La recesión de Brasil: el real se hunde al peor nivel de su historia

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Pie de foto: La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lanzando un beso

Debilitado por la recesión económica y la crisis política que acorrala al gobierno de Brasil, el real anotó el martes una página negra al caer a cuatro unidades por dólar. La presidenta de izquierda Dilma Rousseff enfrenta un complejo cóctel que mezcla recesión económica, elevada inflación, alza del desempleo y un posible impeachment.

Debilitado por la recesión económica y la crisis política que acorrala al gobierno de Brasil, el real anotó el martes una página negra al caer a cuatro unidades por dólar, el menor valor en su historia. La moneda rompió la barrera de los 4 reales por dólar en la apertura de este martes y profundizó su caída hasta el cierre, cuando se cotizó en 4,054 por billete verde y anotó una pérdida de 1,78% respecto al lunes, según la consultora de mercado CMA en Sao Paulo.

Se cumplió así el pronóstico del mercado y analistas, que durante días anticiparon que franquearía la barrera de los cuatro reales por dólar en un contexto de fuerte deterioro de la séptima economía mundial. Su declive influyó asimismo a la Bolsa de Sao Paulo: el Ibovespa, su principal indicador, cayó 0,7% a 46.264 puntos.

"Esta fuerte desvalorización no sólo se debe a la situación económica que Brasil está enfrentando, sino también a la inmovilidad del gobierno. Desde mi punto de vista, parece que el gobierno está perdido, que no dialoga con el Congreso, que llega y envía cosas sin planificar", comentó a la AFP Angelo Larozi, analista de la corredora Walpires en Sao Paulo.

"Esa falta de diálogo y de planificación está generando esta crisis y presionando el mercado financiero, porque además se perdió el grado de inversión. Todas esas son cosas que se van acumulando como en una bola de nieve que presiona nuestra economía y mercado", añadió.

La presidenta de izquierda Dilma Rousseff enfrenta un complejo cóctel que mezcla recesión económica, elevada inflación y alza del desempleo. Su popularidad está por el suelo, la oposición pide su juicio político y el Congreso, en rebeldía, cuestiona su crucial plan de austeridad.

En la noche del martes se conoció, además, que el gobierno revisó de nuevo a la baja el Producto Interior Bruto (PIB) para este año, que según sus últimos cálculos, retrocederá un 2,44%, superando la estimación anterior de caída del 1,49%.

A la inmensa corrupción destapada en la estatal Petrobras, que ha golpeado la economía y llevado a la cárcel a grandes figuras del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), se sumó la reciente decisión de la agencia Standard and Poor's de retirar el grado inversor al país.

Después de presentar al Congreso un presupuesto en rojo para 2016, el gobierno se arrepintió, dio marcha atrás y ahora defiende la postergación de ajustes salariales y contrataciones del sector público, la eliminación de empleos públicos y ministerios para intentar alcanzar un superávit fiscal primario de 0,7%.

El paquete también contempla reactivar impuestos que ya habían muerto -como uno a todas las transacciones financieras, que enfrenta una gran resistencia- y hacer recortes en el sensible terreno de los programas sociales, una bandera de los gobiernos del PT de Rousseff y su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva (2003-10).

"Esas dificultades que el gobierno enfrenta en el Congreso dejan al país casi ingobernable desde el punto de vista fiscal", estimó el operador de la consultora SLW, João Paulo de Gracia Correa, en declaraciones al portal G1.

Para muchos expertos, además, las medidas han llegado muy tarde.

Con una inflación que se aproxima a dos dígitos, más del doble de la meta oficial, el desempleo subiendo y el consumo, gran motor de la economía en la última década, cayendo, el mercado cree que la contracción de la séptima economía del mundo puede llegar al 3%.

Los analistas vaticinan que la recesión se arrastrará todo el 2016. Si esto se confirma, Brasil enfrentará la peor crisis económica en los últimos 85 años, ya que la última vez en que la economía se contrajo dos años seguidos fue en 1930-31.

La moneda brasileña nunca estuvo tan débil como ahora desde su entrada en vigor en 1994 con el Plano Real impulsado por el entonces ministro de Hacienda Fernando Henrique Cardoso, que luego se convirtió en presidente (1995-2002), para combatir la histórica hiperinflación en Brasil.

El mercado y analistas esperan que continúe perdiendo valor y algunos incluso anticipan que puede caer a cinco unidades por billete verde. "Nosotros por ahora prevemos que puede caer a 4,5 pero la situación puede empeorar", comentó Larozi.

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