La epidemia del ébola puede dañar a toda una generación joven en el oeste de África

Por Lorenzo Medina
Foto: Un joven lee un cartel con información preventiva sobre el ébola en Monrovia, la capital de Liberia/EFE.
 
La epidemia del ébola, que ha matado a más de 4.500 personas en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conaky, puede dañar también a toda una generación joven en  el oeste de África. Podría acabar siendo “una generación perdida”, alertó la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) se han puesto las pilas para hacer frente a este trágico asunto, aunque los europeos, de momento, carecen de una voz única y cada país  va por libre o casi. El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, propuso la creación de una misión civil en la UE con el fin de combatir la epidemia del ébola en África. El ministro lo planteó durante la Cumbre Mundial de la Salud celebrada en Berlín el pasado fin de semana  y centrada en el ébola. Mientras, Francia y Reino Unido controlan la temperatura a los pasajeros que vienen de algunos países africanos para intentar atajar a tiempo posibles casos de ébola. Cuba también  tomó medidas al respecto y ofreció su ayuda a la comunidad internacional en la lucha contra el ébola. Los primeros días de octubre Cuba envió un grupo de 165  cooperantes sanitarios a Sierra Leona.  Como señala el diario francés ‘Libération’, “la lucha contra el ébola exige una acción concertada” y que “los países ricos, de verdad, ayuden a África a controlar la epidemia”. “Es una cuestión de ética y de solidaridad mínimas, porque hasta ahora Occidente ha sido indiferente”, recalca ‘Libération’.  Los países golpeados por el virus del ébola, a pesar de su pobreza y falta de medios, han hecho grandes esfuerzos para detener la epidemia. Pero el ébola no tiene fronteras, como tontamente llegaron a pensar algunos responsables políticos y sanitarios occidentales. Y como no tiene fronteras, avanza sin parar cuando no se le detiene. La presidente liberiana, galardonada en 2011 con el Premio Nobel de la Paz, lo dijo este pasado fin de semana en una carta abierta leída en la emisora británica ‘BBC’: “El virus no tiene fronteras.  Es el deber de todos nosotros, como ciudadanos del mundo, enviar un mensaje de que no vamos a dejar a millones de africanos occidentales solos frente a un enemigo, que desconocen y contra el que tienen poca defensa”.  En estos momentos, Liberia es el país más golpeado por la crisis del ébola, con 4.262 casos y 2.484 muertes por culpa del virus. 
 
“No es sólo una crisis de salud”
En este sentido, según un reciente estudio del Gobierno liberiano, la mayor tasa de infección se encuentra presente en personas del tramo de edad entre los 25 y los 34 años. Tanto en Liberia como en otros países de la región. Además, la epidemia se ha mostrado especialmente sangrante con los trabajadores de la salud. Desde que empezó  la última crisis del ébola, más de 400 médicos y trabajadores sanitarios de África del Oeste se han contagiado (188 en Liberia) y 232 han fallecido. Casi un centenar en Liberia. Ellen Johnson Sirleaf fue muy clara al decir: “El ébola no es sólo una crisis de salud. Por toda África Occidental, una generación de jóvenes corre peligro de perderse ante la catástrofe económica. El tiempo para hablar o teorizar ha terminado. Sólo acciones concretas salvarán mi país, y a nuestros vecinos, de experimentar otra tragedia nacional”. La tragedia anterior al ébola en Liberia fue la cruenta guerra civil que tuvo lugar de 1989 a 2003. El ébola lo ha tenido fácil en un país como Liberia donde el sistema sanitario está poco desarrollado y la miseria se convierte en un freno al progreso material y social. Según el Atlas de la Sanidad Mundial, publicado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS),  en  Liberia, el número de médicos por cada 10.000 habitantes es de 0.1 (en España, de 37). Hay que tener en cuenta que estos datos son un promedio entre 2006 y 2013. Antes de que se desatara la epidemia, la pobreza y otras enfermedades infecciosas ya eran un problema para la población liberania. La situación de crisis es tan grave que el  ministro de Defensa del país africano, Brownie Samukai, reconoció que el brote de ébola “amenaza la existencia nacional” de Liberia. No es una exageración. El pasado 4 de abril, la máxima autoridad médica liberiana, Bernice Dahn, admitió  que el ébola que se había iniciado en Guinea Conakry estaba a punto de cruzar la frontera hacia Liberia . Se dio el primero caso, después el segundo, y así sin parar hasta hoy… Seis meses después, Liberia ha sufrido casi 4.300 contagios y 2.500 muertes. Nigeria, en cambio, ha tenido suerte. El país más poblado de África pudo ganar la batalla contra el ébola y conseguir que el número de víctimas fuera limitado gracias a una intervención rápida y eficaz. La OMS declaró a Nigeria y Senegal libres del virus después de un periodo de  42 días, que es el tiempo planteado por la organización sanitaria de la ONU para saber si un país ha vencido al ébola. Las campañas de información en los medios fueron muy eficaces y los servicios médicos funcionaron razonablemente bien. Aún así, “la amenaza está ahí”, alertó el epidemiólogo Chikwe Ihekweazu.

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