La abstención condiciona las elecciones municipales en Argelia


Paco Soto

Pie de foto: Un argelino votando en un proceso electoral.

Los argelinos están citados a las urnas este jueves en unas elecciones municipales que no entusiasman a casi nadie. Ni los candidatos a alcaldes y concejales emocionan a la opinión pública ni la campaña electoral ha sido atractiva. La abstención condiciona los comicios locales. El no ir a votar podría ser la opción ganadora en estas elecciones. Un activista del Reagrupamiento Acción Juventud (RAJ), un movimiento crítico con el sistema político y social vigente, comenta que “los argelinos no se entusiasman por las elecciones locales y muchos ciudadanos se han distanciado de la política, porque no creen en los partidos, se sienten engañados por los políticos. Una parte de las abstención es fruto de una decisión política meditada”. En Argel, pese a ser la capital del país, la movilización de militantes y simpatizantes en la campaña electoral ha sido escasa.

Los militantes más optimistas siguen distribuyendo prospectos en mercados, plazas y grandes avenidas de la ciudad. Pero no parecen entusiasmar a casi nadie. Los partidarios del alcalde saliente, Abdelhakim Bettache, vencedor de las municipales hace cinco años por el partido Movimiento Popular Argelino (MPA), formación dirigida por el exministro de Comercio, Amara Benyounes, tratan de convencer a la población de que es el mejor edil y un político que de verdad ama Argelia. “A lo mejor es verdad, pero no me fío ni de él ni de nadie. Los políticos argelinos llegan al poder para robar y enriquecerse”, cree un ciudadano mayor que vivió el proceso de liberación nacional y recuerda cuando decenas de miles de personas se manifestaban por las calles de Argel para conmemorar la independencia del país.

Pie de foto: Una gran avenida frente al Mar Mediterráneo en Argel.

País rico, pueblo pobre

“¿Qué queda del espíritu patriótico, de las ganas de transformar Argelia en un país rico, justo y democrático?, se pregunta Mustafá, de 42 años, habitante del popular y deteriorado barrio de Bab El Oued. Mustafá declara rotundamente a un medio: “Argelia es un país rico gracias a los hidrocarburos, pero la mayoría del pueblo es pobre. ¿Por qué? Pues porque después de la independencia no llegó la democracia, sino un régimen autoritario y de partido único al servicio de una oligarquía económica y política formada por civiles, militares y hombres de negocios que ha arrasado con las riquezas del país y ha sido incapaz de conseguir que Argelia funcione como país”. “Ahora vivimos en democracia, hay partidos, libertad de expresión y elecciones, pero la clase dominante sigue siendo la misma oligarquía”, lamenta Mohamed.

Millones de argelinos piensan lo mismo que este ciudadano. 23 millones de argelinos están llamados a las urnas para escoger a sus representantes locales. En estos comicios elegirán a 1.500 Asambleas Populares Comunales (APC, ayuntamientos) y 48 Asambleas Populares de Wilaya (APW, institución provincial). La campaña electoral acabó el pasado 19 de noviembre. Muchos partidos de variadas tendencias ideológicas concurren a la carrera electoral. Jil Jadid, el partido fundado por el político, médico veterinario y científico Sofiane Jilali, es uno de los pocos grupos que se niega a participar en los comicios locales. Jil Jadid defiende el boicot electoral, porque considera que no existen condiciones democráticas suficientes en Argelia, denuncia el “bloqueo político” impuesto por la nomenclatura dirigente y se opone a que el presidente Abdelaziz Bouteflika se presente a la reelección por cuarta vez consecutiva.

Pie de foto: Un grupo de jóvenes del movimiento social RAJ.

Ciudadanía desmovilizada

Reda Boudraa, en nombre de la formación berberista Reagrupamiento por la Cultura y la Democracia (RCD), alerta a los ciudadanos de que el poder “ha sembrado la idea de que todos los partidos son iguales”, porque le interesa que la ciudadanía esté desmovilizada. En la sede del RCD, en Argel, los militantes y simpatizantes están preocupados por el espectro de la abstención. “La abstención beneficia al régimen y debilita la democracia”, señala un militante del partido berberista. Reda Boudraa, que se presenta para la APW de Bejaïa (Pequeña Cabilia), reconoce al semanario ‘Jeune Afrique’ que “incitar a la gente a ir a votar es difícil. El régimen ha conseguido destilar la idea de que todos los partidos se valen, lo que es falso, y que votar no servirá para nada”. Un militante del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) reconoce que “la abstención beneficia al poder oligárquico. Pero hay que entender que muchos argelinos están desengañados porque desde hace décadas ven como los políticos profesionales les toman el pelo”. El izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), de tendencia trotskista, defiende la idea de que “los argelinos tienen que defender los espacios de libertad y democracia que han conquistado y denunciar a los políticos corruptos”. El RCD ha denunciado que el Frente de Liberación Nacional (FLN), partido gobernante y principal soporte de Bouteflika, utilizó medios públicos para hacer campaña.

Redes sociales

El FLN lo niega. La ciudadanía marca distancias con los partidos. En las elecciones generales del pasado mes de mayo únicamente votó un tercio de los electores. La abstención podría ser mayor esta vez. Las redes sociales se han convertido en un instrumento eficaz para movilizar a los electores. Es lo que ha hecho en campaña el Reagrupamiento Nacional Democrático (RND) del primer ministro, Ahmed Ouyahia, principal aliado del FLN en el poder. “Nos movilizamos sobre todo a través de Facebook, que es la red más utilizada en Argelia. Hay que saber que 42% de los argelinos, principalmente jóvenes, utiliza Facebook”, cuenta un simpatizante del RND a ‘Jeune Afrique’. En las pasadas elecciones locales, el RND consiguió la elección de 6.000 candidatos. Ahora quiere mejorar el resultado. El politólogo Ali Boukhlef lo ve difícil y no cree que “la ola de abstención electoral no inunde las municipales”. En la sede del Frente Nacional Argelino (FNA), en Argel, hay cierto optimismo. Un joven militante recuerda que en las pasadas elecciones locales 50% de los ciudadanos con derecho a voto acudieron a las urnas. ¿Qué pasará esta vez? Nadie lo sabe, pero el optimismo no es la nota dominante de cara a estos comicios.

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