El renacer de Munira Abdulla tras 27 años en coma

Eloísa Cózar Navarrete

Pie de foto: Munira Abdulla ante la Gran Mezquita Sheikh Zayed en Abu Dhabi. Foto: diario The National

La historia de Munira Abdulla, una mujer de Emiratos Árabes Unidos, ha conseguido dar la vuelta al mundo en los últimos días. Tras pasar 27 años en estado de coma por un grave accidente de tráfico, Abdulla recuperó la conciencia en 2018 contra todo pronóstico. A día de hoy, unos meses más tarde, es capaz de mantener una conversación y de ser transportada en silla de ruedas.

Una crónica de superación y esperanza que su hijo, Omar Webair ha querido contar en el periódico emiratí “The National”, con el propósito de lanzar un mensaje de fe y optimismo: “Compartí su historia para decirle a la gente que no pierda la esperanza con sus seres queridos, que no los consideren muertos cuando no lo están”. A España, la noticia ha llegado en un momento en el que el debate en torno a la eutanasia está especialmente candente entre los partidos políticos y la opinión pública a raíz del caso de Ángel Hernández, un hombre que ayudó a morir a su mujer que se encontraba enferma en fase terminal de esclerosis múltiple. Mientras, en el Congreso todo son interrogantes, y las propuestas para aprobar o no una ley que regule la eutanasia están paralizadas.

“Nunca la abandoné porque siempre tuve la sensación de que algún día se despertaría”

En 1991, cuando Abdulla tenía 32 años, el coche en el que viajaba sufrió un grave accidente. Volvía de recoger a su hijo en la escuela cuando un autobús escolar impactó contra el vehículo en el que viajaba. Intentando proteger a su hijo, que se encontraba en la parte trasera del vehículo, Abdulla se llevó la peor parte: un golpe en la cabeza que la dejaría en estado vegetativo casi tres décadas.

Su hijo Omar, que en el momento del accidente tenía cuatro años, ha relatado también la odisea familiar por la que han pasado. Primero, fue trasladada al hospital de la ciudad de Al Ain, de donde es originaria y luego a Londres, donde se declaró que estaba en estado vegetativo; no podía responder a estímulos, pero sí podía sentir dolor.

Tras el diagnóstico, fue trasladada de nuevo al hospital de Al Ain, mientras pasaba por otros exámenes médicos, restringidos a las exigencias del seguro. También durante todos estos años fue sometida a tratamientos de fisioterapia, para que sus músculos no sufrieran después de toda la inactividad. “Nunca me rendí con ella porque siempre tuve la sensación de que un día se despertaría”, afirmaba Omar, ya con 32 años, para The National.

Omar Webair también cuenta cómo cada día se recorría los cuatro kilómetros que separaban su casa del hospital para pasar unas horas junto a su madre: “Para mí ella era como el oro; cuanto más tiempo pasaba, más valiosa se volvía”. Estas visitas se convirtieron durante 16 años en una rutina, hasta que en 2017 la Corte del Príncipe Heredero, Sheikh Mohamed, se enteró de la historia y ofreció a la familia subvención para trasladar a Abdulla a Alemania, donde fue sometida a varias cirugías y tratamientos.

Fue en junio de 2018 cuando, por una discusión en la habitación del hospital en el que su hijo Omar estaba implicado, empezó a emitir sonidos. Tres días después,        Omar comenzó a escuchar su nombre: “Fue ella. Ella me estaba llamando por mi nombre. Yo volaba de la alegría. Durante años había soñado con ese momento, y mi nombre fue la primera palabra que pronunció”, exclama Omar.

De vuelta con su familia, Abdulla sigue recibiendo fisioterapia y rehabilitación en el hospital para intentar recuperar la vida que tenía antes del siniestro.  Además de a nivel físico, la mujer emiratí tendrá que someterse a un gran periodo de adaptación. Tres décadas más tarde de aquel fatídico día del año 1991, el mundo es otro. Revoluciones tecnológicas, avances científicos, innovaciones médicas y cambios políticos y culturales. Queda que Abdulla y su familia miren para el futuro, un futuro mucho más claro después del “milagro” que ya ha asombrado a medio mundo.

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