La cara menos visible de la frontera de Melilla

Por Alexandra Dumitrascu
Foto: La frontera de Melilla con Marruecos es un coladero para el tráfico de personas y mercancías.
A la hora de hablar de Melilla, instintivamente, la mente evoca la imagen de los inmigrantes “irregulares” que saltan la valla fronteriza para adentrarse en España o, consiguientemente, dispersarse por el territorio europeo; una imagen, explotada por los medios de comunicación, que solamente refleja la parte más visible de los problemas concernientes a Melilla, que no tiene implicaciones únicamente para España, sino también para la Unión Europea. Más allá del estereotipo fundado en torno a esta ciudad autónoma, existen otros aspectos de importancia incuestionables, uno de ellos está relacionado con la posición de Melilla como frontera con Marruecos. A falta de otro tipo de reflexiones al margen de la prensa, de otras instituciones, think tanks u otros foros, el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (INCIPE), en colaboración con la Fundación para el Desarrollo Socioeconómico Hispano-Marroquí (FHIMADES), organizó el acto Melilla, frontera sur de la Unión Europea, con el objetivo de dirigir la atención hacia esta ciudad autónoma, aunque a través de un enfoque distinto, es decir, hacia el tráfico de mercancías y personas que se da a diario en la frontera hispano-marroquí. Según el presidente de la FHIMADES, José María López Bueno, esta frontera es una de las más desiguales de la Unión Europea y donde más disparidades de renta hay, siendo el PIB nominal de España catorce veces superior al de Marruecos, mayor incluso que la diferencia que se da entre Estados Unidos y México, donde el PIB estadounidense está trece veces por encima del mejicano. Asimismo, la capacidad de compra de los ciudadanos españoles es 5,47 veces superior a  la de los marroquíes. 
 
Tráfico fluido de mercancías y personas 
En estas circunstancias, Melilla, e igualmente se podría decir de Ceuta, representa un foco de atracción para los territorios circundantes, como pueden ser Nador o Castillejos. Según las estadísticas vigentes, a través de Melilla pasan al mes más de 5.000 personas, un tráfico cuya finalidad reside en el “contrabando” con Marruecos. Es decir, personas que se dedican a entrar en Melilla para comprar mercancías y transportarlas a Marruecos, que necesariamente implica un beneficio, y de cuya práctica depende un 63% de la totalidad de los que cruzan la frontera y que no disponen de rentas alternativas. El gobierno de Marruecos critica duramente este tráfico de mercancías y cifra el importe de este comercio en 1.500 millones de euros; es un importe que supera con creces el volumen de las importaciones de Ceuta y Melilla, conjuntamente. Tal como apuntó López Bueno, aunque resulta difícil cuantificar el volumen de este negocio, éste no supera los 350 millones de euros, según estudios llevados a cabo por la FHIMADES, en 2010, y por la Universidad de Granada en Ceuta, y del que se beneficia también Marruecos a través de las medidas fiscales impuestas que, sumada a la renta que se percibe por otros conceptos como puede ser la asistencia sanitaria o los trabajadores marroquíes con contrato, implica alrededor de 95 millones de rentabilidad a favor del país vecino. Por tanto, es de considerar Melilla como “motor de la economía de Marruecos”. “El tráfico que se da actualmente, existe desde hace 50 años y se ha ido adaptando a la demanda marroquí”, afirmó el presidente de la FHIMADES, un tráfico que básicamente se centra en productos de alimentación.
 
Incapacidad de cooperación transfronteriza 
Durante el periodo 2007-2014, los Gobiernos de España y Marruecos han sido incapaces de llegar a ningún acuerdo transfronterizo para la promoción económica, social y medioambiental, lo que ha obligado a devolver a la Unión Europea los 200 millones de euros destinados a ello, siendo ésta la “única frontera de Europa incapaz de ejecutar el presupuesto”. Por tanto, en opinión de López Bueno, lo que hacen falta son acciones de cooperación transfronteriza, con “política de vecindad” como patrón a seguir, que permitan la estabilidad política, el desarrollo social, así como personal, cuyos beneficios superarían ampliamente los retos planteados.
 
 
 
 
 
 

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