La mujer, cada vez más presente en la política africana

Antoni Castel/Casa África

Reducidas a mero sujeto pasivo durante la etapa colonial y marginadas en los primeros decenios de las independencias, las mujeres africanas van ocupando, con paso firme, espacio político en África. Si en 1960 en los parlamentos africanos tan solo había un 1% de mujeres, en junio del 2016, según los datos de ONU Mujer, las mujeres representaban el 23,6%, un porcentaje no tan lejano del de los países europeos, donde suponen un 26,5%. En este dato, como destaca la politóloga Aili Mari Tripp, África supera a Estados Unidos, que tiene solamente el 20% de mujeres en el Senado y el 18% en la Cámara de Representantes.

En la promoción de la mujer, las diferencias son notables entre países, fruto más de políticas que no de herencias culturales. Así, según la Unión Inter Parlamentaria, Ruanda se coloca en el primer lugar en la clasificación de mujeres en el Parlamento, con el 61%, seguida de Bolivia con el 53%. Los dos países del sur son los únicos en los que la representación de la mujer supera el 50%, es decir, está de acorde con el porcentaje poblacional. En la cola sobresale Nigeria, la primera economía africana que tiene tan solo un 5% de mujeres en el Parlamento. Le superan por poco dos pequeños estados, Comoros y Suazilandia (6%). En la lista, España ocupa el lugar 13, con un 39% de mujeres parlamentarias, unas décimas menos que en Mozambique. España es el cuarto país europeo, por detrás de tres países escandinavos: Suecia, Finlandia y Noruega.

Con notable esfuerzo, porque han de vencer las reticencias sociales, las mujeres llegan a los ministerios e incluso a las jefaturas del Estado. Hace unas semanas, George Weah, más conocido en Europa por su pasado en la elite del fútbol que por su dedicación política, sustituyó a Ellen Johnson Sirleaf, la primera mujer en llegar a la presidencia en África y que, fue galardonada con el Nobel de la Paz en 2011, un premio que compartió con sus compatriotas Leymah Roberta Gbowee y la yemení Twakkol Karman, por su contribución a la reconciliación y la no violencia. 

Aunque la presidencia liberiana la ocupó George Weah, la vicepresidencia estará en manos de una mujer, Jewel Howard-Taylor, ex esposa de Charles Taylor, condenado por el Tribunal Especial para Sierra Leona (TPI) a 50 años de cárcel. Sirleaf fue la primera mujer pero no la única. Joyce Banda fue presidenta de Malawi (2012-14); Catherine Samba-Panza, de la República Centroafricana (2014-16); y Agnès Monique Ohsan Bellepeau, dos veces jefe de Estado interino de Mauricio (2012 y 2015). A Monique Ohsan Bellepeau le sucedió Ameenah Gurib-Fakim, una prestigiosa química. En la vicepresidencia de algunos países y en ministerios clave, como los ministerios de Defensa, de Exterior y de Economía, también hay mujeres. La surafricana Nkosazana Dhlamini-Zuma, que ha sido ministra en diversas ocasiones, fue presidenta de la Comisión de la Unión Africana (UA), y la gambiana Fatou Bensouda, fiscal del Tribunal Penal Internacional (TPI).

No obstante, los cargos políticos ocupados por mujeres todavía son pocos. Sin duda, deberían ser más, por el talento, la capacidad y porque así se reflejaría el protagonismo que tiene la mujer en la sociedad africana. Pero la presencia de la mujer no se limita a la política institucional, un espacio reservado hasta hace poco a los hombres, sino que también la encontramos desde hace más tiempo en las artes, la ciencia, la tecnología, el derecho, la economía, el periodismo, el activismo social y la moda. En fin, en todas las facetas de la vida cotidiana la mujer demuestra su valía. Y la mayoría reivindica con orgullo que se siente africana y mujer, como hace en sus encuentros la escritora Chimamanda Ngozi Adichie.

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