Hortelano, la nueva estrella del Atletismo

Fernando Miñana

Pie de foto: El velocista se corona campeón de Europa de los 200 metros en un día con medallas para Sergio Fernández (plata) y Toni Abadía (bronce). Ruth Beitia conseguía un nuevo oro en altura

Después del nuevo oro de Ruth Beitia en altura, el de Bruno Hortelano, el velocista llamado a convertirse en la bandera del Atletismo español, fue un triunfo en dos tiempos. Primero cumplió en la pista, donde corrió en progresión, machacando el tartán en la recta, superando a rivales hasta los cuadros, pero entró segundo (con un tiempo de 20.45), detrás del holandés Churandy Martina, campeón también en la final de los 100 metros en la que el español acabó cuarto. Pero unos minutos más tarde se anunció la descalificación del vencedor por pisar la calle de su izquierda en dos ocasiones y la medalla de oro se fue para este chico que va a ser toda una estrella. Su rival, pese a que ya le había pasado lo mismo en los Juegos de Pekín, donde terminó segundo tras Usain Bolt, destiló deportividad: «Son las reglas: si he pisado, he pisado».

Hortelano corrió más rápido en las semifinales, contenido en la curva, explosivo en la recta, y eso le valió un nuevo récord de España (20.39, con -1.1 m/s), el tercero que logra en quince días tras los dos que batió en el Mitin de Madrid en los 100 metros. Y atendiendo al viento en contra es posible esperar una marca aun mejor en los Juegos de Río, adonde llegará ligero con los deberes hechos, pero con la misma ambición que ha guiado toda su carrera.

Porque el nuevo talento es bueno, pero no tiene un físico como el de Usain Bolt o como el de cualquiera de los velocistas hipertrofiados que copan las finales olímpicas, pero trabaja como mínimo igual que ellos y posee una mente, ahora sí, excepcional. «It’s just another race (Es sólo otra carrera)», se repite, en voz alta antes de cada carrera, cuando sale a morder sin importarle el apellido de los rivales. Antes de él era impensable ver a un español en las finales de un Europeo en las dos pruebas cortas de la velocidad.

Su caso es atípico. Hortelano, hijo de dos microbiólogos moleculares del País Vasco y Cataluña, científicos con espíritu nómada que ahora viven en Astaná (Kazajistán), nació en Wollongong (Australia), creció en Canadá y despuntó como atleta, al mismo tiempo que estudiaba (la prioridad innegociable de sus progenitores) en la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York, un centro para niños bien de la costa este acostumbrado a competir con Harvard, Yale o Princenton. Allí, mientras corría para los ‘Big Red’, acabó la carrera de Ingeniería Biológica en la especialidad de Biomedicina con un expediente deslumbrante y una nota del 95%. Allí conoció también a Adrian Durant, un velocista de las Islas Vírgenes de Estados Unidos que fue olímpico en Atenas 2004 y que se ha convertido en su entrenador. Nadie en España sabe cómo es su rostro, pero este exatleta ha modelado a la nueva estrella del atletismo español.

Pie de foto: Hortelano celebra su éxito en los 200 metros

Tercer oro de Ruth Beitia en altura

Ruth Beitia vuelve a reinar en el cielo. La atleta española de salto de altura hizo historia al llevarse por tercera vez el oro en los Europeos de atletismo, lográndolo además de manera consecutiva. Nadie ha sido capaz de superar este hito en el viejo continente, algo que sirve para rubricar una vez más que la cántabra no tiene techo a pesar de sus 37 años.

Logró la victoria en el Olímpico de Amsterdam, un estadio fetiche puesto que allí ya logró el Europeo sub 23 en 2001, con un salto de 1,87. En esta ocasión fue capaz de superar los 198 centímetros en el primer intento, dejando por debajo Palyste y Demireva, que no pudieron salvar esta altura y compartieron la plata.

Beitia ha añadido una nueva medalla de oro a su colección de preseas internacionales, que ya contiene trece en total, sin contar el oro europeo sub-23, con el que se presentó en la sociedad internacional hace ya quince años.

“Queremos conseguir algo grande, toca pensar en las medallas”, había dicho Ruth tras la ronda de clasificación. Para una atleta que había ganado los dos campeonatos anteriores, el objetivo era bastante razonable.

Pie de foto: Ruth Beitia celebra su triunfo (Reuters)

En la final no renunció a ninguna altura. Empezó en 1,84, continuó con 1,89 y cometió su primer nulo en 1,93. Superó esta altura en la segunda tentativa y la cántabra disfrutó de lo lindo porque estaba en el podio provisional.

Cuando superó los 1,96 seguía tercera, pese a haberlo saltado a la primera, pero ya tenía la “chapa” asegurada. Quedaban en competición, junto a la española, la búlgara Mirela Demireva y la lituana Palsyte, empatadas en el primer puesto.

El listón situado en 1,98 dictó sentencia. Ruth lo salto al primer intento y sus dos adversarias no pudieron hacerlo en ninguno de los tres.

No se conformó con la victoria. En lugar de abandonar el concurso y agitar una bandera española para festejar su nuevo éxito, volvió a concentrarse para atacar nuevamente el listón, ahora situado en 2 metros justos, con el propósito de llevarse una marca de confianza a los Juegos de Río.

Pero la nueva altura, a sólo dos centímetros de su récord de España, resultó esta vez inaccesible para la discípula de Ramón Torralbo, que la acompañaba desde la barrera.

Fernández, plata

Un día después del tercer triunfo consecutivo de Ruth Beitia, la veterana incombustible de 37 años, España mudó su piel para mostrar a sus nuevos fenómenos. No solo Bruno Hortelano. También Sergio Fernández, uno de esos atletas periféricos que no resistió la tentación, o la atracción, de los centros de alto rendimiento. El vallista, sorprendente subcampeón de Europa, es de Barañain, un pueblo de los alrededores de Pamplona que no tiene nada que envidiar a esos focos de entrenamiento, pues también de allí, casi un milagro, salieron otros dos vallistas de postín como José Mari Romera o Íñigo Monreal. Él recaló en Madrid para entrenarse con Jesús Álvarez, el responsable del sector y los frutos empiezan a colmarle. En un año ha logrado la mínima para los Juegos, la segunda mejor marca de la historia y ahora esta medalla de plata en los Europeos de Ámsterdam.

Pie de foto: Fernández celebra su plata. / AFP

El navarro corrió el encierro perfecto. No es de esos competidores que se lanzan desbocados nada más escuchar el disparo. Él prefiere guardar fuerzas hasta la curva del 200. Allí llegó penúltimo y en la recta comenzó su ataque irresistible. A falta de dos vallas aún era cuarto, pero en la meta entró segundo (49.06) a ocho centésimas del campeón, el turco -en realidad, un cubano nacionalizado- Yasmani Copello.

El navarro es fiel a una filosofía del trabajo a destajo. «Un 1% de inspiración y un 99% de transpiración», le gusta decir. O como reflexionaba en las redes sociales hace unas semanas: «No había día que no me preguntara cuál era la razón para acostarme, pero cuando escuchaba el despertador lo tenía claro. Quería currar, quería ahogarme de dolor, salir disfrutando de mi puesto de trabajo, solo así habría un hueco para mí en la meca del deporte».

Ya tiene la primera medalla para España en esta prueba. Sergio Fernández es el hombre predestinado a acabar con el hombre que ha marcado esta prueba: José Alonso Valero, que tenía la mejor actuación en un Europeo hasta el momento, un sexto puesto en Stuttgart 1986, y que posee el récord más viejo del atletismo español: el de los 400 m vallas, que en agosto cumplirá 29 años. El navarro no había nacido cuando lo batió.

Toni Abadía eligió el peor día para lograr una medalla y más después de ver que en la final de 10.000 metros los dos únicos rivales mejores que él fueron dos turcos incapaces de formar una frase en turco: Polat Kembi Arikan, el campéon, y Ali Kaya, segundo. El zaragozano, un enamorado del álgebra, estuvo haciendo cálculos para lanzar su ataque definitivo y descolgar al ucraniano Lashyn y al británico Griffiths, que firmaron su mejor marca de siempre. Turquía cierra la tercera jornada al frente del medallero gracias a su política de fichajes.

                                        Pie de foto. Abadía, después de su bronce. / AFP

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