La Justicia marroquí cede a la presión y libera a un británico encarcelado por homosexualidad

Por Amina Adib 
Foto: Ray Cole, el ciudadano británico condenado a cuatro meses de prisión en Marrakech por su homosexualidad  y después liberado.  
 
La Justicia marroquí acabó cediendo a las presiones y movilizaciones en el Reino Unido a favor de la liberación del ciudadano británico Ray Cole, encarcelado en Marrakech por su orientación homosexual. Londres amenazó a Rabat con sanciones económicas y diplomáticas si Cole no era puesto en libertad. En un país democrático y avanzado como el Reino Unido, Ray Cole, de 69 años,  no hubiera ido a la cárcel, porque la legislación británica considera que la homosexualidad no es un delito, sino una opción sexual legítima y respetable. En el Reino Unido, delitos son, por ejemplo,  robar, matar, violar mujeres, abusar de niños, o traficar con drogas, pero no ser gay, lesbiana, bisexual o transexual. En Marruecos, en cambio, pese a la evolución social, económica  y política que ha vivido el país, la homosexualidad sigue siendo un delito penal y los homosexuales son rechazados y marginados por la sociedad. Ray Cole fue liberado el lunes de esta semana después de haber sido condenado a cuatro meses de prisión por “prácticas homosexuales”. Un portavoz del Foreign Office británico confirmó la noticia. La ‘BBC’ informó de que el hijo del exdetenido dio las gracias a las autoridades marroquíes  por haber “mostrado compasión” hacia su padre. “Estamos muy felices  de poder anunciar que nuestro padre Ray Cole ha salido de la cárcel y se dirige a casa”. Cole se encuentra desde hace varios días en su domicilio de Londres. En el Reino Unido, la noticia de la detención de Cole provocó indignación  en la clase política, los medios y la sociedad. Hasta algunos diputados conservadores, como Charles Elphicke, protestaron e hicieron un llamamiento a boicotear el turismo en Marruecos. El país magrebí “ya no es una zona segura para los turistas británicos”, aseguró Charles Elphicke. Por su parte, el eurodiputado Michael Cashman, gran defensor del matrimonio homosexual en el Reino Unido, declaró antes de la liberación de Cole que “los marroquíes tendrán que hacer frente a las consecuencias económicas y diplomáticas”.  
 
Apoyo de una ONG local 
Un medio local se preguntó si el compañero de Ray Cole, un joven marroquí que también fue condenado a cuatro meses de prisión, se habrá visto beneficiado de la misma generosidad por parte de la Justicia. Probablemente no. Ray Cole fue arrestado por la Policía junto a su pareja marroquí  el pasado 18 de septiembre. Su hijo pidió inmediatamente la liberación de su padre y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) de Marrakech valoró negativamente la detención. Fue precisamente un responsable local de la AMDH, Omar Arbib, quien confirmó la condena del ciudadano británico. Cole fue arrestado en un centro comercial del barrio de Gueliz en compañía de un marroquí de una veintena de años, porque, según la Policía, los dos hombres hicieron gestos que tenían “connotaciones sexuales”. El joven marroquí negó que hubiera mantenido una relación sexual con el británico, y afirmó a la Policía que lo conoció a través de una hija suya que es diplomática. La Policía aseguró que encontró “imágenes comprometedoras” en los teléfonos móviles de los dos hombres. La AMDH declaró que su objetivo fue en todo momento “verificar que los dos hombres hayan beneficiado de un juicio justo”. El pasado mes de julio, la ONG Human Rights Watch (HRW) pidió a las autoridades marroquíes que dejaran de perseguir a las personas homosexuales. Marruecos votó en contra del reconocimiento de los derechos de los homosexuales  en la ONU, el pasado 27 de septiembre. Este rechazo no generó ningún debate social y político. Es hasta cierto punto lógico en un país donde la mayoría de la población desprecia a los homosexuales y los partidos políticos se niegan a debatir sobre esta cuestión por convicciones ideológicas o por miedo a ser atacados e insultados.  
 
“Clima de homofobia” 
“Defender  a los homosexuales es exponerse a que a uno lo traten de homosexual, es decir a que lo insulten. Es también una manera de apartarse de la carrera hacia el poder, la universidad o la política”, explica  el sociólogo Abdessamad Dialmy. Ibtissam Betty Lachgar, militante del colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT) en el seno del Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales (MALI) en Marruecos, cuenta que cuando solicitó la solidaridad de personalidades artísticas y de escritores para una exposición en 2013, se enfrentó a un rechazo general. Jean Zaganiaris, profesor de sociología en la Escuela de Gobernanza y Economía (EGE) de Rabat, cree que la poca solidaridad que genera en Marruecos la causa de los derechos de los homosexuales en el mundo intelectual se debe al “clima de homofobia” que hay en el país. “En este mundo hay una indiferencia educada”, puntualiza Zaganiaris. Pero no todo en Marruecos es indiferencia, intolerancia e hipocresía. El pasado mes de mayo, varios intelectuales, como el militante berberista Ahmed Assid, el escritor Abdellah Baida y el sociólogo Abdessamad Dialmy, participaron en un vídeo realizado por el movimiento marroquí de defensa de los homosexuales Aswat, para pedir la derogación del artículo 490 del Código Penal que criminaliza la homosexualidad. El MALI es un colectivo muy activo en este terreno, y sus caras más visibles son la militante feminista y dramaturga Naïma Zitan y el escritor Hicham Tahir. Abdellah Taïa, que fue el primer escritor marroquí que reconoció públicamente su homosexualidad, es un activo defensor de los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, y una parte de su obra literaria y cinematográfica recoge esta problemática.  

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