente “el estilo”. ‘Le Matin’, periódico cercano a los intereses del Palacio Real, recordó que el nuevo gobierno “dispondrá de una mayoría confortable: 240 diputados sobre un total de 395”. “Diez días después de su nombramiento por el Soberano al puesto de Jefe del Gobierno, Saad-Eddine El Othmani ha puesto fin a una situación de bloqueo que ha durado seis meses. Más flexible que su predecesor, Abdelilah Benkirane, el presidente del consejo nacional del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) ha aceptado sin demasiada resistencia las condiciones de otros partidos representados en el Parlamento”, subrayó ‘Le Matin’.

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