La crisis social de Jerada empeora y pone al Gobierno de Rabat contra las cuerdas

Paco Soto

Pie de foto: Manifestación de protesta en la ciudad marroquí de Jerada.

La ciudad marroquí de Jerada, en el noreste del país, se está convirtiendo en un volcán a punto de estallar. La población de esta ciudad minera carcomida por la contaminación lleva mucho tiempo protestando en la calle contra la pobreza, el desempleo, la precariedad laboral y la falta de perspectivas sociales. Muchos de sus habitantes, sobre todo los jóvenes, están desesperados, y algunos han optado por la violencia callejera en los continuos enfrentamientos con las fuerzas del orden que se producen. La crisis social de Jerada, que ha puesto al Gobierno de coalición del islamista Saad Eddine El Othmani contra las cuerdas, está a punto de transformarse en política.

El Gobierno de Rabat podría tener que enfrentarse a un nuevo ‘Hirak’ (movimiento de protesta), como en el Rif. El Othmani hizo muchas promesas a los habitantes de Jerada. La población sigue esperando, pero no se queda quieta en casa, sale a la calle a protestar. Miércoles de esta semana, la Policía detuvo a nueve manifestantes en Jerada. No serán los últimos. Los ánimos están caldeados. El Ministerio del Interior decidió previamente prohibir todas “las manifestaciones ilegales” en la vía pública para hacer frente a la violencia callejera y los “comportamientos irresponsables”.

Dialogar y acordar

“El Gobierno de El Othmani cumple con su papel, pero olvida que en un conflicto tan grave tiene que hacer prueba de mano izquierda, saber dialogar y acordar para debilitar los comportamientos violentos minoritarios. Solamente con las porras de la Policía no va a solucionar el problema”, advierte el sociólogo Larbi Ben Malek. Las protestas empezaron a finales de diciembre de 2017, y desde entonces la tensión ha ido aumentando. El ‘Hirak’ de Jerada acusa al Ejecutivo de no atender las demandas de la población y no entender su sufrimiento y enormes problemas, y pide un verdadero espacio de diálogo y negociación.

Pie de foto: Unos policías atienden a un agente herido en unos enfrentamientos con unos manifestantes en Jerada.

Por su parte, el Ministerio del Interior pone de manifiesto los numerosos policías heridos, algunos de gravedad, y el carácter violento y provocador de algunos manifestantes. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos heridos ha provocado el conflicto de Jerada. Algunos medios locales aseguran que muchos manifestantes no acuden a los hospitales por miedo a ser detenidos. Podemos estar seguros de una cosa: el Gobierno de El Othmani -a través el Ministerio del Interior- ha dejado claro que no piensa hacer marcha atrás y perseguirá sin contemplaciones a los ciudadanos que violen la ley y utilicen la violencia.

Violencia y provocaciones

Según la versión del Ministerio del Interior, los manifestantes exaltados utilizan piedras y otros objetos contundentes contra la fuerza pública y provocan a los agentes. Por parte de la población, un portavoz del movimiento de protesta que dice llamarse Alí asegura que “los manifestantes violentos son una minoría, la mayoría jóvenes, a los que intentamos controlar. Pero la actitud chulesca de algunos agentes provoca a estos jóvenes, y el asunto desemboca en violencia”. Los activistas han difundido vídeos por las redes sociales donde se puede ver el comportamiento violento y poco escrupuloso con el respeto a los derechos humanos de algunos miembros de las fuerzas de seguridad. Jerada es una ciudad hundida económicamente y con altos niveles de paro y precariedad social.

Las minas cerraron hace años pero algunos pozos siguen funcionando clandestinamente; los mineros que trabajan en estos lugares lo hacen en condiciones infrahumanas. Extraer carbón les da de comer. La muerte de dos mineros a finales del pasado mes de diciembre sacó la población a la calle. Los ciudadanos que lo hicieron fueron pacíficos. Pidieron una “alternativa económica” a la extracción ilegal de carbón y medidas sociales a favor de un empleo estable y mayor bienestar. El Othmani intentó calmar los ánimos con un paquete de medidas que en la práctica no se han aplicado.

Pasaron los días y nada… La Policía detuvo varios manifestantes, los contestatarios anunciaron una huelga general y más manifestaciones para exigir su liberación. Las autoridades afirmaron tras las primeras detenciones que éstas no tenían nada que ver con el ‘Hirak’ local, sino con un accidente de tráfico. Algunos observadores temen que la crisis de Jerada acabe en un conflicto de grandes dimensiones si el Ejecutivo de colación no reacciona a tiempo y lo hace inteligentemente.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato