La Unión Europea pide una colaboración más activa con Marruecos

 

La alianza entre la Unión Europea (UE) y Marruecos, que es un país clave en el Magreb y en la región euromediterránea, tiene que ser más estrecha. Así lo dijo, en Rabat,  el presidente del Comité Económico y Social (CESE) de la UE, Henri Malosse. “Marruecos es un país muy particular en la región euromediterránea. Es una especie de puente de unión entre Europa y África”, declaró a la agencia MAP Malosse con motivo de su visita oficial de dos días  al Reino Alauí. Marruecos se convirtió a finales de 2008 en el primer país al que Bruselas concede un estatuto avanzado de relaciones bilaterales. Gracias a esta condición, el país norteafricano mantiene una estrecha relación económica, política, institucional, social y cultural con la UE y tiene  acceso a determinados programas comunitarios. En el seno de la UE, España y Francia son los dos principales aliados de Marruecos. En este contexto, Rabat lleva a cabo una lucha implacable contra el terrorismo yihadista y otras actividades delictivas como el tráfico de drogas, de armas y de personas. Por su situación geográfica, Marruecos es también la frontera entre la UE y África, y controla por ello la inmigración irregular. A cambio de desempeñar estas funciones,  que en el ámbito de la inmigración  han sido criticadas por movimientos sociales marroquíes y extranjeros, el país recibe ayuda económica y técnica de Bruselas. En el contexto magrebí, Marruecos es un Estado estratégico para la UE.  Henri Malosse considera que Marruecos es un país en plena evolución política, social y económica, y al revés de lo que ocurre en otos lugares de la ribera sur del Mediterráneo, “es un modelo y una experiencia muy interesante”. 

 

El presidente del CESE cree que la cooperación  entre Rabat y Bruselas es “la mejor posible” si se compara a Marruecos con los otros países de la región. Además, según Henri Malosse, Marruecos es un “actor clave” en la región euromediterránea  y en las relaciones entre Bruselas y África del Norte. Por todo ello, Malosse aboga por una política europea de buena vecindad con los países de la ribera sur del Mediterráneo, a los que compara con algunos Estados poscomunistas de Europa del Este que ingresaron en la UE y vivieron después un intenso desarrollo económico y social y consolidaron la democracia. El alto cargo de la UE plantea la necesidad de implicar la sociedad civil, los sindicatos, los empresarios, en los acuerdos comerciales y económicos entre Rabat y Bruselas. Esta estrategia, apunta Malosse, sería buena para los países del Sur que necesitan capitales extranjeros y ayuda técnica para su desarrollo, pero también para la propia “reindustrialización” de Europa. Sobre inmigración, Henri Malosse defiende en materia de visados una política más flexible para los ciudadanos marroquíes que quieran viajar a Europa. Por su parte, la ministra delegada para Asuntos Exteriores, Mbarka Buaida, tras entrevistarse con Henri Malosse, expresó su interés por “las políticas comunitarias” que lleva a cabo la UE con Marruecos.