La economía española navega en un entorno externo más desfavorable

Servicio de Estudios de 'la Caixa'/CapitalMadrid.com

Pie de foto: El impacto del brexit sobre la economía española será moderado. Imagen de la sede del Banco de España en Madrid.

La economía española aguanta el tipo en el primer semestre, pero el segundo se presenta con más nubarrones. La información disponible correspondiente a los meses de abril a junio, todavía muy incompleta, muestra que el crecimiento económico siguió siendo robusto en el 2T 2016. En concreto, el indicador avanzado del PIB de CaixaBank Research predice un avance del 0,7% intertrimestral, lo que implica una mínima desaceleración respecto al 1T (0,8% intertrimestral).

Este menor ritmo de cre­ci­miento entra dentro del guion pre­visto y obe­dece en gran me­dida al pro­gre­sivo ago­ta­miento de una serie de fac­tores que tem­po­ral­mente están im­pul­sando la eco­nomía es­pañola, entre los que des­tacan la re­baja fiscal y la caída del precio del pe­tró­leo.

Esta ten­dencia se acen­tuará en el se­gundo se­mes­tre, puesto que estos fac­tores se­guirán per­diendo fuerza y, ade­más, nuevos nu­ba­rrones han apa­re­cido en es­cena: la de­ci­sión del Reino Unido de salir de la UE (brexit) ha abierto un pe­riodo de fuerte in­cer­ti­dumbre y tur­bu­len­cias fi­nan­cieras que mo­de­rará el ya exiguo cre­ci­miento eu­ro­peo. Para la eco­nomía es­pañola pre­vemos un avance del PIB más mo­de­rado, del 0,5% in­ter­tri­mes­tral en los pró­ximos tri­mes­tres, de modo que el cómputo anual queda en el 2,8% para 2016 y en el 2,2% para 2017 (anterior: 2,4%).

El im­pacto del brexit sobre la eco­nomía es­pañola será mo­de­rado. España tiene im­por­tantes re­la­ciones eco­nó­micas y co­mer­ciales con el Reino Unido de modo que es de es­perar que la en­trada en re­ce­sión del país an­glo­sajón la note la eco­nomía es­pañola, aunque el im­pacto tendrá un al­cance mo­de­rado. El efecto a través del canal co­mer­cial será mo­desto en com­pa­ra­ción con otros países eu­ro­peos, puesto que el Reino Unido es el des­tino del 7,3% de las ex­por­ta­ciones de bienes es­pañolas (equivalente al 1,7% del PIB es­pañol), apro­xi­ma­da­mente la mitad de la ex­po­si­ción que la eu­ro­zona tiene al Reino Unido.

De todas for­mas, des­taca la im­por­tancia que tiene el Reino Unido para el sector tu­rís­tico, ya que es el primer país emisor de tu­ristas in­ter­na­cio­nales para España (cerca del 23% del to­tal). Asimismo, cabe señalar que un im­por­tante nú­mero de vi­si­tantes an­glo­sa­jones tienen re­si­dencia per­ma­nente o tem­poral en España (800.000 per­sonas en 2015). Por otro lado, las em­presas es­pañolas po­seen un ele­vado stock de in­ver­sión ex­tran­jera di­recta (IED) en el Reino Unido (un 17% de la IED es­pañola to­tal, equi­va­lente al 7% del PIB es­pañol).

Una libra débil y un em­peo­ra­miento de las pers­pec­tivas de cre­ci­miento del país an­glo­sajón afectan ne­ga­ti­va­mente al valor de estas in­ver­sio­nes, tal y como se ha re­fle­jado en el des­censo de las co­ti­za­ciones bur­sá­tiles tras el re­fe­rén­dum. El Reino Unido es tam­bién una fuente de IED re­le­vante para España: la in­ver­sión bri­tá­nica re­pre­senta el 12,4% del total de IED en España. Sin em­bargo, en los úl­timos años los flujos de en­trada de IED pro­ve­nientes del Reino Unido han sido muy li­mi­tados (alrededor del 0,1% del PIB).

Además de estos efectos di­rec­tos, el im­pacto sobre la eco­nomía es­pañola po­dría ser mayor de­pen­diendo del efecto final sobre la eu­ro­zona y, so­bre­todo, si la si­tua­ción de in­cer­ti­dumbre se alarga y ali­menta nuevos epi­so­dios de tur­bu­len­cias fi­nan­cie­ras.

Las tur­bu­len­cias fi­nan­cieras po­drían ra­len­tizar el ritmo de en­tradas de ca­pital a la eco­nomía es­pañola. Uno de los fac­tores que ha im­pul­sado la re­cu­pe­ra­ción desde 2013 ha sido el flujo po­si­tivo de ca­pi­tales que ha re­ci­bido la eco­no­mía, tanto en forma de in­ver­sión en car­tera (sobre todo deuda pú­blica) como de IED. Así, en los 12 meses hasta marzo, las en­tradas netas de IED e in­ver­sión en car­tera se si­tuaron cerca de los 40.000 mi­llones de eu­ros, cifra li­ge­ra­mente in­fe­rior a la de los dos años pre­ce­den­tes, pero to­davía muy sig­ni­fi­ca­tiva. Además, man­tener la con­fianza de los in­ver­sores in­ter­na­cio­nales es de vital im­por­tancia puesto que la eco­nomía es­pañola tiene un ele­vado en­deu­da­miento con el resto del mundo (la po­si­ción deu­dora neta as­cendió al 90,8% del PIB en el 1T 2016). El riesgo de que un epi­sodio de ris­k-off en los mer­cados fi­nan­cieros glo­bales dis­mi­nuya el ape­tito in­versor hacia las eco­no­mías pe­ri­fé­ricas no es des­deñable y po­dría en­tor­pecer la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mica.

Por el mo­mento, los ele­mentos en los que se apoya la re­cu­pe­ra­ción si­guen siendo fuer­tes. Por el lado de la de­manda, los in­di­ca­dores li­gados al con­sumo pri­vado (ventas mi­no­ristas y con­fianza del con­su­mi­dor) se man­tienen muy ro­bus­tos, lo cual in­dica que este com­po­nente con­tinuó ejer­ciendo de motor de la de­manda in­terna en el 2T. A su vez, el di­na­mismo del con­sumo se apoya en una me­jora con­ti­nuada de las con­di­ciones de fi­nan­cia­ción y de la renta bruta dis­po­nible de los ho­gares (2,3% in­ter­anual en el 1T). De este modo, en con­junto, los ho­gares com­pa­ti­bi­lizan el au­mento del con­sumo con el man­te­ni­miento de la ca­pa­cidad de ahorro en cotas ra­zo­na­bles; en con­creto, la tasa de ahorro se situó en el 9,3% de la renta bruta dis­po­nible en el 1T, una cota algo in­fe­rior al pro­medio his­tó­rico del 9,7%.

La crea­ción de em­pleo es muy di­ná­mica y la mo­de­ra­ción sa­la­rial se man­tiene. El cre­ci­miento de la renta bruta dis­po­nible de los ho­gares en el 1T se ex­plica por el au­mento de las rentas sa­la­riales (3,2% in­ter­anual), y estas por el in­cre­mento del em­pleo (3,5% in­ter­anual) puesto que la re­mu­ne­ra­ción por asa­la­riado sigue prác­ti­ca­mente es­tan­cada (–0,3% in­ter­anual).

A juzgar por el in­cre­mento mo­de­rado de los sa­la­rios pac­tados en con­venio en mayo, del 1,1% in­ter­anual, la con­ten­ción sa­la­rial pro­se­guirá en los pró­ximos tri­mes­tres y ello con­tri­buirá a man­tener el di­na­mismo de la crea­ción de em­pleo (el ritmo de afi­lia­ción a la Seguridad Social se man­tiene en cotas ele­va­das, del 2,6% in­ter­anual en ma­yo).

La in­ver­sión em­pre­sa­rial se ra­len­tiza, como es ha­bi­tual en esta fase más avan­zada del ci­clo. Los in­di­ca­dores dis­po­ni­bles señalan que el tono ex­pan­sivo de la ac­ti­vidad em­pre­sa­rial se pro­longó du­rante el 2T, aunque a un ritmo algo más mo­de­rado que en los tres pri­meros meses del año. En con­creto, el in­di­cador de sen­ti­miento em­pre­sa­rial (PMI) del sector ma­nu­fac­tu­rero fle­xionó a la baja en mayo y la cifra de ne­go­cios de la in­dus­tria re­tro­cedió li­ge­ra­mente en abril (–0,7% in­ter­anual). Con todo, el in­cre­mento de los pe­didos in­dus­triales pro­ve­nientes del ex­te­rior (6,0% in­ter­anual en el acu­mu­lado de 12 me­ses), tanto de la eu­ro­zona (7,3% in­ter­anual) como del resto de des­tinos (4,4% in­ter­anual), va­ti­cinan una me­jora del sector in­dus­trial en los pró­ximos me­ses. Por lo que res­pecta al sector ser­vi­cios, los in­di­ca­dores tam­bién apun­tan, en su con­junto, a un man­te­ni­miento del di­na­mismo de la ac­ti­vi­dad. Así, el ín­dice PMI mostró una leve me­jora y se sitúa por en­cima del pro­medio del 1T. Otro in­di­cador que re­fleja cómo poco a poco la eco­nomía es­pañola se adentra en una fase más ma­dura del ciclo eco­nó­mico es la uti­li­za­ción de la ca­pa­cidad pro­duc­tiva, que se em­plazó en el 78,2% en el 2T 2016, un re­gistro li­ge­ra­mente su­pe­rior al pro­medio his­tó­rico desde 1980.

La in­fla­ción pronto re­fle­jará la si­tua­ción cí­clica de la eco­no­mía. A pesar de que ya hace más de tres años que se inició la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mica, la in­fla­ción to­davía sigue en te­rreno ne­ga­tivo. Aunque esta si­tua­ción obe­dece en gran parte al des­plome del precio de los car­bu­rantes en el úl­timo año, la falta de pre­siones in­fla­cio­nistas en un con­texto de ele­vado cre­ci­miento eco­nó­mico puede pa­recer sor­pren­dente. Pero esta si­tua­ción está cerca de cam­biar. En ju­nio, la in­fla­ción se re­cu­peró 2 dé­ci­mas, hasta el –0,8%, y de cara a los pró­ximos meses se prevé que inicie una rá­pida ten­dencia al­cista al des­ha­cerse el efecto es­calón de la caída del precio del pe­tró­leo. Asimismo, des­pués del bache de mayo, el IPC sub­ya­cente re­cu­pe­rará la ten­dencia suave al alza gra­cias al cons­tante di­na­mismo del con­sumo pri­vado.

El ajuste del dé­ficit pú­blico sigue pen­diente. La eje­cu­ción pre­su­pues­taria hasta abril sitúa el dé­ficit (excluidas las cor­po­ra­ciones lo­ca­les) en el 1,2% del PIB, 1 dé­cima por en­cima del re­gistro de hace un año. Aunque la Administración cen­tral y las co­mu­ni­dades au­tó­nomas han me­jo­rado su saldo, con­tinúa el de­te­rioro del su­pe­rávit de la Seguridad Social (véase el Focus «La sos­te­ni­bi­lidad de las cuentas de la Seguridad Social, la tarea pen­diente» en este mismo Informe Mensual). La falta de ajuste de las cuentas pú­blicas en la pri­mera mitad del año su­giere que, para con­se­guir re­ducir el dé­ficit pú­blico hasta el 3,6% con­tem­plado en la Actualización del Plan de Estabilidad pre­sen­tado por el Gobierno, será ne­ce­sario tomar me­didas en el se­gundo se­mes­tre.

El cré­dito ban­cario sigue re­cu­pe­rán­dose y la mo­ro­si­dad, des­cen­diendo. El des­glose del cré­dito del 1T 2016 muestra que cada vez más seg­mentos pasan a anotar tasas de va­ria­ción in­ter­anual po­si­ti­vas. Además del cré­dito al con­sumo y al sector agrí­cola, que em­pe­zaron a crecer en 2015, en el 1T tam­bién lo ha hecho el cré­dito a la in­dus­tria, una muestra más de que el cré­dito está apo­yando la re­cu­pe­ra­ción de la ac­ti­vidad pro­duc­tiva em­pre­sa­rial. Por su parte, la tasa de mo­ro­sidad si­guió des­cen­diendo en todos los seg­men­tos, aunque cabe señalar que la de la cons­truc­ción y la del cré­dito al pro­motor to­davía si­guen en cotas muy al­tas. Esta ten­dencia se man­ten­drá, gra­cias a las po­lí­ticas ex­pan­sivas del BCE, y apo­yará el con­sumo y la in­ver­sión.

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