La violencia y el terrorismo arrastran a Libia a una guerra civil

Por Mohamed Sahli
Foto: Libia está al borde de la guerra civil por culpa del terrorismo, las tensiones políticas, sociales y regionales y el desgobierno.
 
La violencia política y social y el terrorismo, el caos económico, el descontento militar y las pugnas regionales arrastran a Libia a una guerra civil. Los diplomáticos extranjeros huyen del país norteafricano, la ONU ha evacuado su personal y los combates entre milicias yihadistas de Misrata y grupos opuestos de Zintan en el aeropuerto internacional de Trípoli siguen provocando muertos, heridos y destrucción. Este domingo pasado murieron al menos 39 personas y hubo 50 heridos en Bengazi, la gran ciudad del este libio. Según fuentes militares, los grupos yihadistas lanzaron un día antes una ofensiva terrorista contra el cuartel general de la unidad de fuerzas especiales del Ejército, en el centro de Bengasi.  “Libia está al borde de la implosión social, política y económica”, asegura un observador tunecino a Atalayar. El sábado pasado, 23 trabajadores egipcios murieron en Trípoli tras el impacto de una roqueta contra una casa en obras donde estaban trabajando.  “La situación en Libia es muy grave, es crítica. Estamos muy inquietos porque la violencia se ha apoderado  del país, el desgobierno es total”, señalan fuentes diplomáticas occidentales en Trípoli. Es la peor crisis que vive el país desde la muerte del dictador Muamar Gadafi en octubre de 2011. El caos libio amenaza a la región, sobre todo a  Túnez, Argelia y Egipto. “Cada día hay muertos. La seguridad se degrada cada vez más. La comunidad internacional tendría que tomar cartas en el asunto”, recalca nuestro interlocutor tunecino. Los yihadistas libios mantienen estrechas relaciones con grupos de otros países cercanos, a pesar de algunas discrepancias tácticas, estratégicas y políticas. Es por eso que las autoridades argelinas decidieron aumentar la vigilancia de los aviones libios que vuelan en su espacio aéreo, y de momento mantendrán un “servicio mínimo” en el Consulado General de Argelia en Trípoli, según informó el diario argelino ‘El Watan’. Argelia cerró su embajada en Trípoli; también lo hicieron otros países como Estados Unidos, Turquía, Italia, Alemania, Malta, Filipinas y varios países árabes. El Ministerio español de Asuntos Exteriores pidió a los ciudadanos españoles que viven en Libia que abandonen el país. Otros países como Francioa tomaron la misma decisión.  Washington cerró su embajada y evacuó a sus 150 empleados, que fueron conducidos y escoltados  por un centenar de marines y fuerzas especiales hasta la frontera con Túnez. El Gobierno carece de autoridad y ni siquiera controla todo el Ejército. La producción de hidrocarburos está medio estancada, aunque algunas plantas productoras han recuperado una relativa normalidad en las últimas semanas. Los representantes de la UE, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Liga Árabe intentaron encontrar una solución a la crisis libia el pasado 24 de julio, en Bruselas. Pidieron firmeza  a las autoridades libias y unidad a las fuerzas políticas para hacer frente al terrorismo y la violencia. 
 
Muchos muertos
Según fuentes del Gobierno, en las dos últimas semanas murieron  150 personas y más de 500 resultaron heridas en Libia. Los combates entre milicias opuestas  en el aeropuerto de Trípoli duran ya dos semanas. El 90% de las instalaciones aeroportuarias quedaron destruidas, según su director. Algunos paises árabes tienen una gran responsabilidad en lo que está pasando en Libia, y utilizan a este país en sus pugnas políticas y económicas. Las milicias islamistas de Misrata están dirigidas por el general Salah Badi y cuentan con el apoyo de Catar, mientras que los grupos anti-islamistas de Zintan, dirigidos por Mahmud Jibril, tienen el respaldo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Estados Unidos, que pugna por un mayor control de las riquezas petrolíferas en la región, no quiere perder su autoridad en Libia, pero tiene que competir con otras potencias desarrolladas y emergentes. El mundo bipolar de la ‘Guerra Fría’ entre Washington y  Moscú y el unipolar estadounidense acabó hace tiempo. Libia, que fue  hace unos años el gran productor de hidrocarburos en África, está al borde del abismo, y  Estados Unidos, la Unión Europea (UE), las potencias emergentes y los Estados del Golfo más relevantes vigilan de cerca lo que ocurre en este país, porque abandonarlo a su suerte sería negativo para sus intereses económicos y geoestratégicos y desestabilizaría la región del norte de África. Las tres grandes compañías petroleras occidentales, la francesa Total, la italiana ENI y la española Repsol, evacuaron a su personal por motivos de seguridad. Repsol lo hizo el pasado 20 de julio, según reveló el diario ‘The Wall Street Journal’, aunque la multinacional española no lo confirmó. En este contexto de caos, muerte y desolación, un empleado de una empresa petrolera de nacionalidad maltesa fue secuestrado en Trípoli hace unos días, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Malta. El secuestrado se llama Martín Gallia,  tiene 42 años y es un capitán retirado del Ejército maltés. A principios del mes de julio, tres ingenieros europeos, un italiano, un bosnio y un macedonio, que trabajaban para una empresa italiana, fueron secuestrados en la ciudad costera de Zuara, en el oeste de Libia. El ingeniero italiano sigue en manos de sus secuestradores y los otros dos ciudadanos europeos fueron liberados. 
 
Secuestro en Camerún
Por otra parte, en Camerún, milicianos de la secta yihadista Boko Haram secuestraron a la mujer del viceprimer ministro en un ataque perpetrado en la localidad de Kolofata, en el norte del país. Al menos tres personas  murieron  en este ataque terrorista, según informó el Gobierno a la agencia  EFE. “Unas doscientas personas han atacado la residencia del viceprimer ministro, Ahmadu Ali, en la madrugada de hoy. Los guardaespaldas han podido sacar al viceprimer ministro fuera de su residencia de Kolofata. Pero los asaltantes se llevaron desgraciadamente a su mujer”,  explicó el ministro de Comunicación de Camerún, Issa Chiroma Bakary. El viceprimer ministro, Ahmadu Ali, es conocido por ser uno de los principales negociadores en los secuestros que los terroristas perpetran en Camerún. En los últimos meses, la secta islamista ha intensificado sus ataques y secuestros en la zona norte del país. En esta misma zona fueron secuestrados tres religiosos extranjeros, dos italianos y un canadiense,  por Boko Haram, que los liberó el pasado 1 de junio. Según señaló recientemente el Gobierno camerunés, desde febrero Boko Haram ha reclutado a cerca de 200 jóvenes  de entre 15 y 19 años en Kolofata. Los enfrentamientos entre los terroristas y los soldados cameruneses son constantes y en los últimos días al menos 10 soldados murieron en un ataque atribuido a Boko Haram en la localidad de Bagaran, cerca de la frontera con Chad, según la radio estatal CRTV. Además, el Gobierno anunció este fin de semana las condenas dictadas contra 14 miembros de Boko Haram que, tras ser juzgados por un tribunal militar camerunés, cumplirán penas de entre 10 y 20 años de prisión. En lo que va de año, En Nigeria,  Boko Haram ha asesinado a cerca de 3.000 personas, y a más de 12.000 desde 2009, según los cálculos del Gobierno. Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales. En Túnez, ocho presuntos terroristas fueron detenidos este domingo pasado  en Sidi Buzid, durante una operación conjunta  de fuerzas policiales y militares, según informaron fuentes de los Ministerios de Defensa e Interior a  la agencia TAP. 

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