Las conversaciones sobre el conflicto sirio buscan un alto el fuego

Atalayar

Pie de foto: Una familia huye de un barrio azotado por la violencia en Siria. (Unicef)

Las conversaciones sobre el conflicto sirio comenzarán, previsiblemente, en Ginebra. El enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, aseguró en una rueda de prensa el pasado lunes que uno de los objetivos principales de estas conversaciones será negociar un alto el fuego para que las agencias humanitarias puedan asistir a millones de civiles que se encuentran en una grave crisis humanitaria.

El diálogo llamado Ginebra III (tras el fracaso en 2014 de Ginebra II), en principio tendría que haber comenzado el pasado lunes 25 de enero, pero las discrepancias sobre la lista de grupos opositores que debían sentarse en la mesa de negociaciones hizo que el inicio del proceso se trasladara al viernes.

Varios grupos de oposición sirios conformaron desde el exilio en Riad una coalición amplia para decidir a su representante en las negociaciones. Finalmente, Mohamed Alush, del grupo armado Jaish al islam (Ejército del Islam) fue nombrado jefe negociador.

La elección fue cuestionada en el seno de la oposición, pero también fue criticada por otros actores involucrados en el conflicto, como Rusia, que lleva a cabo ataques aéreos en apoyo a al Asad.

Según la hoja de ruta marcada en diciembre por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los representantes de ambos bandos analizarán un cese del fuego, la conformación de un gobierno de transición en los próximos seis meses y la celebración de elecciones en 18 meses.

La ONU calcula que unos 13,5 millones de sirios se encuentran en una situación desesperada. Y la incesante violencia dificulta el trabajo de los cooperantes: en las zonas más remotas hay unos 4,5 millones de personas que no tienen acceso a ningún tipo de ayuda.

Por eso, las agencias están pidiendo pausas para que llegue la ayuda humanitaria. En una conferencia de prensa en Ginebra, Yacoub El Hillo, el coordinador humanitario de la ONU para Siria, aseguró que la urgencia es inmensa. “El 67 por ciento de la población siria vive en la pobreza, donde los servicios son interrumpidos a diario, donde las escuelas son bombardeadas todos los días, donde no se están administrando vacunas. La gente se está marchando, pero no sólo por la inseguridad sino también por la ausencia de oportunidades, incluso de lugares donde la violencia no está a la orden del día. Eso supone un gran fracaso por parte de la comunidad internacional y deberíamos hacer algo al respecto”, dijo el coordinador.

Las agencias señalan que sólo quieren distribuir lo que consideran “las necesidades más básicas para sobrevivir”, como agua, alimentos, ropa de invierno y vacunas contra enfermedades infantiles.

Siria es probablemente el lugar del mundo más peligroso para ser un niño, señaló Hanna Singer, representante de UNICEF en Oriente Medio y el Norte de África. Explicó que hay niños que están siendo asesinados en los parques infantiles, en las aulas de los colegios. Los niveles de asistencia a la escuela se han precipitado y 50.000 maestros han sido asesinados o han huido del país. Además, advirtió que Siria podría perder a toda una generación de jóvenes: “Un síntoma es que el número de niños involucrados en la guerra está aumentando. Al principio del conflicto, muchos niños eran reclutados como cocineros o recaderos, pero ahora vemos a cada vez más niños más pequeños en primera línea, en puestos de control, llevando armas e incluso participando en los combates y las ejecuciones”, aseguró Singer.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó la escasez de medicamentos y un deterioro generalizado en los servicios. La mitad de los trabajadores de la salud han abandonado el país y el 60 por ciento de los hospitales han sido destruidos o cerrados.

La representante de la OMS en Siria, Elizabeth Hoff, aseguró que su principal problema es el acceso. “El acceso al trabajo para los trabajadores sanitarios, el acceso a los centros de salud para los pacientes y el acceso a los puestos de control. A menudo bajo una lluvia de bombas y tiroteos tienen que intentar llegar a estas instalaciones para ser atendidos”, señaló Hoff.

De cara a las conversaciones, Ginebra III, John Ging, director de operaciones para la Oficina de la ONU de Asuntos Humanitarios (OCHA), expresó su esperanza de que el conflicto sea resuelto en las próximas semanas.

“Lo que se está diciendo de que se trata de la mayor crisis humanitaria que afrontamos en el mundo hoy en día y por mucho tiempo no es exagerado. Se trata del coste humano, de vidas humanas. Nos encontramos en un momento de esperanza en esta oscuridad, en esta desesperación de la realidad, del horror que los sirios han sufrido durante demasiado tiempo”, dijo Ging.

La guerra en Siria, que se inició en 2011 tras la represión de una serie de manifestaciones pacíficas, ha dejado ya a más de 260.000 muertos y ha obligado a millones de personas a abandonar sus hogares.

Este mismo lunes murieron al menos 23 personas más, la mayoría combatientes del grupo rebelde islamista Ahrar al Sham, en un atentado con camión bomba en el norte de Alepo, anunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Esta ONG ha informado además que desde que comenzó 2016, 471 civiles entre ellos 127 niños, han muerto por bombardeos aéreos rusos; y que otros 211 civiles murieron por bombardeos aéreos perpetrados por el régimen de Bashar al-Assad.

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