Entre las dificultades y la integración exitosa de los marroquíes en España

Por  Safia Abahaj (diariocalledeagua.com)
Foto: La autora de este reportaje asegura que los marroquíes están bien integrados en España.
 
El grado de madurez alcanzado por la comunidad marroquí en España es una confirmación de la adaptación al nuevo país de acogida para la adhesión al espacio público como un ciudadano activo, así como su integración efectiva en la vida social y profesional. Es también una manifestación de la resistencia, así como al mismo tiempo un dolor que nace de un sentimiento de pérdida de una vida normal en su país de origen y constituye así la adaptación a unas nuevas necesidades de la vida en el mundo del ‘síndrome de Ulises’ occidental. El marroquí ahora participa en diversas actividades productivas así como crea oportunidades de trabajo. Para socavar la crisis, se ajusta como cualquier otro trabajador a los cambios causados por la recesión económica. Asimismo, los marroquíes han llegado a dominar el idioma y entienden mejor que antes que las tradiciones y las costumbres son su nueva compañía. Este carácter se ha ido adquiriendo en los últimos años y se ha calificado en algunos casos como un problema de relaciones sociales a lo largo de la fase de aprendizaje. 
 
“Llegué a España justo hace 3 años y no sabía español, empecé desde cero, aprendí español en cuestión de seis meses y me siento  un afortunado, encontré trabajo como recepcionista en uno de los hoteles más transitados de la ciudad”, afirma Hicham, joven de 27 años diplomado en Turismo y residente en Granada. “Pienso que el hecho de que muchos de los marroquíes que vivimos en España dominemos varios idiomas nos facilita mucho la tarea para buscar un trabajo digno que nos permita vivir bien y poder pensar en proyectos futuros”,  asegura Hicham. España así constituye el segundo hogar para una segunda y tercera generación de inmigrantes marroquíes. Además, el país ha dejado atrás las dolorosas olas de discriminación hacia los inmigrantes en los años 80 y principios de los años 90. Adoptó una variedad de instrumentos legislativos, una mezcla forzada de culturas espontáneas, hubo largas batallas en la calle protagonizadas por varias ONGs y organizaciones humanitarias, así como una aguda crisis económica que ha permitido a la sociedad española ser consciente de la viabilidad de la migración como un elemento enriquecedor.
 “Llevo viendo en España desde hace 15 años, cuando aún había facilidad para encontrar trabajo y se podía vivir dignamente; hoy en día sufrimos para encontrar un trabajo, pero gracias a Dios nos ayudamos para salir adelante”, afirma Othman, hombre de 40 años, reside en Granada y trabaja como profesor de árabe para los niños marroquíes y árabes que residen en la ciudad. El análisis de la dimensión demográfica de la comunidad extranjera muestra que los marroquíes siguen liderando el colectivo extranjero. Las estadísticas oficiales, actualizadas el 26 de junio de 2014, informan de la existencia de 5.503.977 extranjeros, de los cuales 888.937 son marroquíes, comunidad que aumento en un 4% en comparación con la misma fecha en 2013. A pesar de que la comunidad extranjera afincada en España ha disminuido bastante desde el inicio de la crisis económica, no obstante, la comunidad marroquí está en aumento en los últimos años. Por otra parte, España es uno de los países de la Unión Europea donde vive el mayor número de estudiantes africanos, colectivo compuesto por un total de 4.660 estudiantes. Lo que cabe subrayar es que el número de estudiantes marroquíes ha disminuido significativamente en los últimos años debido a las restricciones presupuestarias impuestas por los gobiernos regionales, que hacen que aumenten las tasas de la matrícula en las universidades. En 2003, había un total de 3.015 estudiantes marroquíes en España, que suelen tener un permiso especial de residencia para los estudios; pero eso no significa que no se les permite entrar en el mercado laboral. 
 
La recesión económica también ha afectado la llegada de estudiantes marroquíes a España, ello está demostrado en varias estadísticas. “Llegué a España hace poco más de siete años, cuando aún apenas se apreciaba la crisis, se respiraba un ambiente tranquilo y siempre ha habido un ambiente de compañerismo en la carrera, nunca me he sentido extranjera, ni siquiera discriminada en ninguno de los sentidos, todo lo contrario, desde el principio me he sentido muy integrada”,  afirma Yasmine, estudiante de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Granada. “Por otra parte, reconozco que desde hace escasos años, presiento que cada vez llegan menos estudiantes marroquíes a estudiar en la Universidad de Granada, intuyo que puede ser por las últimas medidas adoptadas por el Gobierno central para subir las tasas de la matrícula en la universidad a nivel nacional”, añade Yasmine. El peso de la comunidad marroquí es evidente y es necesario para mantener el equilibrio demográfico en España. La población autóctona se enfrenta a un envejecimiento con una tasa de fecundidad con un promedio de 1,3 hijos (2009-2013) por mujer en edad fértil, mientras que la mujer marroquí en edad fértil podrá tener 2,7 hijos. A diferencia de la mayoría de las minorías extranjeras, la comunidad marroquí continúa en territorio español a pesar de la persistencia de la crisis económica iniciada en el año 2007. Varios factores han estado a su favor, como la proximidad geográfica, un fuerte sentido de solidaridad, así como un arraigo en la sociedad y el surgimiento de una nueva generación de marroquíes impregnados por valores universales. 
 

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