La violencia entre palestinos e israelíes se recrudece tras la muerte de siete miembros de Hamás

Por Samira Maaluf
Foto: Décadas de  violencia entre palestinos e israelíes han conducido a ambos pueblos al borde del abismo.
 
La violencia entre palestinos e israelíes dio un nuevo paso hacia el abismo el lunes de esta semana, tras la muerte de siete miembros del brazo armado del movimiento islamista radical Hamás en 14 ataques aéreos israelíes. Los ataques fueron la respuesta israelí a los 40 proyectiles que lanzó Hamás desde la Franja de Gaza contra el sur de Israel. Seis de los siete militantes islamistas murieron en un túnel que sirve para trasladar mercancías de contrabando, en Rafaj, al sur de Gaza. Fuentes militares israelíes señalaron que  “no sabemos aún si los terroristas murieron debido al ataque o lo que parece como 'accidente de trabajo' suyo que provocó el derrumbamiento del túnel que no fue atacado esta madrugada sino hace unos días”. Según el Ejército israelí, los 14 ataques aéreos permitieron “abortar un nuevo disparo contra el sur de Israel alcanzando un objetivo terrorista”. El lunes por la mañana, el lanzamiento de proyectiles de mortero y cohetes Qassam desde Gaza contra el sur de Israel se intensificó notablemente y provocó heridas a una persona. Una patrulla israelí en la frontera entre Israel y la Franja de Gaza también fue atacada con un misil antitanque sin provocar heridos. Los observadores políticos regionales están convencidos de que Israel y Palestina se dirigen hacia una nueva escalada de violencia y sufrimiento que se podría evitar si las dos partes en conflicto tuvieran la suficiente grandeza política e inteligencia para enterrar definitivamente el hacha de guerra y firmar una paz justa y duradera. La colonización ilegal de tierras y la violencia desproporcionada del Ejército contra los palestinos  por parte de Israel y el uso del terrorismo en el caso del sector más extremista del otro bando son dos de los principales inconvenientes para una paz justa y duradera. El apoyo tan irresponsable como incondicional de Estados Unidos a Israel, la incapacidad política de los países árabes y la pusilanimidad y división de Europa sobre la cuestión hacen aún más difícil la resolución del conflicto.
 
Misión imposible
Así las cosas, de momento, Egipto, en su calidad de mediador, no ha logrado la restauración de la tregua pactada a finales de noviembre, y  no oculta su hostilidad hacia Hamás, grupo radical  al que considera “cómplice” de los Hermanos Musulmanes.  Jordania y Turquía también han intentado ayudar en una misión que en estos momentos parece imposible. Mientras, Hamas, que controla la Franja de Gaza desde junio de 2007, quiere vengar a sus siete milicianos muertos y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiene que hacer frente al sector más extremista de su Gobierno y la sociedad, que piden una operación militar de envergadura para acabar con los disparos de proyectiles desde de Gaza al sur de Israel. Los problemas económicos y sociales de la población palestina y las divergencias entre Hamás y Al Fatah, que se incrementaron después del secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes en Cisjordania, hacen muy difícil el acercamiento entre las diversas facciones palestinas y entre Palestina e Israel. La situación empeoró el pasado domingo, cuando la Policía israelí detuvo a seis extremistas judíos, sospechosos de haber secuestrado y quemado vivo al joven palestino Mohamed Abu Jadeir. Los seis ultranacionalistas ya habían intentado antes secuestrar a otro niño palestino de tan sólo nueve años de edad. 
 
Castigo ejemplar
Los ciudadanos de origen palestino  de Israel reclaman un “castigo ejemplar” para los seis presuntos asesinos del joven  Abu Jadeir y que se derriben sus casas al igual que el Ejército israelí destruyó  las viviendas de los dos sospechosos de haber matado a los tres adolescentes israelíes, pertenecientes a Hamás y presos durante varios años en cárceles de Israel. El gobierno de Netanyahu y las fuerzas de seguridad se enfrentan a un complicado dilema: si no se muestran duros con los sospechosos israelíes, corren el peligro de incrementar aún más la rabia y la frustración de la población palestina. Pero si  aplican la legislación antiterrorista a los sospechosos judíos también corren el peligro de tener que enfrentarse al  sector israelí más fanático y sectario. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Más en Política