El primer 'Informe África' busca consolidar las relaciones entre España y el continente

Alex Erquicia 

Pie de foto: En el centro el vicepresidente de la Fundación Alternativas, Diego López Garrido, y las coordinadoras del ‘Informe África’, Itxaso Domínguez de Olazábal (derecha) y Elsa Aimé González (izquierda), durante la presentación a los medios. 

Coincidiendo con la entrada en vigor del Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA) se presentó en Madrid la primera edición del Informe África: 'Dinámicas transfronterizas en un contexto globalizado' (se puede acceder aquí).

A través de un acercamiento de la sociedad y las instituciones a las realidades del África actual en su conjunto, y teniendo en cuenta el contexto en diferentes subregiones, el informe se adentra en diferentes temáticas como son: movimientos sociales y transformación política en y del continente, conflictos y construcción de la paz, nuevos socios internacionales, migraciones, relaciones UE-África y la política de vecindad o recursos naturales, entre otros. El informe de más de 150 páginas está divido en trece capítulos escritos por reconocidos especialistas.

Elaborado por la Fundación Alternativas, en él se estudia África como un continente que no es un todo homogéneo y que "tiene un papel central en la geopolítica del planeta del siglo XXI", según dijo Diego López Garrido, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas. 

"Hay que cambiar las narrativas de España y la Unión Europea sobre África y esto pasa por un mayor conocimiento del continente", explica Elsa Aimé González, coordinadora del informe. Así se busca impulsar una mayor comprensión fundamentada en que el ideario del continente es más amplio que el de los fenómenos migratorios y un interés puntual por los levantamientos esporádicos por parte de las poblaciones contra los regímenes que les controlan, los dos temas que más llegan cuando se habla de África. Sobre todo, dado que la mayor parte de la gente allí se quiere quedar en el continente (la mayoría de las migraciones se producen dentro del continente) y que los levantamientos por parte de la sociedad tienen un contexto histórico (y tienen distintos fines). 

Pie de foto: En el centro Pedro Martínez-Avial, director de Casa Árabe, a su derecha José Segura Clavell, director de Casa África, y a su izquierda Diego López Garrido, vicepresidente de la Fundación Alternativas durante la presentación del informe al público en Casa Árabe. 

Ese mismo enfoque es a través del cual el informe analiza la Política Europea de Vecindad en el norte de África, concretamente en la región del Magreb, "que ha sido un reflejo de una posición reactiva que son soluciones unívocas que se han aprendido en otros lugares" y que no necesariamente funcionan, aseguró Itxaso Domínguez de Olazábal, coordinadora del informe. "Hay que tener en cuenta el contexto local, las dinámicas y los actores locales, algo que no hacemos a la hora de acompañarlos en sus políticas", añadió la coordinadora del Panel de Oriente Medio y Norte de África de la Fundación Alternativas.

En el capítulo 'La Unión Europea en África: desarrollo y seguridad en un marco de desigualdad', su autora Marta Iñiguez de Heredia ahonda sobre ese punto sobre todo dado que "el 76% de las operaciones militares de la UE y el 75% de las civiles han tenido lugar en el continente africano, abracando hasta 12 países", dice en el informe. 

"Todas las misiones militares y todas las misiones civiles que se han dado en África desde 2010 tienen por objetivo equipar, capacitar y asesorar a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, especialmente en materia de gestión de conflictos y fronteras", dijo de Heredia durante la presentación a medios. El efecto negativo de dicha capacitación militar por parte de la UE a países africanos, para que cojan las riendas de sus sistemas de seguridad, "ha conseguido en muchos casos lo contrario: el fortalecimiento de regímenes autoritarios", aseveró con rotundidad. 

Pie de foto: Portada de la primera edición del Informe África: 'Dinámicas transfronterizas en un contexto globalizado'. 

Durante la presentación explicó el giro hacia la seguridad como elemento prioritario en las relaciones entre los dos continentes dado que la cooperación de antes condicionada " a mayor democratización, liberalización del mercado, reforma del Estado está llegando a su fin". "La imposición externa de políticas que poco tenían que ver con las necesidades reales de las sociedades en conflictos han sido contraproducentes (por ejemplo, en muchos casos la liberalización de las economías ha supuesto un cambio de manos del Gobierno a empresas privadas y extranjeras, pero no un mayor reparto de la riqueza) y los factores estructurales de la inseguridad y la pobreza no han disminuido, sino que se han reproducido", lee el informe.

En este contexto el Estado español busca afianzar las relaciones con el continente africano, reflejado por la el recientemente aprobado III Plan África, tras siete años sin un documento programático hacia el continente y que a diferencia de las anteriores dos no se define en el tiempo. Este informe aboga por que España tenga una política exterior "que contribuya al desarrollo del continente partiendo de un enfoque basado en los derechos humanos, que ponga en primer plano a las sociedades africanas, la justicia social, con especial atención a la dimensión de género de los objetivos que se persiguen y de las medidas que se adoptan a tal fin". 

Una de las conclusiones fundamentales del informe es la necesidad de adoptar nuevos objetivos, “que nos permitan superar la securitizaciónde las políticas españolas y europeas hacia el continente, desligar en particular los objetivos de seguridad de los del desarrollo, y diseñar y ejecutar políticas más eficaces teniendo en cuenta las necesidades de nuestras contrapartes africanas”. Algo necesario en un contexto en el que la cooperación Sur-Sur crece dado que los países del Sur buscan fortalecer la interdependencia y las complementariedades entre ellos para acceder al reconocimiento internacional.

Pie de foto: Foto de familia de los ponentes de la mesa redonda tras la presentación en Casa Árabe (de izq. a dcha.): Pedro Martínez-Avial, José Segura Clavell, Itziar Ruiz-Giménez Arrieta, Itxaso Domínguez de Olazábal, Diego López Garrido, Elsa Aimé González y Emilio González Ferrín. 

Hay motivos de sobra para que el continente africano sea prioritario en la agenda internacional. A tenor de las perspectivas el crecimiento demográfico es uno de los fenómenos que más impacto va a tener en el continente y, por ende, en el resto del mundo. En los próximos 30 años, África pasará de 1.200 millones de personas a más de 2.400 millones (y 4.400 millones en 2100), con una gran parte de este crecimiento demográfico produciéndose en las ciudades. A modo de comparar, Europa caerá por debajo de los 600 millones de habitantes por lo que los retos, y las oportunidades, son inmensos. Por ese motivo, el interés creciente de nuevos socios emergentes, desde los BRICS, pasando por los Estados de Oriente Próximo, entre los que destacan los países del Golfo y Turquía, es evidente. 

Hoy en día, el resurgir del panafricanismo es una señal positiva que emerge del continente y un motivo para que las relaciones prosperen en todos los ámbitos. Si los líderes políticos no logran definir cuál es la mejor estrategia para profundizar ese acercamiento, puede utilizar como referencia el ensayo, satírico, del recientemente fallecido autor keniano Binyavanga Wainaina, "Cómo escribir sobre África".

Para empezar, hay que mirar a África de igual a igual y conceder un papel destacado como interlocutor a los distintos actores de la sociedad civil, “en ocasiones los únicos capaces de impulsar reformas en línea con el respeto a los derechos humanos y la idea de justicia social”. 

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