La sociedad civil tunecina, galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2015

Carmen Chato

Pie de foto: Los galardonados con el Premio Nobel de la Paz 2015 dan una rueda de prensa tras conocer la decisión del jurado

El Cuarteto para el Diálogo Nacional tunecino ha sido distinguido con el Premio Nobel de la Paz 2015. De esta forma, el Comité Noruego del Premio Nobel quiere destacar “su decisiva contribución a la construcción de una democracia plural en Túnez siguiendo la estela de la Revolución de los Jazmines de 2011”.

El Cuarteto, formado por cuatro asociaciones civiles, se formó en el verano de 2013, momento de máxima tensión política y social en el país norteafricano en la que el proceso democratizador en el que estaba inmerso el país tenía todos los visos de fracasar. Tras el asesinato en julio de 2013 de Mohamed Brahmi, diputado progresista, la generalización del descontento social amenazó con dinamitar el camino recorrido desde el inicio de las revueltas en diciembre de 2010.

La sombra de una guerra civil era cada vez una opción más real y el miedo que esto finalmente sucediera, siguiendo los pasos de Siria, o que se iniciara un periodo de inestabilidad endémica (imitando el mal ejemplo de Egipto) hizo que el Cuarteto se activara.

Para el Comité Noruego, este grupo representa a la sociedad civil tunecina y sus valores son aquellos que debe tener el Túnez de próximos años, es decir, un Estado del Bienestar regido por un Estado de Derecho y con pleno disfrute de los Derechos Humanos. Su papel como mediador, continúa el Comité en su alegación, otorga a Túnez la posibilidad de conseguir un desarrollo democrático a través de una plena autoridad moral.

Un puente entre posturas enconadas

El comunicado en el que se anuncia el galardón destaca también cómo la entidad ganadora ha conseguido allanar y pavimentar el sendero del diálogo pacífico entre ciudadanos, partidos políticos y autoridades. Una postura que ayudó a conseguir un consenso entre el variado espectro de desafíos políticos y divisiones religiosas existentes en Túnez.

La transición de Túnez hacia un régimen democrático también ha sido resaltada pues para el Comité, este proceso muestra como las instituciones y organizaciones de la sociedad civil pueden jugar un papel crucial en la democratización de un país, incluso cuando las circunstancias son adversas. Como el ejemplo tunecino parece demostrar, estos procesos de transición pueden conducir a elecciones libres y a una transferencia pacífica del poder.

El Comité Noruego del Premio Nobel concluye deseando que este galardón sirva para salvaguardar la democracia en el país y que sirva de inspiración a todos aquellos que persiguen el promover la paz y la democracia en Oriente Medio, el Norte de África y en el resto del mundo.

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