La leyenda sobre la emigración masiva de españoles a Marruecos se derrumba

Por Gema López Albendea
 
Varios medios aseguran que un gran número de españoles se está desplazando hacia el Reino Alauí en busca de oportunidades laborales. Sin embargo, el número de trabajadores activos apenas ha crecido en 350 efectivos desde el inicio de la crisis. En el último año, no han sido pocos los medios, nacionales y extranjeros, los que se han hecho eco de una realidad que, según datos oficiales, se ha exagerado en demasía. Se trata de la emigración de españoles, y más concretamente del “éxodo masivo” (como algunos han tildado) hacia Marruecos que muchos de nuestros parados han protagonizado buscando una oportunidad laboral. Según el último Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), actualizado a principios de 2014 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en estos momentos hay dos millones de ciudadanos de esta nacionalidad repartidos fuera de nuestras fronteras. En 2009, este censo recogía 1,47 millones. Es decir, en cinco años la población española que reside en países extranjeros ha aumentado en más de medio millón de efectivos. Un 36% nada desdeñable que choca con las cifras prácticamente nulas de años anteriores. En el caso de Marruecos, la tasa de crecimiento es algo menor: en 2009, el número de españoles residentes en este país magrebí era de 5.770, mientras que en 2014 apenas superaba los 7.500, un 30% más. Sin embargo, si atendemos a los datos de población de entre 20 y 64 años, la franja de edad en la que se busca trabajo de forma más activa, se ha pasado de 2.918 personas en 2009 a 3.262 en 2014, menos de 350 activos, registrándose un crecimiento de apenas el 12%.
 
“Con estos datos, no se puede considerar que se esté dando una migración masiva”, confirman fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores. No obstante, desde los consulados advierten de que existe un buen número de españoles en situación irregular, en torno a 5.000, que o bien trabajan de manera sumergida, o bien entran en Marruecos como turistas para probar fortuna durante los tres meses que dura su visado. De hecho, el Ministerio del Interior marroquí apuntaba hace apenas un año que se había detectado la entrada de un “número creciente de europeos”, especialmente españoles y franceses, que se instalaban en el país para trabajar y residir. En concreto, la institución instó a todos ellos a cumplir con la legalidad y a formalizar su situación. La mayoría de los activos que han engrosado las listas de los últimos cinco años son trabajadores expatriados de compañías españolas con sede en el Reino Alauí. Según ICEX España Exportación e Inversiones, hay unas 20.000 empresas españolas que realizan intercambios comerciales con Marruecos, aunque sólo 700 poseen oficinas o plantas allí. Muchas de estas sociedades están aumentando su apuesta por el Estado magrebí tras observarse una mejora constante en sus cifras económicas. Además, ha subido ocho puestos en el ranking de Facilidad para hacer Negocios del Banco Mundial (hasta el 87 de 189). Sus buenas previsiones económicas están animando a los empresarios a asentarse en suelo marroquí, y no sólo a los españoles. En 2012 vio crecer su inversión internacional un 12,5%, hasta superar los 2.000 millones de euros. 
 
Entre las compañías españolas que han puesto el pie en el país vecino durante los años de la crisis está Alimentos Naturales (Naturalim en Marruecos), matriz de la marca de legumbres leonesa El Hostal. Hace un lustro instaló una fábrica en Casablanca, que además de encargarse del mercado marroquí, suministra sus productos a Mauritania y Nigeria. El fabricante de electrodomésticos Teka (de origen alemán pero con alta implantación en nuestro país) también ha aprovechado el tirón de Marruecos para ampliar allí su presencia, y aparte de sus oficinas, desde hace unos meses cuenta con una exposición permanente. Por su parte, la riojana Cauchos Arnedo, famosa por su marca de calzado Chiruca, cuenta desde 2009 con una fábrica en Tánger, una planta moderna en la que trabajan unas 90 personas y que atiende la demanda del continente africano. Aunque desde ICEX se echa en falta la presencia de las empresas del Ibex 35, en Marruecos tampoco faltan las grandes compañías españolas, como la consultora tecnológica Indra, que tiene oficinas en Rabat y Casablanca. Ésta ha sido la encargada de diseñar y poner en funcionamiento la plataforma PortNet, que permite la interactividad electrónica entre los doce principales puertos de Marruecos para agilizar la gestión de escalas, el movimiento de mercancías y el tránsito de pasajeros. Y de la misma manera que las medianas y grandes empresas han asentado sus cimientos en suelo marroquí, también hay pequeños profesionales españoles que han encontrado aquí un hueco, sobre todo en tres campos muy concretos: la arquitectura, la enseñanza de idiomas y la restauración.
 

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