La dimisión de Benkirane y los disturbios en Alhucemas condicionan la vida política en Marruecos

Paco Soto

Pie de foto: El exprimer ministro de Marruecos y secretario general del PJD, Abdelilah Benkirane.

Marruecos es un país bastante estable desde el punto de vista político y social en el seno del Magreb. Y si comparamos su situación con la de Libia y Túnez, la posición de Marruecos es envidiable. Ahora bien, esto no significa que el país magrebí sea una balsa de aceite, o que exista una “excepción marroquí”, un tópico que se inventó el Rey Hasan II para gobernar el país con mano de hierro y ejercer de autócrata. La sociedad marroquí vive tensiones internas importantes, hay descontento popular y protestas callejeras, y la región norteña del Rif, de cultura mayoritariamente bereber, se coloca a la vanguardia de la contestación ciudadana, sobre todo la ciudad de Alhucemas y algunas poblaciones de la provincia. Motivos no faltan: desempleo, pobreza, marginación social, corrupción, prepotencia de los poderosos… Mohamed VI reina y gobierna. Tiene mucho poder político, aunque menos que su padre, Hasan II. Según la nueva Constitución, los partidos parlamentarios tienen que desempeñar un mayor papel institucional. Pero hasta cierto punto.

¿Todo bien atado?

¿Está todo bien atado en Marruecos? Relativamente, piensa el politólogo Ahmed Alaoui. En declaraciones a Atalayar, el experto en política marroquí señaló que “es evidente que Mohamed VI tiene mucho poder. No es el Rey de España, Felipe VI, que es un monarca que no gobierna y está controlado por el Gobierno y el Congreso de los diputados. Ahora bien, sería un error pensar que nada cambió en Marruecos desde la época de Hasan II. Mohamed VI cedió terreno político a los partidos y las instituciones democráticas. Otra cosa distinta es que los partidos no hayan sido capaces de estar a la altura de las nuevas circunstancias”. Dicho esto, cabe resaltar que tras seis meses de incertidumbre institucional, debido a la incapacidad de Abdelilah Benkirane, secretario general del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), por formar Gobierno, el monarca lo destituyó y logró que se formara un Ejecutivo de coalición de seis partidos dirigido por el número dos del PJD, Saad-Eddine El Othmani. El actual jefe del Gobierno, principal rival de Benkirane en el PJD, es un político pragmático y posibilista, además de educado y dialogante. La derecha (MP y UC), el centro liberal (RNI) y la izquierda moderada (USFP y PPS) conforman el nuevo Gabinete del primer ministro El Othmani. Es un acierto político de El Othmani, pero ante todo del monarca reinante y gobernante en Marruecos.

Comunicado oficial

Abdelilah Benkirane, un hombre inteligente, populista y demagogo, y sin lugar a duda el político más carismático del país, dimitió hace unos días como diputado. El PJD difundió un comunicado en el que explicó que Benkirane dimitió por un motivo de incompatibilidad entre su función de diputado y la misión de formar Ejecutivo que le encargó Mohamed VI tras la victoria electoral islamista del pasado 7 de octubre. En opinión de Ahmed Alaoui, “nadie se cree la versión oficial. Benkirane dimitió porque previamente había sido desautorizado por el jefe del Estado y destituido el pasado 15 de marzo y porque el monarca encargó la tarea que él no pudo llevar a cabo a su principal rival en el partido islamista. No le busquemos cinco patas al gato, porque solo tiene cuatro”. Benkirane nunca se llevó bien con Mohamed VI, lo que no significa que sea un enemigo de la monarquía alauita. Benkirane acepta la institución, como la mayoría de los partidos marroquíes, pero, según algunos observadores, le gustaría una situación política en la que los partidos ejercieran más protagonismo y el Rey no tuviera tanta influencia. El PJD es un partido del sistema, sin lugar a duda, pero en su seno existen dirigentes y corrientes menos proclives a rendir pleitesía sin rechistar al soberano.

Pie de foto: Una manifestante en un acto de protesta en la ciudad rifeña de Alhucemas.

Explicaciones poco convincentes

El PJD se encuentra “en el corazón de la actualidad política después del nombramiento por el Rey Mohamed VI del nuevo Gabinete de El Othmani”, recalcó el periódico digital ‘yabiladi.com’. El citado medio puso en duda la versión oficial del PJD sobre la dimisión de Benkirane. Además, cuestionó las explicaciones “poco convincentes” sobre la dimisión ofrecidas por algunos dirigentes de la formación islamista, como Mohamed Yatim, miembro de la Oficina Política del PJD y nuevo ministro de Empleo e Inserción Profesional. Sobre su página de Facebook, el exsecretario general de la Unión Nacional del Trabajo de Marruecos (UNTM), sindicato islamista, indicó que Benkirane tomó la decisión de dimitir antes de la formación del Gobierno. “No hay relación entre la dimisión y la formación del Gobierno”, aseguró Yatim.  Así las cosas, hay que poner de relieve que las formas en el PJD son importantes. Ocurre en este partido lo mismo que en otras formaciones: la ropa sucia se lava en casa. Por esto mismo, el propio Benkirane manifestó su apoyo incondicional al Ejecutivo de El Othmani. Formalmente, Benkirane enterró el hacha de guerra y declaró: “Nuestra misión es ayudar al Gobierno”, porque “todos somos responsables de todo lo que ha ocurrido, y no podemos en ningún caso estar en la oposición”. “Somos un partido político responsable”, puntualizó el secretario general del PJD.

Contestación rifeña

“Alhucemas mantiene el pulso con el Palacio Real marroquí”, tituló el diario ‘El País’ una noticia sobre Marruecos. El politólogo Ahmed Alaoui opinó que “en parte, comparto lo que expresa el diario madrileño. Marruecos vive una etapa política bastante tranquila, quizá con la excepción del conflicto del Sáhara Occidental, que envenena las relaciones con Argelia e impide la construcción política y económica del Magreb. Pero el poder, no solo el nuevo Gobierno sino también la monarquía, tiene un problema y gordo en Alhucemas y otras zonas del Rif, que siempre fue una región rebelde y relativamente hostil a la monarquía alauita”. El experto en cuestiones políticas y profesor universitario Mohamed Sahli no tiene una posición tan radical como Alaoui, pero reconoció que “Alhucemas es una piedra en el zapato de la institución monárquica”. En Alhucemas, una ciudad de 60.000 habitantes, no han parado las protestas callejeras desde la muerte, hace seis meses, de un vendedor ambulante de pescado, Mouhcine Fikri, quien murió triturado dentro de un camión de la basura  cuando pretendía recuperar la mercancía que le habían requisado. Las reivindicaciones berberistas, como los actos de homenaje al líder político y militar rifeño Abdelkrim El-Katabi, que fundó la República del Rif entre 1921 y 1926, se han unido a las manifestaciones de tipo social. Decenas de manifestaciones y protestas han tenido lugar en Alhucemas y otras poblaciones de la provincia, y se ha extendido el descontento popular a otras zonas del Rif.

Pie de foto: El Rey Mohamed VI y el nuevo ministro del Interior, Abdelouafi Laftit.

“Grupúsculos independentistas”

El Estado reaccionó destituyendo a muchos altos cargos en Alhucemas y sustituyéndolos por políticos y altos funcionarios de origen rifeño. El propio nuevo ministro del Interior, Abdelouafi Laftit, procede del Rif. Todavía es muy pronto para saber si estos cambios apaciguarán los ánimos contestatarios de la población de Alhucemas y otras ciudades y pueblos. El periódico digital ‘yabiladi.com’ se preguntó: ¿La contestación en Alhucemas está manipulada por los separatistas rifeños en Europa?”. La corriente rifeña en el seno del movimiento berberista marroquí tiene una fuerte implantación en sectores de la inmigración de Marruecos en países europeos como España, Francia, Países Bajos y Bélgica.  Según el semanario ‘Jeune Afrique’, los servicios secretos marroquíes están convencidos de que las movilizaciones en el Rif están manipuladas por “grupúsculos independentistas” basados en Europa Occidental. Dicho semanario citó “dos entidades” basadas en los Países Bajos y Bélgica y activas en el seno de los inmigrantes marroquíes de origen rifeño: la ONG Agraw N’Arif y el Movimiento 18 de septiembre por la Independencia del Rif. Los servicios secretos creen que dichos “grupúsculos” quieren “desestabilizar” el Rif y poner contra las cuerdas al Gobierno, y especialmente al nuevo ministro del Interior.

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