La calma no llega tras la tempestad en Mozambique: después de Idai, se enfrentan al cólera

Eva Cifuentes
Pie de foto: El ciclón Idai llegó a la costa de Mozambique a principios de este mes, devastando la ciudad portuaria de Beira y matando al menos a 700 personas en Mozambique, Zimbabwe y Malawi. AFP/GUILLEM SARTORIO
El paso del ciclón Idai por Mozambique, Zimbabue y Malaui ha dejado más de 800 muertos, concentrándose la mayoría de víctimas en las áreas rurales de Mozambique, la región más castigada. Las autoridades han señalado que el número de víctimas es provisional, pues a medida que se retiren las aguas, prevén que se encuentren más cuerpos.
El ciclón llegó al sur del continente el 14 de marzo, y desde entonces la destrucción y la desesperación se han apoderado de la zona. Tras la devastación de Idai parecía que lo peor había pasado, pero la calma no llega tras la tempestad en esta ocasión, por lo menos de momento. Sin tiempo de haberse recuperado de la tragedia, ahora les toca lidiar con un nuevo enemigo: el cólera.
Más de 1.000 casos de cólera detectados
Las autoridades de Mozambique han confirmado ya la primera víctima mortal debido al cólera, un brote que ha surgido como consecuencia de los destrozos causados por Idai en el país. Se trata de una patología diarreica aguda que se produce al ingerir alimentos o agua en mal estado, contaminados por una bacteria, y si no se trata puede llegar a ser mortal.
Debido a las inundaciones tras el paso del ciclón, se ha multiplicado el riesgo de enfermedades transmisibles por el agua, como es el cólera, según advierten desde Médicos Sin Fronteras (MSF). El personal sanitario que está trabajando sobre el terreno ha contabilizado más de mil casos, de los cuales 97 se encuentra ingresados en centros de tratamiento.
Las inundaciones preocupan y mucho al personal humanitario, desde MSF señalan que no solo existe riesgo de epidemia de cólera, sino de otras enfermedades como la hepatitis E y la malaria. Esta última se transmite por la picadura de un mosquito, pero tal y como explican, las aguas estancadas y zonas inundadas en estas regiones podrían aumentar la concentración de mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria. Además, MSF recuerda que Mozambique es un país cuyos índices de malaria ya eran elevados, por lo que puede avecinarse un gran repunte de casos. También hay que prestar atención según vaya bajando el nivel del agua, pues junto con los mosquitos transmisores de enfermedades, también se pueden encontrar otros animales, como los roedores, portadores de patologías.
Pie de foto: Archivo de datos sobre el cólera y casos confirmados en Mozambique. AFP/AFP
Sistema sanitario debilitado
El temporal ha destruido miles de hogares, pero también ha pasado factura a las instalaciones sanitarias del país. Edificios y hospitales derribados o con daños graves, medicinas estropeadas y personal médico del país entre la población afectada por Idai. Esta situación –señalan desde MSF- ha dejado muy vulnerable al país, por lo que la labor de las organizaciones es muy relevante y necesaria.
Por el momento, la misión principal que se está llevando a cabo es intentar lograr atender a la población afectada, una tarea nada sencilla ya que hasta hace poco había multitud de zonas inaccesibles debido a las inundaciones, y todavía quedan núcleos sin acceso.
Por otra parte, además de prestar atención, las organizaciones como MSF tienen que realizar planes de contingencia y prevención para evitar, en la medida de lo posible, la propagación del cólera o la malaria, entre otros riesgos. David Wightwick, líder del grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la zona, ha declarado que en las próximas horas va a comenzar una campaña de vacunación contra el cólera para la que se han enviado 900.000 dosis. Según el propio Wightwick, este plan de prevención “debería mitigar el borde de este brote”, ha subrayado.
Una crisis alimentaria también sobrevuela Mozambique
Un gran número de víctimas mortales, heridos, desaparecidos, propagación de enfermedades…y a esta estampa desoladora se le suma también una posible crisis alimentaria en la zona. El ciclón Idai ha llegado al sur de África un mes antes de la recogida de la cosecha del maíz, cultivo principal de los mozambiqueños. Las inundaciones han destrozado gran parte de la cosecha o contaminando lo poco que ha quedado en pie, lo que provoca que enfermen al consumir estos alimentos.
El hambre es una amenaza real en una población ya muy castigada incluso antes de Idai. Ante la catástrofe, una de las peores que ha sufrido Mozambique, el presidente, Filipe Nyusi, ha prometido el reparto tanto de herramientas de agricultura como de semillas de ciclo corto para que la población pueda autoabastecerse, pero hay muchas regiones, especialmente las más rurales, a las que la ayuda parece no llegar nunca.
Según los datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) se ha entregado ayuda a unos 200.000 habitantes, y esperan poder llegar al millón en los próximos días, aunque como explica Lola Castro, la directora para el sur de África de este plan, es insuficiente. Otro problema es la subida de precios que cabe esperar tras la pérdida de las cosechas, algo que gran parte de la población no podrá afrontar con facilidad.
En Mozambique, el 80% de la población vive de la agricultura, pero Idai ha destruido más de 700.000 hectáreas de cultivo, dejando en una situación de especial vulnerabilidad a muchos habitantes. Antes del ciclón ya había en el país 1,8 millones de personas con inseguridad alimentaria, según reflejan los datos de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Para evitar que la hambruna y la desesperación se apoderen del todo del país, el representante de la FAO en la zona, Olman Serrano, ha establecido una hoja de ruta en la que las tareas principales deben ser la catalogación de qué tierras pueden ser rehabilitadas para el cultivo, distribuir de manera urgente semillas y brindar apoyo a los ganaderos y pescadores.
El sureste de África ha quedado muy debilitado tras el paso del ciclón Idai, una zona en la que la vida ya era dura de por sí. La catástrofe se ha llevado ya a más de 800 personas entre los tres países donde Idai ha descargado su fuerza y ha afectado a casi tres millones de personas entre heridos y desplazamientos forzados. Las autoridades han declarado que las labores de rescate se dan por concluidas dos semanas después del paso de Idai y ahora comienza otro trabajo igual o más duro: ayudar a la población afectada a hacer frente a las consecuencias, tanto sanitarias como sociales, para brindarles un futuro.